Crea innovadora colombiana teclado vibratorio que permite a alguien sordo-ciego enviar y recibir mensajes por tacto
La capacidad de comunicación es un elemento fundamental en el desarrollo de las personas. Para 15 de cada 100.000, esta capacidad está severamente afectada debido a que la sordoceguera les priva de los dos sentidos más utilizados para establecer contacto con los otros y el mundo que les rodea, la vista y el oído. Para ellos, y junto a ellos, Jennifer Rodríguez está desarrollando un dispositivo, VBraille, un teclado que les permita enviar y recibir mensajes por vibración. Por sus esfuerzos, la joven colombiana ha sido elegida por MIT Technology Review en español como una de los ganadores de Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2017.
«El dispositivo está diseñado específicamente para usuarios que ya saben braille», explica Rodríguez. Consta de un teclado con seis botones, uno para cada una de las posiciones de dicho alfabeto. Al pulsarlas en distintas combinaciones se puede permiten componer cualquier letra o número. El aparato traduce el mensaje de la persona sordociega a texto escrito y lo envía por Bluetooth a un dispositivo de salida, de momento un ordenador portátil, donde su interlocutor puede visualizarlo. En el futuro, la joven espera poder compatibilizar el sistema con cualquier smartphone.
Pero más allá de emitir mensajes, la auténtica novedad radica en que el teclado también actúa como receptor y traductor de la respuesta del interlocutor. Gracias al software diseñado por Rodríguez, el teclado codifica el texto escrito recibido en vibraciones en código braille. Así la persona sordociega podrá interpretarlas a través del tacto.
«El diseño de tecnologías asistenciales centrado en el usuario no es 100% eficaz», lamenta la innovadora colombiana. Por mucho que los diseñadores intenten ponerse en la piel de las personas a las que intentan ayudar, las barreras de comunicación ambos complican muchísimo el proceso. Para superar esta barrera, Rodríguez ha optado por utilizar un enfoque de construcción social de la tecnología. «El usuario final es cocreador junto al diseñador o desarrollador, lo que ofrece una validación constante del desarrollo», afirma.
El nombre de VBraille (leído vibraille) fue escogido por la propia comunidad sordociega, jugando con la pronunciación inglesa de la ‘V’ inicial y la palabra ‘vibración’. Nació como proyecto de maestría, pero su buena acogida en la comunidad lo ha hecho avanzar más allá. El tercer prototipo del aparato es totalmente funcional, explica Rodríguez, y ahora sus planes se centran en desarrollar una app móvil para que la tecnología sea más portable, así como conectar con un ambiente virtual de aprendizaje y que las personas sordociegas lo puedan utilizar para suplir su discapacidad y favorecer su acceso a la educación.
Para el profesor en la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico (Perú) Francisco Sagasti, «a pesar de estar aún en una fase muy temprana, el proyecto es bastante prometedor». Este miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2017 lo define como una manera «interesante y creativa de establecer vías de comunicación con las personas con discapacidad visual y auditiva».
Fuente: technologyreview.es