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Por qué el fin de año deprime a algunas personas… qué dice la bioquímica cerebral

El invierno afecta el estado de ánimo de algunas personas, para quienes la temporada navideña es un tormento más que una ansiada época de fiestas. Según datos de la Secretaría de Salud, 10 por ciento de la población padece depresión invernal o trastorno afectivo estacional, la cual se presenta a partir de los 13 años en un hombre por cada dos mujeres; antes de esa etapa la prevalencia es uno a uno.

La explicación bioquímica de lo que sucede en el cerebro es que durante los meses de invierno disminuye la intensidad de luz solar, y con ello la producción de serotonina, neurotransmisor que tiene muchas funciones en el organismo, como regular el ciclo de sueño, la conducta sexual y alimentaria, participa en la dilatación o contracción de los vasos sanguíneos e interviene directamente en el estado de ánimo.

Ahora bien, la menor cantidad de luz en los días de invierno también afecta la producción de la melatonina, hormona que regula los ciclos de actividad, de manera que su ausencia propicia insomnio y menos ganas de realizar actividades.

Particularmente, el paciente con diabetes experimenta un deterioro neuronal por el mal control de glucosa en el organismo. La doctora Ixchel Herrera Guzmán, investigadora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, explica que la sangre es la encargada de transportar los neurotransmisores que pasan información de una neurona a otra a través de un proceso de comunicación neuronal denominado sinapsis.

“Al tener un exceso o falta de glucosa en las venas, el sistema nervioso experimenta un desbalance y causa daños en el cerebro, de manera que el afectado puede experimentar distintos deterioros a nivel cognitivo que derivan en depresión y alteraciones de la memoria, lo que posibilita la afectación en la toma de decisiones y en las actividades de la vida diaria del paciente”.

La especialista de la UMSNH subraya que el estado psicológico influye de manera directa en el estado emocional de la persona con el padecimiento, y especialmente si tiene diabetes.

Por otra parte, la incidencia de consulta y de casos nuevos de depresión aumenta tres veces en época de invierno, asegura el doctor Óscar Galicia Castillo, académico del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana (UIA), y destaca que el número de suicidios suele incrementarse en el periodo invernal.

El psicólogo señala que hay quienes aun padeciendo depresión invernal agregan circunstancias emocionales que suelen ser típicas del fin de año, como el cierre de un ciclo, por ejemplo, lo que implica un recuento de todo lo que se hizo o se dejó de hacer.

“El resumen puede convertirse en un acto doloroso si no se cumplieron las expectativas planteadas a principio del ciclo”, deja en claro el jefe de Procesos Básicos del Laboratorio de Neurociencias de la UIA.

Este tipo de situación de puede influir en el desarrollo de un trastorno emocional, sobre todo si el individuo que la sufre está predispuesto a este tipo de padecimientos, o es susceptible a la ansiedad.

Otro factor que incide en el desarrollo de depresión al cierre del año es la soledad. Es una época para interactuar socialmente, con la familia y con los amigos. Sin embargo, existen muchas personas que carecen de vínculos fuertes con sus familiares, que provienen de entornos caóticos y disfuncionales, y terminan aislados, especifica el doctor Galicia Castillo.

“Si la soledad se combina con ciertos factores de personalidad, que tienen relación con la interpretación pesimista y depresiva del mundo, pues entras en una preciosa depresión de fin de año. Existen muchas personas que prefieren convivir en entornos tóxicos, pues lo prefieren a permanecer en soledad, pese a que ello afecte su bienestar emocional”.

Si bien la depresión es una situación que debe atenderla un profesional, a la soledad se puede hacer frente aceptándola, expone Galicia Castillo. “Se puede disfrutar la Navidad o el Año Nuevo en soledad, realmente se puede. Hay que ser consciente de que ello no te hace menos valioso, ni menos querido. La clave está en comprender que la felicidad no depende de los otros, de su aprecio, o de cuán relevante se es socialmente”. (Agencia ID)