Los diez mitos del cerebro
El cerebro es el órgano que más intriga a los científicos debido a todos los misterios que alberga así cómo la forma en que trabaja.
A pesar de que se han realizado innumerables investigaciones para comprenderlo a fondo, aun existen muchas creencias erróneas que deben ser aclaradas.
Por ello, Diego Redolar, neurocientífico y psicobiólogo, y Joan Campàs, investigador en neurociencia y humanidades, ambos profesores de la UOC, aclaran diez mitos sobre este órgano.
Sólo utilizamos el 10% del cerebro
No existe una cantidad de materia neural de reserva esperando que se le asigne otro trabajo.
Esto lo han confirmado miles de escáneres cerebrales, los cuales muestran que las ondas de actividad cruzan todo el cerebro, incluso cuando no estamos pensando en algo.
“La verdad es que lo usamos todo”, afirman
En adultos, no se reproducen las neuronas
Comúnmente se piensa que crecemos con un número determinado de células cerebrales y que al crecer, no se pueden generar nuevas.
La realidad es que el cerebro adulto produce a diario 1,400 neuronas nuevas, sobre todo en el hipocampo.
“Datos científicos apuntan que algunas de estas nuevas neuronas participan en el aprendizaje y la formación de la memoria”, aclaran.
El cerebro requiere el 50% de toda nuestra energía
Si bien es cierto que las células requieren de mucha energía, el encéfalo sólo utiliza el 20% del oxígeno total corporal y una fracción similar de glucosa.
El cerebro tarda meses en madurar después de nacer
Las áreas prefontales son las últimas en desarrollarse y esto ocurre cerca de los 18 años.
Esto quiere decir que conforme la corteza prefrontal madura, la persona adquiere competencias relacionadas con la capacidad de inhibición de respuestas no apropiadas y el razonamiento abstracto.
En la vejez, se detienen las nuevas conexiones cerebrales
En toda la vida, se producen conexiones cerebrales que no se detienen ni cuando se llega a la vejez.
La capacidad de cambio del cerebro, es decir, su plasticidad, siempre se está llevando a cabo, no solamente cuando el órgano se comienza a formar, sino que una vez que está completo.
Lo que sí es cierto es que la conectividad entre las neuronas disminuye porque no son tan susceptibles al cambio.
Si bostezamos mucho requerimos oxígeno
De acuerdo a un estudio reciente, la duración del bostezo puede indicar el peso del cerebro y el número de neuronas en la corteza, donde se encuentran las capacidades cognitivas.
Ente más dure el bostezo y tenga más variedad, el cerebro tiene mayor peso y el número de neuronas es más elevado.
En algunos animales, su cerebro no duerme
Los animales también duermen y si tienen variaciones en sus periodos de sueño es más por una cuestión de supervivencia.
Por ejemplo, para el delfín de río Indo de Pakistán, dormir representa un riesgo ya que es ciego y nunca deja de nadar.
“De todos modos, este animal duerme un total de unas siete horas diarias, en intervalos que duran entre cinco y cincuenta segundos. Otros mamíferos marinos tienen un sueño unihemisférico, y van alternando los hemisferios”, dice.
El talento es innato
Aunque la carga genética ejerce una gran influencia, el entorno también juega un papel muy importante.
Las experiencias que se tengan son las que definirán el talento de una persona.
Sin embargo, hay hechos que contradicen la teoría como de los casos que después de una lesión cerebral, una persona desarrolla habilidades artísticas.
Dormir con una grabación hace que aprendamos lo escuchado
Sí existen varios estadios del sueño que facilitan los diferentes tipos de memoria, pero para ello, se requiere adquirir la información antes, es decir, durante la vigilia.
De nada sirve escuchar algo si antes no lo hemos preparado.
Al envejecer, perdemos fácilmente los recuerdos
Lo que se pierde es la habilidad de retener información nueva, pero los recuerdos permanecen con lujo de detalles.
Fuente: Infosalus