Así funciona la IA de la UNAM para buscar niños desaparecidos en México
La UNAM ha desarrollado un proyecto pionero que utiliza inteligencia artificial para apoyar en los procesos de búsqueda y localización de menores desaparecidos
En México, la desaparición de menores de edad es una crisis alarmante: cada día se reportan 29 niñas, niños o adolescentes desaparecidos, de acuerdo con la Red de los Derechos de la Infancia en México. Hasta el 10 de junio de 2025, se han documentado más de 115 mil casos.
Frente a esta emergencia, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desarrollado un proyecto pionero que utiliza inteligencia artificial (IA) para apoyar en los procesos de búsqueda y localización de menores desaparecidos.
El proyecto, llamado “Regresa”, está a cargo de la doctora Ana Itzel Juárez Martín del Centro de Estudios Antropológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Este desarrollo tecnológico combina Antropología Física y Social con IA, permitiendo estimar cómo cambiaría el rostro de un menor desaparecido con el tiempo. Esto es crucial, ya que las fotografías utilizadas en los protocolos de búsqueda pueden volverse obsoletas rápidamente debido al crecimiento natural.
La herramienta cuenta con un algoritmo capaz de proyectar rostros en el futuro, estimando cómo se vería una persona desaparecida en cinco, diez o treinta años. También puede regresar en el tiempo, visualizando cómo lucía un adulto cuando era niño, lo cual es útil en casos de trata o sustracción infantil.
A diferencia de las aplicaciones comunes, este sistema no envejece la imagen sin más, sino que reproduce científicamente el desarrollo facial real, incluyendo cambios en cráneo, nariz, ojos, textura de piel y más.
El proyecto trabaja en dos niveles: uno biológico, que enseña al algoritmo el crecimiento natural del rostro, y otro poblacional, que identifica la variabilidad en los rostros mexicanos. Esto convierte a “Regresa” en una herramienta única, ya que ha sido entrenada específicamente con datos de la población mexicana, incluyendo rasgos como tipo de nariz, labios, ojos y cejas. Esta personalización lo distingue de cualquier otro software similar en el mundo.
Desde 2024, se ha conformado un banco de imágenes de rostros mexicanos, gracias a la participación voluntaria de 75 personas. Para formar parte del estudio, se debe acudir al Centro de Estudios Antropológicos, firmar un consentimiento, y entregar datos como peso, talla y fotografías desde la infancia hasta la adultez. Además, se desarrolló un protocolo de captura fotográfica forense, que asegura uniformidad en las imágenes recolectadas.
Una vez obtenida la información, el equipo enfrenta el reto de ingresar manualmente datos faciales, como la distancia entre los ojos o la forma de la boca, en hojas de cálculo. Luego, esos datos son procesados computacionalmente para crear modelos 3D del rostro, capaces de mostrar su evolución con el tiempo. Todo este trabajo busca que la IA tenga una base realista y confiable para hacer sus proyecciones faciales.
Fuente: mexico.as.com