Diagnostican a mujer que sufre ardor en las piernas la enfermedad medieval del “fuego del infierno”
Un caso publicado en The New England Journal of Medicine informa de la llegada de una joven de 24 años a una clínica dos días después de que comenzara a sentir una sensación de ardor en las piernas que se extendía desde los dedos de los pies hasta la mitad de los muslos. La joven fue diagnosticada con una enfermedad medieval.
La paciente también indicó que sus pies se habían decolorado y tenía dificultades para caminar. Cuando los médicos la examinaron, descubrieron que sus piernas estaban frías al tacto y no podían sentir el pulso en las arteria poplítea y dorsal del pie, que suministran sangre a la parte inferior de las piernas y los pies.
Posteriormente, una tomografía computarizada (TC) mostró “estrechamiento de las arterias”. Se le dio un anticoagulante (heparina), y el dolor en las piernas mejoró y se calentaron a medida que aumentaba el flujo sanguíneo. Desafortunadamente, uno de sus dedos tuvo que amputarse debido a la gangrena.
Los doctores le diagnosticaron ergotismo, “fuego del infierno” o “fuego de San Antonio”, una enfermedad mucho común en la época medieval. Tradicionalmente se producía por el hongo ergot o Claviceps purpurea en centeno infectado y otros cereales básicos en Europa continental. La enfermedad causa gangrena a través del flujo sanguíneo restringido, descamación de la piel, síntomas convulsivos como convulsiones dolorosas, así como psicosis.
El ergotismo se documenta por primera vez en una tabla de arcilla asiria datada del año 600 a.C., que se refiere a esta enfermedad como la “pústula nociva en la espiga del grano”. Durante la Eda Media las intoxicaciones con ergot eran tan frecuentes que se crearon hospitales que se dedicaban en exclusiva a cuidar de estos enfermos.
Sin embargo, hoy es una rareza, aunque no del todo desconocida. La ergotamina se utilizó anteriormente en el siglo XVI para inducir el parto y continúa utilizándose como tratamiento para las migrañas y los dolores de cabeza. Al parecer, la paciente estaba tomando el medicamento para las migrañas cuatro días antes de las dolencias.
En el trabajo publicado los doctores concluyen que dos semanas después del tratamiento y al dejar de tomar el medicamento, la paciente mejoró el flujo sanguíneo en sus piernas.
Fuente: es.gizmodo.com