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Investigación del INER con cobayos demuestra daño del vapeo en pulmones

El estudio científico señaló que esta práctica también puede afectar otros órganos esenciales, así como la circulación de la sangre

Un grupo experimental de roedores, conocidos como cobayos, fueron sometidos por hasta dos horas diarias al humo de nicotina expulsada por vapeadores y, al cabo de 10 semanas, se detectó que presentaron lesiones severas irreversibles en los pulmones. Entre estas está la obstrucción del flujo de oxígeno, fallas respiratorias y diversas afecciones que los predisponen a desarrollar Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), fibrosis o cáncer.

Se trata del protocolo de investigación “Efecto de la exposición subcrónica a e-cigarros sobre la función pulmonar y endotelial en un modelo in vivo en cobayos” efectuada por el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratoria (INER), en el cual se monitoreó, a lo largo de dos años, los efectos inflamatorios causados por el uso constante de dispositivos electrónicos como son los vapeadores que circulan entre los niños, adolescentes y jóvenes.

En entrevista con MILENIO, Alejandra Loaeza Román, investigadora del INER, detalló que se eligió cobayos (también conocidos como Cuyos) porque tienen características similares a los pulmones humanos —en cuanto a lóbulos, bronquios y alvéolos— de un adolescente de 13 años hasta un joven de 22 años.

“Hay diferentes modelos animales que se utilizan en la investigación, los más utilizados son las ratas y los ratones. Nosotros decidimos elegir los cobayos porque son más sensibles a los tóxicos y, por casi dos años, sometimos a estos grupos de control y de trabajo al humo de nicotina emitida por los vapeadores”.

Se utilizaron 32 cobayos divididos en cuatro protocolos. Un grupo de ocho solo recibió líquido inocuo, otro sector, igual de ocho, nicotina vía tabaco; los otros dos, 16 en total, recibieron una hora o bien dos horas diarias de nicotina vía dispositivo electrónico o vapeadores. Se trató de determinar las diferencias entre el tabaco frente al vapeo y también determinar si la cantidad de consumo o exposición está condicionada con el desarrollo anticipado de lesiones.

El daño ocasionado por vapeadores resultó ser más acelerado y severo que el tabaco convencional, además, en los grupos divididos por una o dos horas, el resultado fue igual de negativo en ese periodo de 10 semanas. Hubo en los dos grupos lesiones severas.

El equipo ya cuenta los primeros resultados de histología, que comprende el análisis microscópico del tejido y células de los alvéolos, es decir, de esos pequeños sacos de aires que se encuentran en los pulmones y producen el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono que pasa por la sangre y tejidos de todo el cuerpo.

También cuentan con imágenes comparativas de la anatomía del tejido antes sano y ahora dañado. Sobre cómo el contenido de estos vapeadores se convierte en aerosoles que entran a los pulmones de los consumidores y, en cuestión de semanas, modifica las moléculas de oxígeno esenciales para respirar y vivir.

Y que la liberación de los metales de nicotina es capaz de causar no sólo lesión pulmonar irreversible, sino también de alterar todo el proceso de circulación sanguínea y de diversos órganos.

En la investigación se demostró, dijo, que los dispositivos electrónicos no son productos seguros como la industria pretende hacer creer. Se comprobó que se desarrolla una dependencia mayor a la nicotina, en un periodo más corto de tiempo, de hecho, un vapeador contiene más nicotina concentrada que una cajetilla completa de cigarros.

También se demostró que el daño pulmonar es severo y acelerado al grado de elevar, significativamente, la predisposición a desarrollar enfermedades crónicas que requerirán de intervenciones mayores, desde uso diario de oxígeno suplementario, de intubación o de un trasplante de pulmón.

En la actualidad, el equipo de investigadores del INER se encuentra en el proceso de estudiar segmentos del resto de los tejidos de los cobayos (sacrificados bajo protocolos éticos) para determinar a través de marcadores biomoleculares el daño ocasionado a otros órganos como son hígado y riñones.

“Se están tomando segmentos de los órganos, conservando sus proteínas y genes, para, posteriormente, analizar los marcadores alterados por lesión”, aseveró.

Los resultados están próximos a publicarse en alguna revista científica de renombre y contendrá esos datos moleculares esenciales que impidan cuestionar que el daño no evolucionó a EPOC, fibrosis o a cáncer.

“Estamos analizando esas moléculas que activan ciertos genes y que determinan hacia dónde va la enfermedad. Ese tipo de moléculas son las que estamos estudiando e investigando para dar datos contundentes”.

La investigación del INER con cobayos es la primera en México que demuestra con evidencia científica que los dispositivos electrónicos, los cigarros y vapeadores, generan aerosoles tóxicos que causan de inmediato inflamación en las vías respiratorias, opacidad bilateral pulmonar, baja oxigenación en la sangre.

Un cuadro que, lamentablemente, aseveró, observan entre sus pacientes que cursan con alguna enfermedad con tabaquismo y que sumaron a la adicción el vapeo.

La investigación, aseveró, resulta también esencial para fortalecer las políticas públicas contra el tabaco y el vapeo, sobre todo, entre el sector de niños, adolescentes y jóvenes que están más expuestos a este tipo de dispositivos llamativos, impulsados por la industria. Se trata de fortalecer las políticas de prevención.

Pero también es una investigación inédita porque contribuirá, abundó, a “establecer cuál será el panorama al que México se va a enfrentar en un futuro con el desarrollo de enfermedades crónicas considerando este sector de jóvenes expuestos». El daño inicial puede ser pulmonar, pero estas sustancias, que son tan pequeñas, tienen la capacidad de afectar otros órganos”, comentó.

Y ese daño, sin duda, agregó, resultará todavía más severo considerando que además de nicotina, a esos dispositivos se les agrega saborizantes, THC (tetrahidrocannabinol, es el principal cannabinoide psicoactivo del cannabis), pesticidas, glicerina y diversos compuestos tóxicos (formaldehido, orgánicos volátiles, hidrocarburos policíclicos, nitrosaminas y metales cromo, cadmio, zinc, níquel) que son altamente cancerígenos.

Margarita Palacios, titular del Departamento de Investigación en Toxicología y Medicina Ambiental, e investigadora de tabaquismo y de EPOC, refirió que la investigación será una herramienta esencial para que otros países de América Latina cuenten con evidencia científica que contribuya a la toma de decisiones contra la legalización de los dispositivos electrónicos.

Fuente: milenio.com

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