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Qué es el síndrome del impostor y por qué 70% de las personas lo padecen, revela la UNAM

¿Alguna vez has sentido que tus logros, metas alcanzadas o grados académicos que has obtenido son por pura suerte o casualidad? Esta entrada puede interesarte mucho más de lo que piensas.

El síndrome del impostor: una lucha silenciosa que afecta a muchos

En algún momento de su vida, más del 70% de la población mundial ha experimentado el síndrome del impostor. Esto significa que siete de cada diez personas han creído que sus logros son simplemente cuestión de suerte o resultado de la ayuda de otros, en lugar de su propio esfuerzo, habilidad, talento o creatividad. Así lo explica Laura Barrientos Nicolás, de la Facultad de Medicina (FM). Famosos como Emma Watson, Michelle Obama, Howard Schultz (fundador de Starbucks) y Neil Armstrong han lidiado con este fenómeno psicológico.

Un síndrome que no discrimina

Descubierto en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, inicialmente en mujeres, se ha descubierto que también afecta a los hombres.

Según Barrientos Nicolás, el síndrome del impostor es una creencia irracional que socava la confianza en uno mismo. A pesar de tener evidencias tangibles de sus logros, como diplomas y trofeos, las personas afectadas no creen tener mérito alguno.

Estas personas viven con el temor constante de ser «descubiertas» como fraudes, lo que genera culpa e inseguridad. El estrés asociado puede llevar a ansiedad, depresión y tristeza, afectando su desempeño laboral, académico y profesional.

La lucha interna que pocos externan

La incapacidad para reconocer sus logros impide a estas personas disfrutar de sus éxitos. Los perfeccionistas, en particular, pueden sentirse paralizados por la ansiedad y experimentar nerviosismo y dificultades para tomar decisiones asertivas. La insatisfacción permanente y el pesimismo defensivo son comunes, haciendo que se preparen mentalmente para el fracaso como una forma de protección.

¿Es un fenómeno multifactorial?

El síndrome del impostor no tiene una causa específica. Su origen es multifactorial, incluyendo factores biológicos, psicológicos y sociales. Comparaciones durante la infancia y percepciones erróneas sobre el éxito y el fracaso pueden contribuir a su desarrollo.

Cuando el síndrome del impostor causa problemas significativos, es importante buscar apoyo psicológico, preferiblemente de tipo cognitivo-conductual, para identificar y corregir estas creencias erróneas.

¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es una condición que hace que las personas crean que sus éxitos se deben a la suerte o a la ayuda de otros, en lugar de a su propio esfuerzo y habilidades. Esto provoca una falta de confianza en sí mismas, incluso cuando tienen evidencias tangibles de sus logros, como títulos académicos o trofeos. Las personas afectadas por este síndrome temen ser descubiertas como «fraudes».

Síntomas del síndrome del impostor

Algunos de los síntomas comunes del síndrome del impostor incluyen:

Falta de confianza en uno mismo, inseguridad, depresión, tristeza, trastornos emocionales que afectan el desempeño laboral, incapacidad de reconocer los propios logros, ansiedad por hacer las cosas perfectamente, nerviosismo y sentirse insuficiente, creyendo que siempre se podría haber hecho mejor

Entender y reconocer estos síntomas puede ser el primer paso para enfrentar y superar el síndrome del impostor.

¿Quiénes están en riesgo?

Este síndrome es más común en personas con problemas afectivos, como depresión y ansiedad generalizada, y en aquellos con trastornos por déficit de atención e hiperactividad. Si la terapia psicológica no es suficiente, Barrientos Nicolás recomienda consultar a un psiquiatra.

El síndrome del impostor afecta al 70% de las personas en todo el mundo, incluyendo a figuras reconocidas como Emma Watson, Michelle Obama y Neil Armstrong. Según la UNAM, este síndrome fue identificado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes. Desde entonces, se ha observado que muchas personas, a pesar de sus logros, no se sienten satisfechas con ellos. Neil Armstrong, por ejemplo, no se consideraba merecedor de sus logros, a pesar de ser el primer hombre en pisar la luna.

Fuente: ensedeciencia.com