CATL, el mayor fabricante de baterías para vehículos eléctricos del mundo, ha implementado robots humanoides a gran escala en su planta de producción de Zhongzhou. Es el principio del fin de la mano de obra industrial
En el centro de producción Zhongzhou de CATL —situada en la ciudad de Luoyang, en el centro de China— la línea de montaje ha dejado de ser dominio exclusivo de los trabajadores humanos. El mayor fabricante del mundo de baterías para vehículos eléctricos ha iniciado el despliegue masivo de robots humanoides. No es una prueba de concepto ni de un vídeo promocional: la compañía afirma que es la primera vez en la historia en la que robots humanoides se han desplegado a gran escala en una fábrica de forma permanente. Las máquinas construidas por la ‘startup’ Spirit AI ejecutan tareas complejas con la misma velocidad y destreza que los operarios humanos expertos, realizando tareas que antes sólo podían hacer los seres humanos.
Estos nuevos trabajadores —conocidos como Xiaomo (o Moz)— son ahora los encargados de conectar los enchufes de las baterías de alto voltaje en la fábrica de CATL. Es una labor manual que tradicionalmente ha sido un quebradero de cabeza en términos de seguridad, plagada de riesgos por chispas eléctricas y la exposición constante a cientos de voltios. El anuncio, hecho público este 18 de diciembre, confirma que los robots, alimentados por las propias baterías de CATL, han tomado el relevo en estas estaciones críticas, eliminando el peligro físico para las personas.
Entiende su entorno
Para navegar el caos ordenado de una fábrica real, los Xiaomo dependen de un modelo de inteligencia artificial denominado ‘Visión-Lenguaje-Acción’. Este sistema funciona como un cerebro sintético que unifica la visión para ‘ver’ el entorno, el lenguaje para procesar instrucciones de IA y la acción motora para ejecutar movimientos. Si un conector no está exactamente donde debería, el robot no se detiene; reconoce el cambio de posición y ajusta la posición de sus manos en tiempo real. Gracias a esta capacidad de adaptación, han logrado una tasa de éxito del 99 por ciento en sus tareas, trabajando sin pausas y triplicando la carga diaria que podría asumir un humano.
Su territorio natural dentro de la planta son las estaciones de final de línea y las pruebas de resistencia en corriente continua. Estas son las etapas finales y decisivas del proceso de manufactura, donde se conectan cables de prueba a los paquetes de baterías para verificar que funcionan correctamente antes de ser enviados. Al automatizar estos pasos, se eliminan las inconsistencias de calidad derivadas de la fatiga humana. «Moz ha transformado drásticamente esta situación», afirma la compañía.
El diseño de estos humanoides sigue una filosofía de operación flexible, describe CATL y SpiritAI. Lejos de la rigidez de los robots industriales antiguos, cuando Moz debe insertar o retirar mazos de cables flexibles, sus sensores ajustan dinámicamente la fuerza aplicada para asegurar una conexión fiable sin dañar los componentes delicados. «Moz se ha convertido en un miembro indispensable de nuestra línea de producción», apuntan. La máquina es capaz de detectar anomalías en el estado de los cables, alertar para reducir la tasa de defectos y cambiar proactivamente a un modo de inspección entre operaciones, manteniendo una estabilidad excepcional incluso cuando se producen múltiples modelos de baterías simultáneamente.
2026, el año del robot humanoide
Esta fiebre por la robótica humanoide se está extendiendo rápidamente por toda la industria automotriz china. Changan Automobile, por ejemplo, invirtió a finales de noviembre 225 millones de yuanes —unos 29 millones de euros— para adquirir la mitad de Changan Tianshu Intelligent Robotics, con planes de lanzar sus propios prototipos en 2026. Paralelamente, el fabricante de coches Xpeng presentó el mes pasado a Iron, un nuevo humanoide que puede moverse como un ser humano, con el ambicioso objetivo de vender un millón de unidades para 2030.
El sector parece haber encontrado en las fábricas de coches el hábitat ideal para estas máquinas. En marzo, UBTech desplegó sus robots Walker S1 en la planta de Zeekr en Ningbo, y AgiBot acordó en agosto instalar casi cien unidades de su modelo A2-W en las instalaciones de Fulin Precision. Incluso el gigante de los electrodomésticos Midea se ha sumado a la carrera con el MIRO U, un robot de seis brazos biomiméticos. Según Wei Chang, director tecnológico de Midea, «el valor central del MIRO U radica en ir más allá de la mera imitación formal para lograr un salto en la eficiencia operativa en escenarios industriales». Chang afirma que van a conseguir una mejora del 30 por ciento en la eficiencia de su planta en Wuxi.
Fuente: elconfidencial.com


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