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Crean una estrella de mar robótica que se autorrepara

Puede imitar las capacidades de camuflaje de los moluscos marinos

Científicos chinos crearon un robot con forma de estrella de mar que se deforma, mueve y cambia de color ante determinados estímulos térmicos o lumínicos. Además, la estrella de mar robótica se autorrepara si es cortada en pedazos, manteniendo intactas sus propiedades.

Un grupo de especialistas en ciencia de materiales de la Universidad del Sureste de China han desarrollado un material que logra imitar el camuflaje de los moluscos marinos, a partir del cual diseñaron un robot blando con forma de estrella de mar que es capaz de movilizarse, modificar su color y deformarse. Al mismo tiempo, cuando sus partes se dividen puede autoensamblarse y recuperar el 100% de sus funciones originales.

El camuflaje es una habilidad trascendente para muchas especies animales. Gracias a esta capacidad, pueden modificar su aspecto o su posición para armonizar con el entorno y pasar desapercibidas. Esto les permite evitar el ataque de un depredador o, por el contrario, poder conseguir alimento sin que una potencial presa tenga tiempo para escapar.

Precisamente los pulpos, las medusas y las estrellas de mar son capaces de camuflarse de forma natural, ya que pueden cambiar rápidamente sus colores o formas para que coincidan con el fondo sobre el cual se apoyan. Esta notable capacidad de los moluscos marinos es la que ha inspirado a los expertos asiáticos para desarrollar un material biomimético: a partir del mismo, crearon la sorprendente estrella de mar robótica.

La biomimética se propone aprender cómo la naturaleza ha sido capaz de producir soluciones eficaces, haciendo posible que los seres vivos se adapten a su entorno, sobrevivan y prosperen. En consecuencia, los materiales biomiméticos simulan las ideas más atractivas de la naturaleza, aprovechando estructuras o formas naturales para replicarlas en beneficio del ser humano.

Movimiento y cambio de color

En este caso, los científicos aplicaron en el robot en forma de estrella de mar un elastómero de cristal líquido, que puede cambiar de fase a diferentes temperaturas. Al calentarse, las moléculas de cristal líquido pierden el orden establecido, propiciando que una parte del material se contraiga. La contracción genera que el robot blando literalmente se “arrastre” y produzca otros sorprendentes movimientos.

Por ejemplo, cuando los especialistas aplicaron un tinte sensible al infrarrojo en la parte inferior de uno de los tentáculos del molusco robótico, la estrella de mar se movió lentamente sobre la superficie, empujada por el tentáculo que se contrae o se expande dependiendo del estímulo recibido.

Por si esto fuera poco, el robot es capaz de cambiar su color. Al integrar un reticulante en el material, cuando el mismo se calienta y recibe presión genera una división molecular. De acuerdo a una nota de prensa, esta separación deriva en que las moléculas de tinte previamente amarillento se vuelvan rojas, de la misma forma que el camuflaje natural de una estrella de mar.

Autorreparación

Finalmente, la estrella de mar robótica también demostró cualidades de autocuración e incluso de reciclaje. Cuando los investigadores cortaron un tentáculo, el mismo regresó a su estado previo luego que las partes se calentaron nuevamente. Pero lo más llamativo ocurrió cuando todo el robot fue cortado en pedazos: al ser moldeado nuevamente en forma de estrella de mar, el dispositivo se recuperó por completo y ninguna de sus propiedades quedó inutilizada.

Al parecer, la clave de esta capacidad de adaptación múltiple se sustenta en la integración del reticulante, que actúa como absorbente de luz y proporciona a la vez un enlace químico vital a la red elastomérica que caracteriza al nuevo material. Estos materiales blandos biomiméticos que pueden cambiar de forma y reaccionar al calor poseen amplias aplicaciones en el campo de la robótica, los sensores y el camuflaje artificial.

Fuente: levante-emv.com