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Una nueva tecnología restaura el sentido del tacto en los nervios dañados

Los investigadores han desarrollado un sensor que se puede implantar en cualquier parte del cuerpo, por ejemplo, debajo de la punta de un dedo amputado

La nueva e innovadora tecnología de la Universidad de Tel Aviv inspira esperanza entre las personas que han perdido el sentido del tacto en los nervios de una extremidad después de una amputación o lesión.

Y es que, la tecnología involucra un pequeño sensor que se implanta en el nervio de la extremidad lesionada, por ejemplo en el dedo y está conectado directamente a un nervio sano. Cada vez que la extremidad toca un objeto, el sensor se activa y conduce una corriente eléctrica al nervio en funcionamiento, que recrea la sensación del tacto.

Los investigadores enfatizan que se trata de una prueba probada y de una tecnología segura que se adapta al cuerpo humano y podría implantarse en cualquier lugar dentro de él una vez que se realicen los ensayos clínicos.

«Debe entenderse que esta pérdida de sensación puede ser el resultado de una amplia gama de lesiones, desde heridas leves, como alguien cortando una ensalada y cortándose accidentalmente con el cuchillo, hasta lesiones muy graves. Incluso si la herida se puede curar y el nervio lesionado se puede suturar, en muchos casos el sentido del tacto permanece dañado. Por eso, decidimos abordar este desafío juntos y encontrar una solución que devuelva la sensación táctil a aquellos que la han perdido», han comentado los investigadores.

El dispositivo se puede implantar en cualquier parte del cuerpo donde sea necesario restaurar la sensación táctil

En los últimos años, el campo de las prótesis neurales ha realizado avances prometedores para mejorar la vida de quienes han perdido la sensibilidad en sus extremidades mediante la implantación de sensores en lugar de los nervios dañados. Pero la tecnología existente tiene varios inconvenientes importantes, como la fabricación y uso complejos, así como la necesidad de una fuente de energía externa, como una batería.

Ahora, este grupo de investigadores ha utilizado tecnología de punta llamada nanogenerador triboeléctrico TENG para diseñar y probar en modelos animales un pequeño sensor que restaura la sensación táctil a través de una corriente eléctrica que proviene directamente de un nervio sano y no requiere un proceso de implantación o carga complejos.

Los investigadores desarrollaron un sensor que se puede implantar en un nervio dañado debajo de la punta del dedo; el sensor se conecta a otro nervio que funciona correctamente y restaura parte de la sensación táctil en el dedo. Este desarrollo único no requiere una intervención externa de energía como electricidad o baterías. Los investigadores explican que el sensor en realidad funciona con la fuerza de fricción: cada vez que el dispositivo detecta fricción, se carga a sí mismo.

Se puede implantar en cualquier parte del cuerpo

El dispositivo consta de dos placas diminutas de menos de medio centímetro de tamaño. Cuando estas placas entran en contacto entre sí, liberan una carga eléctrica que se transmite al nervio sano. Cuando el dedo lesionado toca algo, el toque libera la tensión correspondiente a la presión aplicada al dispositivo (tensión débil para un toque débil y tensión fuerte para un toque fuerte) como en un sentido normal del tacto.

Los investigadores explican que el dispositivo se puede implantar en cualquier parte del cuerpo donde sea necesario restaurar la sensación táctil y que en realidad pasa por alto los órganos sensoriales dañados.

Además, el dispositivo está hecho de material biocompatible que es seguro para su uso en humanos, no requiere mantenimiento, la implantación es simple y el dispositivo en sí no es visible externamente.

Así, después de probar el nuevo sensor en el laboratorio con más de medio millón de golpes con el dedo usando el dispositivo, los investigadores lo implantaron en los pies de los modelos animales.

Los animales caminaban normalmente, sin haber experimentado cualquier daño a sus nervios motores y las pruebas mostraron que el sensor les permitió responder a los estímulos sensoriales.

Fuente: consalud.es