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Un nuevo descubrimiento podría cambiar el panorama de la terapia autoinmune

Investigadores de la Universidad Emory (Estados Unidos) han descubierto una familia de enzimas que actúan para reducir las patologías mediadas por IgG en enfermedades como la miastenia gravis; los hallazgos, realizados en modelos de ratón, muestran que una enzima específica (una endoglicosidasa llamada CU43) fue particularmente eficaz en el tratamiento de aquellas enfermedades causadas por anticuerpos hiperactivos.

Cabe recordar que la miastenia gravis (MG) es un trastorno autoinmune crónico en el que los anticuerpos bloquean la comunicación entre los nervios y los músculos, lo que provoca debilidad de los músculos esqueléticos. Puede provocar visión doble, dificultad para tragar y, en ocasiones, graves dificultades respiratorias, entre otros síntomas.

Muchas enfermedades autoinmunes, como la MG, así como una variedad de otras enfermedades humanas, son resultado de la incapacidad de regular la actividad de los anticuerpos IgG; en conjunto, estas enfermedades se conocen como patologías mediadas por IgG. “Los anticuerpos humanos, aunque son de vital importancia para generar una respuesta inmunitaria a los patógenos y combatir las enfermedades, a veces son ellos mismos los que provocan enfermedades, incluidas las enfermedades autoinmunes”, expone Eric Sundberg, investigador principal del estudio e investigador de bioquímica en la Facultad de Medicina de la Universidad Emory.

“Las enzimas que descubrimos pueden modificar los anticuerpos de tal manera que ya no provoquen enfermedades”, señala el investigador, que ha publicado su estudio en ‘Cell’. La enzima recién descubierta se utilizó para tratar una serie de patologías mediadas por IgG en ratones y se demostró que era extremadamente eficaz.

En comparación con los medicamentos que se encuentran actualmente en el mercado para tratar la MG, se descubrió que la nueva enzima era mucho más eficaz para reducir los síntomas y en una dosis mucho menor (se necesitaba 4000 veces menos enzima para crear el mismo efecto biológico). Para los pacientes, una dosis más baja y más eficaz podría significar menos efectos secundarios y diferentes opciones para la forma de administrar el medicamento.

“La potencia de esta enzima es bastante notable en comparación con los tratamientos actuales para las enfermedades autoinmunes y, por lo tanto, justifica que se considere su desarrollo para el tratamiento de esta importante clase de enfermedades”, desvela el doctor Jeffrey Ravetch, colaborador y coautor del artículo e inmunólogo de la Universidad Rockefeller (Estados Unidos).

“Esperamos aprovechar estos prometedores resultados en ratones para pasar rápidamente esta enzima a ensayos clínicos en humanos”, cuenta Sundberg, que también preside el Departamento de Bioquímica de Emory. “Podría utilizarse para tratar una amplia gama de enfermedades autoinmunes y otras patologías mediadas por IgG”, concluye.

Fuente: infosalus.com

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