Los hombres transgénero conservan la función ovárica después de un año de terapia con testosterona
Los hombres transgénero conservan su potencial de fertilidad incluso después de un año de tratamiento con la hormona masculina testosterona, según revela un estudio que se presentará este sábado en ENDO 2019, la reunión anual de la Sociedad Endocrina estadounidense que se celebra en Nueva Orleans, Luisiana, Estados Unidos.
«Nuestra investigación muestra por primera vez que después de un año de tratamiento con testosterona, la función ovárica se conserva en un grado que puede permitir la reproducción», afirma la investigadora principal del estudio, Yona Greenman, subdirectora del Instituto de Endocrinología y Metabolismo en Centro Médico Tel Aviv-Sourasky en Tel Aviv, Israel. «Esta información es importante para los hombres transgénero y sus parejas que desean tener sus propios hijos», añade.
Los hombres transgénero a menudo optan por recibir testosterona como tratamiento de afirmación de género; pero algunos hombres transgénero pueden querer más tarde a sus propios hijos, ya sea a través de un sustituto o su propio embarazo. «Debido a que se desconocen los efectos a largo plazo de la terapia con testosterona sobre la fertilidad, la recomendación actual es suspender la testosterona al menos tres meses antes de los tratamientos de fertilidad», dice Greenman, quien dirige el Centro de Salud Transgénero de su centro médico.
Su equipo de investigación estudió a 52 hombres transgénero que recibieron terapia de testosterona durante 12 meses. Los participantes tenían edades comprendidas entre los 17 y los 40 años, con un promedio de 23 años. Un total de 17 participantes mantenían una relación estable, y solo cuatro (7 por ciento) ya habían sido sometidos a preservación de la fertilidad al congelar sus óvulos. Aproximadamente dos tercios expresaron el deseo de tener sus propios hijos (17 por ciento) o no estaban seguros sobre la paternidad (50 por ciento), explica Greenman.
Asegurar los derechos básicos de las personas transgénero
Los investigadores midieron los niveles de hormonas en la sangre y realizaron una ecografía pélvica para medir los factores ováricos que reflejan la fertilidad, obteniendo datos completos de 32 participantes. Según Greenman, incluso con el aumento esperado en los niveles de testosterona en sangre y la disminución de estrógeno de un año de tratamiento, los participantes presentaban niveles de hormona antimulleriana (AMH, por sus siglas en inglés) que se mantuvieron en el rango normal de fertilidad.
La AMH es secretada por pequeños folículos ováricos, se utilizan y sus niveles para evaluar el suministro de óvulos restante, la reserva ovárica. Los niveles promedio de AMH en esta población disminuyeron solo levemente, de 5,65 nanogramos por mililitro (ng/mL) antes del tratamiento a 4,89 ng/mL. «Este nivel probablemente indica una función ovárica bien conservada», afirma Greenman, agregando que su suposición está corroborada por el recuento folicular antral sin cambios en los participantes, también un indicador para estimar la reserva ovárica.
«Aunque existe la necesidad de investigar los efectos de la testosterona en otros parámetros de fertilidad como la calidad de los ovocitos y los embriones fertilizados in vitro –reconoce Greenman– estos resultados son un paso más hacia la provisión de derechos básicos para las personas transgénero, como la reproducción».
En los participantes, el grosor del revestimiento del útero, o endometrio, también se mantuvo sin cambios, lo cual es importante porque un endometrio grueso es crítico para la implantación de un embrión y un embarazo exitoso, destaca Greenman.
Fuente: infosalus.com