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Identifican células inmunitarias de memoria claves para el control del covid-19

Investigadores del Hospital Vall d’Hebron han descubierto que en los pulmones de quienes han pasado la covid-19 quedan durante meses linfocitos T de memoria, células inmunitarias que se activan ante una reinfección limitando la inflamación que causa el virus, y que pueden ayudar a desarrollar vacunas más efectivas en el futuro.

Los resultados del trabajo muestran que los pacientes con síntomas más leves por covid-19 durante la fase aguda tienen una respuesta celular caracterizada por IL-10, una molécula que puede favorecer la resolución de la infección, limitando la inflamación.

Este estudio, que se ha publicado en la revista Nature Communications, ha sido liderado por el grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), que ha analizado las diferencias en la respuesta inmunitaria celular durante la infección por SARS-CoV-2 en función de la gravedad de los pacientes.

En la fase aguda de la infección, los investigadores han identificado patrones en la respuesta de los linfocitos T en sangre que se asocian con la evolución clínica de los pacientes.

En concreto, los pacientes hospitalizados tenían niveles más altos de las citocinas IFNg e IL-4, mientras que los que presentaban síntomas más leves tenían más IL-10.

La doctora Meritxell Genescà, investigadora principal del grupo de Enfermedades Infecciosas del VHIR, ha explicado que “la IL-10 es una citocina que podría tener una papel importante para controlar la inflamación. Si va acompañada de una respuesta antiviral, la IL-10 crea un ambiente que favorece que se resuelva la infección sin promover una inflamación exagerada, que se asocia a la gravedad de la covid-19”.

Los pacientes más graves, además, tienen menos linfocitos T, “ya que muchas de las células mueren por la sobreestimulación que provoca la gran inflamación que se genera” con la enfermedad, indican los autores del estudio.

Esta investigación se llevó a cabo con muestras de 46 pacientes durante la primera ola de la pandemia: 14 personas con síntomas que no necesitaron ser hospitalizadas, 20 pacientes leves pero que requirieron hospitalización y 12 pacientes graves hospitalizados.

También se observó que los linfocitos activados para luchar contra la infección por el virus tienen marcadores que indican que se desplazarán desde la sangre hacia el pulmón, por lo que se analizó la persistencia de células T residentes en el pulmón que servirían como células de memoria para luchar contra posibles reinfecciones futuras.

Este tipo de linfocitos se estudiaron en siete pacientes convalecientes de covid-19 que habían tenido evoluciones clínicas diferentes, y se aprovechó la necesidad de hacer biopsias por otras causas en estas personas.

Así, se encontraron linfocitos T de memoria en el pulmón hasta diez meses después de su infección, lo que indicaría que sería una memoria de larga duración y, en el caso de que se diera una nueva infección por SARS-CoV-2, la respuesta contra el virus sería localizada en el pulmón.

Genescà ha indicado que “el tracto respiratorio es la vía de entrada del virus, por lo tanto, estas células darían una respuesta mucho más rápida y eficiente, esencial para limitar su propagación y la enfermedad”.

Los linfocitos T de memoria residentes se habían descrito previamente para otras infecciones por virus y bacterias en órganos y tejidos diferentes y, en el pulmón, hay algunos que se dirigen a los virus del resfriado o de la gripe, pero es la primera vez que se identifican para SARS-CoV-2.

Los investigadores también destacan que el tipo de respuesta inmunitaria que se desarrolla en los pacientes se relaciona con la proteína o proteínas que el sistema inmunitario reconoce del SARS-CoV-2 cuando entra en el cuerpo.

“Este hecho podría relacionarse con el desarrollo de vacunas para la covid-19”, han considerado.

Actualmente, todas las vacunas disponibles van dirigidas a la proteína S del SARS-CoV-2, clave para que el virus entre en las células, y las nuevas vacunas podrían incluir otras partes del virus, no solo la proteína S, han apuntado.

El trabajo, liderado por el grupo de Enfermedades Infecciosas del VHIR con Judith Grau y Nerea Sánchez como primeras autoras, ha contado con la participación de los Servicios de Enfermedades Infecciosas, de Cirugía Torácica, de Anatomía Patológica y de Microbiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, de la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales y del grupo de investigación en Inmunología Diagnóstica del VHIR.

Fuente: EFE