La grasa del vientre promueve la diabetes bajo órdenes del hígado
La grasa que se acumula en las profundidades del abdomen, más que cualquier otro tipo de grasa corporal, eleva el riesgo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Los investigadores han sabido que la grasa abdominal se vuelve peligrosa cuando se inflama, pero ha sido difícil determinar qué causa la inflamación.
Un nuevo estudio en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia (CUIMC, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, revela que al menos uno de los culpables de esta misteriosa inflamación proviene del hígado. Los autores encontraron que, en ratones obesos, el hígado aumenta su producción de una enzima llamada DPP4, que viaja a través de la corriente sanguínea a la grasa abdominal. Una vez dentro del tejido adiposo, DPP4 ayuda a activar las células inflamatorias.
La buena noticia es que esta inflamación puede suavizarse al desactivar la producción de DPP4 en el hígado, como demostraron los investigadores en ratones. Y a pesar de que los animales permanecieron obesos, mitigar la grasa abdominal inflamada mejoró su resistencia a la insulina. Datos adicionales no publicados sugieren que la vía también existe en las personas.
“Si podemos desarrollar maneras de atacar el DPP4 hepático en las personas, esta podría ser una nueva y poderosa forma de tratar la diabetes tipo 2 inducida por la obesidad”, afirma el líder del estudio Ira Tabas, profesor Medicina en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. “Inhibir la DPP4 específicamente en las células del hígado ataca la resistencia a la insulina, el problema central de la diabetes tipo 2, al menos en nuestros modelos preclínicos”, añade.
El estudio del equipo de científicos que trabajaron con Tabas, incluido el autor principal Devram Ghorpade, científico investigador asociado, y el coautor del estudio, Lale Ozcan, profesor asistente de Ciencias Médicas, se publica este miércoles en la edición digital de ‘Nature’.
Medicación para la diabetes sin efecto en la inflamación de la grasa
Muchos pacientes con diabetes tipo 2 reciben inhibidores orales DPP4 (conocidos como gliptinas) para ayudar a controlar su enfermedad. Estos medicamentos reducen el azúcar en la sangre evitando que la DPP4 interfiera con una hormona que estimula la producción de insulina. Pero sorprendentemente, estos medicamentos no tuvieron ningún efecto sobre la inflamación en la grasa abdominal de ratones obesos, según hallaron los investigadores.
“Las gliptinas inhiben la DPP4 en la sangre y, en teoría, deberían prevenir la inflamación de las grasas –apunta Tabas– pero no encontramos eso en nuestro estudio”. A su juicio, la razón de este defecto de las gliptinas puede estar relacionado con sus efectos en el intestino frente al hígado.
“Los inhibidores de la DPP4 reducen el azúcar en la sangre al inhibir DPP4 en el intestino. Pero tenemos evidencia de que los inhibidores de DPP4 en el intestino también terminan promoviendo la inflamación en la grasa. Esto anula los efectos antiinflamatorios que los medicamentos pueden tener cuando alcanzan las células inflamatorias, llamadas macrófagos, en la grasa”.
Cuando los investigadores bloquearon selectivamente la producción de DPP4 dentro de las células hepáticas, pudieron reducir la inflamación de las grasas y mejorar la resistencia a la insulina, al tiempo que disminuyeron el azúcar en la sangre. Los hallazgos sugieren que los inhibidores de la DPP4 podrían ser más potentes si fueran redirigidos a las células hepáticas y fuera del intestino.
En teoría, los actuales inhibidores de DPP4 podrían redirigirse al empaquetar el medicamento en nanopartículas que se envían al hígado. Sin embargo, el equipo de CUIMC está estudiando un enfoque alternativo que utiliza ARN interferentes pequeños (ARNip), fragmentos de material genético que silencia genes particulares, para desactivar el DPP4 de las células hepáticas. Para asegurar que los siRNAs alcancen el objetivo apropiado, podrían unirse a ciertos azúcares con una afinidad específica por las células hepáticas, plantea Tabas.
Un enfoque complementario sería bloquear la actividad de DPP4 en los macrófagos de la grasa abdominal. “De nuestros estudios, sabemos que DPP4 interactúa con una molécula en estas células para aumentar la inflamación. Si pudiéramos bloquear esa interacción, podríamos evitar que la enzima cause inflamación y resistencia a la insulina”, dice Tabas.
“Este estudio revela un posible nuevo objetivo para el tratamiento de la diabetes tipo 2 y los trastornos cardiometabólicos –subraya Ahmed A Hasan, médico y director del programa en la rama de Aterotromobosis y Enfermedades de la Arteria Coronaria en el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos–. Estos hallazgos pueden allanar el camino para un ensayo clínico futuro para probar si un nuevo enfoque de tratamiento basado en este objetivo podría mejorar la resistencia a la insulina en pacientes diabéticos. Se necesita más investigación”.
Fuente: infosalus.com