De turbina eólica a gominola, el futuro de esta renovable son ositos comestibles
Ahora mismo, Europa y el resto de continentes están desplegando una enorme cantidad de equipo energético que trata de aprovechar los recursos renovables de la Tierra para convertirlo en energía limpia y sostenible. Lo gracioso es cuando te decimos que las alas de las turbinas eólica se pueden convertir en gominolas como forma de eliminar residuos.
Si bien en los últimos años la energía solar, comandada por los paneles y las granjas solares, es quien se ha llevado todos los reconocimiento y toda la atención verde. La realidad es que la energía eólica sigue siendo la reina de las energía sostenibles. Al menos aquí, en España.
La posibilidad de sacar energía día y noche (a diferencia de la solar) y a que ocupando mucho menos espacio podemos aprovechar mucha más energía, han hecho de la eólica el caballo ganador de las renovables. Una carrera en la que todos ganamos. Pese a todo, hay contras que tener en cuenta.
Cada molino está coronado por enormes palas que se sustituyen cada cierto tiempo, lo que significa que hay que eliminar una gran cantidad de equipos viejos. Y en los últimos años, los expertos han debatido si esa eliminación cumple los criterios de respeto al medio ambiente.
Sencillamente, lo que preocupa es si las palas de los aerogeneradores son reciclables. Si no lo son, tal vez el hecho de arrojar las palas a los vertederos anule en cierto modo la presunta sostenibilidad del sistema en primer lugar.
Estas palas suelen estar hechas de fibra de vidrio, un material realmente difícil de cortar, transportar y reutilizar en otras cosas.
Aunque algunos científicos han tenido éxito en el reciclaje de esta herramienta de captación de energía (para crear materia prima para la impresión en 3D), las estadísticas siguen mostrando que la mayoría de las veces estos artefactos se tiran a un vertedero.
Pero el lunes, científicos de la Universidad Estatal de Michigan publicaron una nueva forma de construir estas enormes palas: fibra de vidrio con polímeros tanto vegetales como sintéticos, es decir, largas cadenas de moléculas.
La mezcla se denomina resina compuesta, y su éxito radica en el hecho de que puede reciclarse mucho más fácilmente que la fibra de vidrio pura. Y, lo mejor, estas se pueden reciclar al final de su vida en gominolas. Sí, has leído bien.
Básicamente, la novedosa resina del equipo puede separarse en sus partes constituyentes una vez finalizada su función como estructura de turbina eólica. Esto significa que los trozos de fibra de vidrio, difíciles de manipular, pueden eliminarse.
Luego, la masa resultante puede refundirse en nuevos aerogeneradores, así como en una amplia variedad de otros materiales. Muy amplia. Solo depende de los componentes de la mezcla que se decida extraer y manipular.
Cuando los investigadores digirieron la resina en una solución alcalina, por ejemplo, obtuvieron una sustancia acrílica que puede utilizarse en la fabricación de ventanas y luces traseras de automóviles. Si se eleva la temperatura durante la digestión, se obtiene un polímero superabsorbente, al que se suele recurrir para fabricar pañales.
Esta resina también puede reencarnarse en encimeras domésticas cuando se funde con diversos minerales. Y el material disuelto también puede combinarse con plásticos, lo que da lugar a artículos más lujosos, como fundas para ordenadores portátiles y herramientas eléctricas.
«Recuperamos lactato de potasio de grado alimentario y lo utilizamos para hacer caramelos de goma, que me comí», explicó John Dorgan, ingeniero químico de la MSU Dorgan. Es decir, los investigadores llegaron a fabricar unos ositos de goma, como los de Haribo, y se los comieron. El futuro es ahora.
Fuente: computerhoy.com