La ciencia absuelve al huevo: comer dos al día no afecta la salud del corazón

Un estudio de la Universidad del Sur de Australia revela que el colesterol de los huevos no eleva el riesgo cardiovascular y que las verdaderas culpables son las grasas saturadas

Durante décadas, los huevos han cargado con la mala fama de elevar el colesterol y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, una nueva investigación de la Universidad del Sur de Australia (UniSA) viene a romper con esa creencia. Según los resultados, este alimento, tan común en desayunos y comidas de todo el mundo, no afecta negativamente los niveles de colesterol y puede formar parte de una dieta equilibrada y saludable para el corazón.

El estudio, descrito como pionero a nivel mundial, analizó los efectos independientes del colesterol dietético y de las grasas saturadas sobre el colesterol LDL, conocido como el “colesterol malo”. Los investigadores descubrieron que consumir hasta dos huevos al día (dentro de una dieta con bajo contenido en grasas saturadas) no solo no eleva el colesterol, sino que incluso puede contribuir a reducir los niveles de LDL, lo que se traduce en una disminución del riesgo de enfermedades cardiacas.

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) continúan siendo la principal causa de muerte en el mundo, con casi 18 millones de fallecimientos anuales. Solo en Australia, una persona muere cada doce minutos por esta causa, lo que equivale a una de cada cuatro muertes a nivel nacional. En este contexto, la investigación aporta una nueva perspectiva sobre cómo los alimentos tradicionalmente considerados “prohibidos” podrían tener cabida en una dieta cardioprotegida.

“Durante mucho tiempo los consejos dietéticos obsoletos han dañado injustamente los huevos”

El profesor Jon Buckley, investigador principal del estudio, considera que ha llegado el momento de “repensar la reputación de los huevos”. Durante años, explica, las recomendaciones dietéticas han sido injustas con este alimento. “Durante mucho tiempo los consejos dietéticos obsoletos han dañado injustamente los huevos”, afirma Buckley. “Son únicos: altos en colesterol, sí, pero bajos en grasas saturadas. Sin embargo, es su nivel de colesterol lo que a menudo ha hecho que la gente cuestione su lugar en una dieta saludable”, añade.

El equipo de la UniSA quiso aislar los efectos del colesterol frente a los de las grasas saturadas para comprobar cuál de ellos era el verdadero responsable del aumento del colesterol malo. “Descubrimos que el colesterol alto proveniente de los huevos, cuando se consume como parte de una dieta baja en grasas saturadas, no aumenta los niveles de colesterol LDL. En cambio, fue la grasa saturada la que realmente provocó la elevación del colesterol”, explica Buckley.

Los hallazgos refuerzan la idea de que el tipo de grasa que se consume es más determinante para la salud cardiovascular que el contenido de colesterol de los alimentos. En otras palabras, no son los huevos los que deben preocupar, sino los acompañamientos con los que suelen servirse. “Cuando se trata de un desayuno cocinado, no son los huevos lo que debe preocupar, sino la porción extra de tocino o la salchicha que acompaña el desayuno, lo que tiene más probabilidades de afectar la salud del corazón”, subraya el investigador.

El estudio invita a reconsiderar las viejas recomendaciones dietéticas y a liberar al huevo de su injusta condena. Rico en proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales esenciales, este alimento vuelve a ocupar el lugar que merece en la mesa. La ciencia parece dejarlo claro: el problema no está en el huevo, sino en cómo lo acompañamos.

Fuente: consalud.es

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