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Una niña de 6 años, curada de un tumor cerebral agresivo mediante protones

Ahinara es la primera paciente pediátrica en España que recibe la terapia con éxito

A principios de noviembre del año pasado, Ahinara, de seis años, comenzó a vomitar. Sus padres pensaron que sería un virus estomacal y la llevaron a urgencias del hospital de Guayaquil, en Ecuador, donde vivían. Tras un primer reconocimiento, la pediatra decidió hacerle una resonancia magnética cerebral y ahí, inesperado, llegó el diagnóstico, como un mazazo: tumor cerebral, agresivo; había que operarla con urgencia para extirpárselo.

Aunque la cirugía salió bien y no le dejó secuelas de movilidad, el sarcoma cerebral de Ahinara, un tipo de cáncer muy poco frecuente en Europa, pero común en América Latina, requería más tratamiento. Así es que, después de mucho indagar, y justo al inicio de la pandemia de Covid, los padres de Ahinara decidieron cruzar el Atlántico para venir a tratar a la niña a España.

Aquí la pequeña se ha convertido en la primera paciente pediátrica que completa con éxito un tratamiento con terapia de protones en la recién inaugurada unidad de protonterapia de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), una de las dos únicas instalaciones que hay en nuestro país que ofrecen este tipo de radioterapia y entró en funcionamiento en abril.

“Optamos por la protonterapia porque queríamos curar a la niña, pero también reducir los riesgos derivados del tratamiento con radiación convencional a corto y largo plazo”, explica a La Vanguardia Elena Panizo, oncóloga pediátrica de la CUN.

La radioterapia tradicional provoca en los chavales pérdida de función cognitiva, alteraciones endocrinas, problemas de crecimiento o incluso cardiopatías precoces. “La protonterapia permite tratar áreas específicas sin apenas afectar al tejido sano circundante y eso en un cerebro sano en crecimiento es vital para su buen funcionamiento”, añade.

Esta radioterapia, en lugar de fotones para tratar el tumor, emplea protones de alta energía, unas partículas muy pesadas que se pueden dirigir de forma muy precisa a las células tumorales y evitar irradiación dispersa en órganos y tejidos vecinos. Está especialmente indicada para tumores de difícil acceso o próximos a estructuras vitales, como los del sistema nervioso central. Aunque la indicación más clara es en cáncer pediátrico.

“Es crucial la calidad de vida de los niños supervivientes de un cáncer -explica Panizo-. Necesitamos tratamientos curativos pero que reduzcan a la mínima expresión las secuelas”.

Ahinara recibió 30 sesiones de protonterapia de menos de un minuto a diario, para las que había que dormirla. Ahora descansará unas semanas y a continuación se someterá en Pamplona a unas cuantas sesiones de quimioterapia más. Y si todo sigue yendo igual de bien, a final de año podrá regresar a Ecuador, curada.

“Es un ejemplo de que la protonterapia es una técnica eficaz, segura y beneficiosa”, asegura Felipe Calvo, codirector del departamento de oncología radioterápica de la CUN.

Hasta el momento, los pacientes españoles que requerían protonterapia eran derivados a centros en Alemania y Suiza, sobre todo, con un coste medio aproximado de tratamiento de 30.000 euros según la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), que sufragaba la Seguridad Social. A eso había que sumar los gastos de desplazamiento y alojamiento durante el tiempo que duraba la terapia, alrededor de mes y medio, que iban a cargo de la familia. Ahora algunos de esos pacientes ya se empiezan a tratar en Madrid. En CUN, en las 10 semanas que llevan en marcha, cuentan con una treintena de pacientes, 8 de los cuales son pediátricos, procedentes de diferentes comunidades autónomas, y derivados desde la sanidad pública

Para Calvo, la protonterapia, por su elevada precisión acabará substituyendo a la radioterapia convencional. “Cuando se logre miniaturizar el equipamiento para que quepa en salas de hospitales y se abarate el coste, esta tecnología despegará”.

Fuente: lavanguardia.com