¿Qué es el síndrome del impostor?, te contamos todo lo que necesitas saber
El mundo moderno se caracteriza por ser altamente competitivo y demandante; esto hace que las personas estén expuestas a grandes cuotas de estrés, afectando su bienestar psicológico. Por tanto, no es poco frecuente que las personas sientan que no son lo suficientemente buenas, competentes o capaces de hacer frente a las situaciones desafiantes que se le pudiesen presentar; es lo que se conoce como síndrome del impostor.
El síndrome del impostor es definido como un trastorno psicológico a partir del cual las personas son incapaces de reconocer su éxito, pues se perciben como un fraude ante la sociedad; es pocas palabras, las personas que sufren de este padecimiento piensan que todos sus logros los han alcanzado fingiendo algo que no son realmente, pues dudan de sus propias capacidades.
Asimismo, este trastorno está sujeto a un alto nivel de tensión emocional, pues quienes lo padecen creen que, en algún momento, alguien descubrirá que no son tan capaces como aparentan; es decir, los atraparan fingiendo. Veamos en profundidad de que se trata el síndrome del impostor.
¿Qué es el síndrome del impostor?
Tal como se comentó anteriormente, el síndrome del impostor es un trastorno psicológico en el que las personas no se sienten lo suficientemente competentes para lograr cualquier objetivo. En este sentido, estas personas son incapaces de reconocer sus logros, achacándoselos a factores externos, como la suerte o el destino, por lo que se ven a sí mismas como un fraude ante los demás, como si su éxito no fuese realmente merecido.
Este trastorno puede presentarse de varias maneras; una forma leve implica sentimientos de inseguridad al enfrentar situaciones novedosas, como empezar en un nuevo puesto de trabajo. Por su parte, en su forma más grave, las personas creen que sus logros se deben a la suerte o a otros factores externos, en detrimento de las capacidades propias. De esta manera, se caracteriza por la presencia de dudas respecto a las propias cualidades, miedo al fracaso y pesimismo, a pesar de una importante historia de éxitos.
En líneas generales, estas personas creen que no merecen el éxito y les preocupa que los demás descubran que no son tan competentes como lo parecen, ya que consideran que los demás los sobreestiman injustificadamente. De allí se derivan importantes dudas sobre sus capacidades, preocupación y temor.
En resumen, el síndrome del impostor se trata de vivir con el temor constante de que en algún momento alguien descubra que se es tan competente como se aparenta ser, ya que, desde la perspectiva de estas personas, el éxito personal, en lugar de ser un mérito propio, es producto del azar.
Este es el origen del síndrome del impostor
El síndrome del impostor es un concepto propuesto por Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes, quienes son especialistas en Psicología Clínica. Específicamente, el término fue acuñado en 1978 tras investigaciones respecto a temores irracionales en torno al éxito personal.
En esa época, Clance trabajaba en una universidad para mujeres y descubrió que muchas de las estudiantes se preocupaban de forma irracional por sentirse como unas impostoras, al no merecer los éxitos que habían alcanzado; esto a pesar de todas las evidencias objetivas que demostraban que eran competentes. Por tanto, las primeras investigaciones sobre el tema se centraron en la prevalencia de este síndrome en las mujeres de alto rendimiento.
Sin embargo, tras ampliar la línea de investigación, se descubrió que el síndrome del impostor es frecuente tanto en hombres como en mujeres, casi en las mismas proporciones. Asimismo, se observó que este trastorno puede tomar varios matices y manifestarse de forma distinta; esto depende de los antecedentes personales de cada quien, sus cualidades personales y las circunstancias particulares que deben afrontar.
Adicionalmente, algo que llamó la atención de las investigadoras es que este síndrome suele ser más frecuente entre los estudiantes de alto rendimiento y los grupos minoritarios, como en los afroamericanos. Por tanto, se plantea que pertenecer a una minoría puede hacer más probable que las personas empiecen a cuestionar sus éxitos ya que perciben que estos se deben a que los han favorecido por ser parte de un grupo minoritario; es lo que se conoce como discriminación positiva.
