El uso excesivo de antibióticos está propiciando una epidemia de resistencia a los antibióticos, ya que se eliminan más bacterias susceptibles, pero las cepas más resistentes viven y se multiplican.
El año pasado, de hecho, la Organización Mundial de la Salud publicó la primera lista de bacterias resistentes a los antibióticos, que incluye a las doce familias más letales, y que pone de manifiesto la amenaza que suponen las bacterias resistentes a múltiples antibióticos. Pero ¿y si ya no fueran necesarios los antibióticos?
Elementos comunes de la dieta
Investigadores del Instituto Salk sugieren en un estudio que administrar suplementos dietéticos de hierro a los ratones les permitió sobrevivir a una infección bacteriana normalmente letal y provocó que las generaciones posteriores de esas bacterias fueran menos virulentas.
El estudio, que aparece en la revista Cell el 9 de agosto de 2018, demuestra en estudios preclínicos que las estrategias no basadas en antibióticos, como las intervenciones nutricionales, pueden desviar la relación entre el paciente y los patógenos del antagonismo hacia la cooperación.
El trabajo sugiere que, en lugar de matar bacterias, si se promueve la salud del huésped se puede controlar el comportamiento de las bacterias para que no cause enfermedades, y realmente podemos impulsar la evolución de cepas menos peligrosas.
Para demostrarlo, se estudió una infección gastrointestinal de origen natural en ratones causada por Citrobacter rodentium (CR), que produce diarrea, pérdida de peso y, en casos extremos, la muerte.
Para ello, administraron a una población de ratones una dosis LD100 de Citrobacter (que debería matar al 100 por 100 de la población hospedadora) y alimentó a la mitad de la población con una dieta normal y la otra mitad a una dieta suplementada con hierro durante solo 14 días, después de lo cual regresaron a una dieta normal. Tras 20 días, todos los ratones infectados en el grupo sin hierro habían sucumbido a la infección. Sin embargo, en el grupo de hierro suplementario, el 100 por 100 de los ratones infectados estaban vivos y sanos, incluso cuando llegaron al día 30.
El análisis tisular en el transcurso del experimento mostró que ambos grupos de ratones infectados tenían niveles comparables de bacterias, sin embargo, el grupo de hierro parecía saludable, mientras que el grupo sin hierro empeoró.
Un año después, los animales infectados con Citrobacter y que habían recibido un único ciclo de dos semanas de hierro en la dieta estaban vivos y sanos, y sorprendentemente aún colonizados por el patógeno en su tracto gastrointestinal. Lo que había pasado, básicamente, es que se había impulsado la evolución de las cepas debilitadas del patógeno.
Esto no significa que los suplementos de hierro vayan a salvar vidas, porque hay infecciones donde el hierro está desaconsejado, como es el caso de la malaria. Sin embargo, estos hallazgos son importantes porque sugieren que manipular el estado metabólico del huésped y del patógeno con elementos dietéticos comunes puede ser extremadamente eficaz en la cura de infecciones. Lo que significa que podríamos tratar las infecciones con estrategias que son más accesibles a nivel mundial.
Fuente: xatakaciencia.com