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Trastorno bipolar: ‘Apreté la alarma de incendios y provoqué la evacuación de un aeropuerto’

La modelo Rosie Viva fue diagnosticada con desorden bipolar a los 22 años, después de provocar la evacuación de todos los pasajeros en la sala de espera del aeropuerto de Stansted, en el norte de Londres.

Rosie no había dormido en toda la noche. Estaba emocionada de volar a Croacia para reunirse con sus padres en unas vacaciones. Había tenido problemas con el sueño desde el reciente rompimiento con su novio. A pesar de eso, se sentía curiosamente eufórica.

A la 01:00 decidió salir a correr por las calles de Londres. Llegada la mañana, todavía sin dormir, se dirigió al aeropuerto creyendo que estaba en un sueño.

Besó a un extraño en un café, robó artículos en tiendas y convidó a desayunar a todos los que estaban en un restaurante McDonald’s.

«Estaba realmente convencida de que «esto no es la vida real'», describió Rosie a BBC Access All, un podcast que aborda temas de salud.

Se sentía hiperalerta. Su visión y oído estaban más agudos que nunca y el latido de su corazón era tan fuerte que «sonaba como el final de un concierto».

Una vez en el aeropuerto de Stansted, Rosie empezó cuestionar lo que le estaba pasando y tuvo un súbito impulso de llamar a su mamá.

«Cuando ella contestó, la ilusión se rompió», dice Rosie. «Me di cuenta de que era la vida real y que había llegado a un punto de quiebre. Tuve una enorme sensación de pánico».

Rosie miró a su alrededor y vio un hueco en la pared y se fue corriendo hacia este.

«Salté por encima de la zona de recolección de equipaje. Había una alarma de incendios a la izquierda y me acuerdo de golpearla con la mano».

«Todo lo que recuerdo es escuchar las alarmas y ver policías corriendo en mi dirección».

Los policías alcanzaron a Rosie a medida que el resto del aeropuerto se evacuaba. Pronto se dieron cuenta de que necesitaba ir a un hospital y que estaba alucinando.

Aunque la presencia de la policía pudo haber sido inquietante, Rosie afirma que «recuerdo un extraño momento de alivio por estar recibiendo ayuda».

Rosie no se había estado sintiendo bien durante mucho tiempo y sus reacciones a los eventos siempre parecían más «extremos» comparadas con las de sus amistades.

«Si algo realmente insignificante me molestaba, sufría tres semanas de depresión que simplemente no tenían sentido», cuenta. En otras ocasiones no pudo ir a trabajar «porque un chico me hizo ‘ghosting'» (la ignoró), pero no sabía por qué reaccionaba así cuando los otras personas no.

Había consultado con su médico varias veces pero no sabía cómo articular lo que estaba experimentando y el apoyo que recibía no necesariamente le ayudaba.

El rompimiento con su novio había sido una de las primeras señales de que algo estaba seriamente mal. En lugar de sentirse devastada, Rosie estaba jubilosa y llena de energía. Sus amistades presumieron que debía estar tratando de esconder su tristeza.

Luego, su lenguaje y pensamientos se volvieron -para usar sus palabras- «súper espirituales y religiosos».

«Mis padres perdieron un hijo por leucemia cuando tenía 7 años y yo empecé a compartir en línea que me sentía como si fuera su reencarnación».

Eso se convertiría después en un importante indicador de que Rosie estaba en un estado de manía. Combinado con una falta de sueño, Rosie experimentaba una psicosis en la que veía y oía cosas que no existían.

Diagnóstico

Después del incidente en Stansted, una ambulancia llevó a Rosie a urgencias, donde permaneció 24 horas. Su hermana mayor la acompañó y su madre tomó un vuelo de regreso de Croacia.

«Tuve momentos en los que entendía lo que estaba pasando», relata Rosie. «Pero luego decía cosas como ‘¿está bien si me voy de vacaciones?'»

Le encontraron una cama en un pabellón psiquiátrico y fue ingresada bajo el Acta de Salud Mental, para garantizar que estuviera segura y recibiera el tratamiento adecuado. Permanecería como paciente interna durante tres meses.

«Tengo momentos en los que recuerdo partes de eso», dice. «Básicamente, no dormí por otros dos meses. Ese nivel de psicosis fue extraño porque ni siquiera reconocí a mis padres durante unas dos semanas».

«No puedo verbalizar cómo me sentí, el estar encerrada en un cuarto por la manera en que tu mente piensa».

Tras un par de días en el pabellón, Rosie fue diagnosticada con desorden bipolar tipo 1.

Ella dice que pasaron unas seis semanas antes de que su nuevo fármaco antipsicótico empezara a tener efecto y para entender lo que significaba el diagnóstico.

Medicamentos, ejercicio y dieta

De acuerdo a Mental Health UK, una organización benéfica de apoyo en Reino Unido, el desorden bipolar tipo 1 se caracteriza por al menos un episodio de euforia extrema, conocido como manía, que dura más de una semana. Las personas afectadas también pueden sentir depresión entre períodos eufóricos.

Rosie también tiene ciclotimia y sufre altibajos de humor que pueden ocurrir en cuestión de horas.

Es una enfermedad que dura toda la vida que puede ser manejada con varios tratamientos, incluyendo los fármacos.

«No hay un manual de instrucciones», señala Rosie diciendo que lo maneja tan bien como puede. «Honestamente, tomo mis medicamentos religiosamente y he llegado a aceptar que eso es lo que quiero hacer por el resto de mi vida».

«Si algo me molesta ahora y me da un bajón, no diría que mi medicación va a curar la depresión, sólo me hace sentir más racional».

Después de haber sido dada de alta del hospital, a Rosie también le ofrecieron tres años de soporte como paciente externa a través del Servicio Nacional de Salud (NHS), para desarrollar un plan de tratamiento basado en dieta y ejercicio.

Rosie encuentra que se «fortalece» cuando se alimenta bien, bebe poco alcohol y tiene una buena rutina de sueño. Correr también se ha convertido en un «lugar de bienestar», que le permite deshacerse de la energía acumulada, todo lo contrario a lo que le ocurre con ejercicios de relajamiento, como el yoga.

Salir a caminar «sin mi teléfono y escuchar los sonidos del mundo» también se ha convertido en una actividad clave para encontrar perspectiva durante momentos difíciles.

Hizo un filme sobre su experiencia titulado «Modelaje, manía y yo» (Modelling, Mania and Me) para el canal británico Channel 4, que ofrece un vistazo crudo de su vida con desorden bipolar.

«Fue un desahogo como ningún otro», afirma. «Me sentí como si estuviera hablando con un terapeuta o una amiga».

Han pasado cuatro años desde el incidente en el aeropuerto de Stansted y Rosie ha aprendido a vivir con la condición de la mano con su carrera como modelo para grandes marcas de moda como Gucci e Yves Saint Laurent.

«Sigo siendo una persona de 27 años normal que piensa ‘¿cómo voy a lidiar con esto y todo lo demás?’. No se vuelve más fácil, es tu mentalidad la que mejora».

Fuente: BBC