En virtud de ello, se propone que las personas que pertenecen a alguna minoría, como los afroamericanos, son más propensas a sufrir del síndrome del impostor pues suelen sospechar que sus méritos son el resultado de acciones afirmativas, es decir, un trato preferencial por pertenecer a un grupo históricamente desfavorecido, lo que potencialmente puede hacerles sentir como un fraude.
¿Cuáles son las características de este síndrome?
Hasta el momento, el síndrome del impostor no se contempla en los manuales diagnósticos de trastornos mentales; más bien, se entiende como una respuesta a determinados estímulos y situaciones. Adicionalmente, a pesar de que en un momento se pensó que este síndrome formaba parte de un rasgo de la personalidad, en la actualidad se define como una respuesta ante situaciones que producen sentimientos y emociones asociadas a no merecer lo que se posee.
De esta manera, las respuestas características asociadas al síndrome del impostor pueden variar según cada persona y en función de las situaciones particulares; además, algunas personas son más vulnerables que otras a desarrollar este síndrome. Sin embargo, es posible identificar algunos patrones comunes.
Algunos indicadores frecuentes del síndrome del impostor son el miedo al fracaso, la desvalorización propia, la incapacidad para aceptar elogios, perfeccionismo, las autoexigencias excesivamente estrictas y la incapacidad de reconocer su aporte en los logros alcanzados.
Asimismo, algunos pensamientos habituales suelen ser: “No puedo equivocarme”, “Soy un fraude”, “Solo lo logré porque tuve suerte”, entre otros. Todo esto suele ser acompañado por ansiedad, depresión y estrés.
A modo de resumen, el síndrome del impostor se corresponde con un trastorno psicológico en el que las personas no se creen capaces de alcanzar sus metas; de esto resulta una incapacidad para reconocer su responsabilidad en la consecución del éxito, ya que se asume que este se debe a otros factores, tal como la suerte. Así, las personas que sufren de este síntoma, se ven como un fraude ante el resto, por lo que consideran que sus logros no son realmente merecidos.
Estas son las causas del síndrome del impostor
Como en casi todos los problemas psicológicos, no es posible identificar una causa única del síndrome del impostor; sin embargo, se han observado patrones comunes entre las personas que sufren de este trastorno. En primer lugar, se plantea que las experiencias durante la infancia, especialmente en el núcleo familiar, pueden predisponer a las personas a sufrir del síndrome del impostor.
En este sentido, resaltan las comparaciones con otros niños, especialmente con los hermanos, la presión de los padres en torno al desempeño escolar, las actitudes excesivamente críticas por parte de los cuidadores, el éxito de los padres o la percepción de que no se encaja en el grupo familiar, entre otros.
Adicionalmente, tal como se comentó anteriormente, el pertenecer a una minoría o a un grupo históricamente marginado por la sociedad, representa un factor de riesgo para el desarrollo del síndrome del impostor. En este caso, las personas creen que no son merecedoras de su éxito sino que se les fue otorgado como una especie de compensación por pertenecer a un grupo minoritario.
En la misma línea, los estereotipos pueden predisponer a las personas a sufrir de este síndrome; de esta manera, las personas interiorizan prejuicios sobre si mismos que les impiden darse cuenta de sus aportes en torno al logro de sus metas personales y se ven incapaces de alcanzar el éxito por sí mismas; esto hace que cualquier logro sea visto como producto del destino en lugar de percibirse como el resultado del esfuerzo propio, la confianza y la perseverancia.
Otros elementos a considerar son la baja autoestima, falta de seguridad y confianza en sí mismos y la inseguridad provocada por opiniones extremadamente críticas de personas importantes, como los amigos y los compañeros del trabajo. Esto hace que las personas empiecen a ser demasiado exigentes consigo mismas, planteándose objetivos prácticamente imposibles de alcanzar.
Finalmente, es importante tener en cuenta que el síndrome del impostor no tiene por qué ser algo con lo que las personas se vean obligadas a lidiar por el resto de sus vidas; en este sentido, lo más recomendable para cualquier persona que experimente algún malestar como este o similar, es acudir a un especialista; la idea es lograr la mayor cantidad de bienestar psicológico posible.
Fuente: tekcrispy.com