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Una mutación protege al virus de la gripe de la acción de los anticuerpos

La alteración, presente de forma generalizada en el subtipo H3N2, reduce la replicación del patógeno, pero le confiere protección ante el sistema inmunitario

Durante la temporada 2014-2015, el subtipo H3N2 del virus de la gripe adquirió una nueva mutación en la secuencia de la proteína neuraminidasa, localizada en la envoltura del virus y responsable de separar, y liberar, los viriones recién sintetizados de la célula infectada. Dicha alteración permite la unión de moléculas de azúcar, conocidas como glicanos, en el aminoácido 245 de la proteína. Pero, ¿cómo afecta ello a la capacidad de infección y propagación del virus?

Para resolver esta cuestión, Harrison Powell y Andrew Pekosz de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins estudiaron el ciclo vital de la cepa mutada en cultivos de células del epitelio nasal humano.

De acuerdo con los resultados publicados por la revista PLOS Pathogens, la habilidad del virus para entrar e infectar las células permaneció inalterada. Sin embargo, la velocidad de replicación, es decir la producción de nuevas partículas víricas, sí disminuyó en presencia de la mutación. Asimismo, esta también afectó la actividad enzimática de la neuraminidasa. En concreto, redujo la capacidad de la proteína para eliminar el moco del tejido epitelial. Para los científicos, ello explicaría por qué la nueva cepa presenta una tasa de reproducción menor; ya que esta función de la neuraminidasa permite al virus desplazarse libremente, sin quedar atrapado en la mucosa de las vías respiratorias, e infectar nuevas células.

No obstante, la mutación confiere al patógeno una importante ventaja: evita la unión de anticuerpos neutralizantes a la neuraminidasa, tal y como demostraron experimentos realizados con anticuerpos específicos, así como suero de pacientes que superaron la infección por el virus H3N2, entre 2014 y 2016. En otras palabras, la nueva cepa puede sortear la protección que ofrecen los anticuerpos producidos por los linfocitos B, durante contagios anteriores del patógeno o bien en respuesta a la vacunación.

Para Powell y Pekosz, ello compensa la desventaja que supone, para el microrganismo, la inhibición parcial de la neuraminidasa causada por la mutación. Asimismo, señalan que el hallazgo evidencia la necesidad de diseñar estrategias que actúen sobre distintos puntos del virus, para evitar que una sola alteración confiera resistencia al patógeno.

En todo el mundo, cada año, el virus de la gripe ocasiona alrededor de 650.000 fallecimientos. En la actualidad, la mayoría de cepas de tipo H3N2 portan la mutación en el aminoácido 245 de la neuraminidasa. Por consiguiente, los autores plantean proseguir con su investigación con el objeto de dilucidar el modo en que esta modifica al curso y gravedad de la gripe, así como la aparición de nuevas mutaciones adaptativas. Estas últimas resultan muy frecuentes y dificultan la obtención de una vacuna universal eficaz.

Fuente: investigacionyciencia.es