El caso del niño que no veía lo que había a su izquierda (y que demuestra la grandeza del cerebro)
Después de pasar por una cirugía que le dejó sin una parte significativa de su cerebro a los 6 años y nueve meses de edad, un niño se ha desarrollado de forma tan satisfactoria que su inteligencia en la actualidad está por encima de la media.
Casi al cumplir los siete años de edad, los médicos decidieron que el último recurso que quedaba para tratar las severas crisis epilépticas que padecía U.D era eliminar quirúrgicamente un tercio de su hemisferio cerebral derecho.
El procedimiento, conocido como lobectomía, es eso, un último recurso aplicado en casos muy raros de epilepsia resistentes a las opciones terapéuticas más tradicionales.
Con la cirugía se iba todo un lóbulo cerebral, el occipital, y parte de otro, el temporal. En la región occipital del cerebro están los centros para el procesamiento de la información visual, las redes neuronales que permiten definir el “qué” de lo vemos.
Como mínimo podría esperarse que UD quedara incapacitado para reconocer el mundo que le rodeaba, pero eso no sucedió porque existe algo llamado plasticidad cerebral, una habilidad asombrosa que tiene el cerebro para adaptarse y que permite la formación de nuevas conexiones neuronales, capaces de desarrollar las funciones que debía desempeñar el área extirpada.
Durante tres años los investigadores han seguido el desarrollo del niño, el resultado de lo observado en ese tiempo apareció recientemente publicado en la revista Cell Reports.
Sin percibir la mitad izquierda de su campo visual, pero con una inteligencia por encima de la media
U.D sí ha sido capaz de realizar tareas perceptivas complejas, como identificar los objetos y rostros que le rodean, sin embargo, su cerebro ha quedado incapacitado para funciones más simples (cognitivamente hablando).
Según explica Marlene Behrmann, una de las neurocientíficas que ha seguido el caso:
“El único déficit es que no puede ver todo el campo visual, cuando mira hacia adelante, la información visual que cae del lado izquierdo no se procesa, pero puede compensarlo girando la cabeza o moviendo ojos “.
Una dificultad conocida como hemianopsia que no ha impedido que otras funciones cognitivas se desarrollen con normalidad.
De hecho, a pesar de haber perdido una parte considerable de su cerebro, U.D. tiene en la actualidad una inteligencia por encima de la media y sus puntuaciones en pruebas de percepción visual caen dentro de lo considerado normal para su edad.
¿Qué pasó durante todo ese tiempo en su cerebro?
Durante los tres años que duró el estudio, en cinco ocasiones se le realizaron a U.D pruebas de resonancia magnética funcional, una herramienta que permite visualizar la actividad del cerebro mientras se realiza una tarea.
Como era de esperarse, muchas funciones que antes se realizaban con la participación de ambos hemisferios cerebrales, ahora solo implicaban un hemisferio, según se pudo observar comparando los resultados de la resonancia magnética funcional de U.D con los resultados de 8 niños de la misma edad.
Además, se observó que las regiones implicadas en el reconocimiento de las palabras y los rostros en el hemisferio izquierdo (el intacto) se desarrollaron más tardíamente y terminaron solapándose.
Los investigadores reconocen que no saben exactamente qué sucede en el cerebro que permite que se den casos como el U.D, y también admiten que es una excepción.
Muchas personas que a una edad semejante han sufrido daños en la región occipital no tienen una evolución tan positiva.
Quedan las incógnitas de por qué en el caso de U.D (casi) todo ha ido tan bien. Y por cierto, también quedó libre de las crisis epilépticas.
Fuente: infotiti.com