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Un exoesqueleto que evita las caídas

La evolución a la bipedación obligó a los seres humanos a desarrollar estrategias para controlar su equilibrio, mejorando su estabilidad para prevenir las caídas. Sin embargo, el envejecimiento natural o la pérdida de las extremidades inferiores pueden alterar la habilidad para estabilizarse, incrementando significativamente el riesgo de caída y reduciendo la autonomía.

El avance de la tecnología ha permitido que las máquinas como una extensión de nuestro cuerpo ya no pertenezcan sólo al mundo de la ciencia ficción. En la actualidad, se desarrollan en laboratorios y permiten a personas con movilidad reducida, ya sea por edad o por una discapacidad motora, a llevar una vida normal.

Uno de estos aparatos son los exoesqueletos, robots acoplados al tronco y a las piernas que permiten o mejoran la movilidad de quienes lo llevan, como personas con extremidades amputadas, con enfermedades degenerativas… Sin embargo, estos aparatos requieren ser usados junto con otro tipo de soporte para evitar posibles caídas y por la dificultad para levantarse si éstas se producen.

Recientemente, investigadores de la Scuola Sant’ Anna en Italia y la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) han desarrollado un nuevo exoesqueleto que tiene como objetivo facilitar la recuperación del equilibrio tras resbalones imprevisibles. Este aparato robótico portátil, inteligente y ligero, denominado Órtesis de Pelvis Activa (APO, por sus siglas en inglés), solucionaría el problema de la estabilidad y las caídas, evitando que se produzcan.

La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, fue puesta a prueba en ocho ancianos y dos personas con alguna de las extremidades inferiores amputadas y reveló que la estabilidad frente a las caídas mejoraba con el uso del APO. El aparato, equipado con un motor a la altura de la cadera, está conectado a un sofisticado sistema de sensores que analizan la forma de caminar de cada individuo. Después, mediante el uso de un algoritmo, permite detectar cualquier cambio en los andares, como una pérdida de equilibrio, y contrarrestarlo, restableciendo la estabilidad del usuario.

Para José Luis Pons, investigador del Grupo de Bioingeniería del CSIC, «es un hallazgo importante porque uno de los inconvenientes que tienen los exoesqueletos que se han desarrollado hasta la fecha tiene que ver con las pérdidas de equilibrio» explica a EL MUNDO. Debido a esto, a día de hoy «es necesario utilizar muletas u otro tipo de soportes junto con los exoesqueletos» informa Cristina G. Lucio.

Silvestro Micera, investigador principal del estudio, ha explicado en declaraciones a este diario que este exoesqueleto «puede ser empleado por cualquier individuo propenso a caerse, ya sean ancianos, personas con discapacidad motora o con problemas neurológicos». Aunque, inicialmente, el aparato fue diseñado para ayudar a prevenir las caídas de las personas mayores, ya que los ancianos están involucrados en el 40% de las lesiones relacionadas con caídas en Europa, podrá ser empleado en casos más graves, como amputaciones de las extremidades, sin necesidad de llevar otro soporte.

Otra de las características relevantes de este nuevo aparato es que ayuda a recuperar el equilibrio sólo cuando es necesario. Así, aporta beneficios sin perturbar apenas a las personas que lo llevan. Por ello, el sistema asegura que el exoesqueleto es no intrusivo, es decir, que no molesta innecesariamente al individuo, especialmente cuando no está perdiendo el equilibrio. El siguiente paso será hacer al exoesqueleto más discreto y llevadero, y probar su uso en situaciones de la vida real.

Fuente: elmundo.es

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