Ondas de cilios ondulantes impulsan varios procesos esenciales para la vida. Limpian los residuos y el moco del tracto respiratorio, mueven el fluido espinal a través del cerebro y transportan los embriones desde los ovarios hasta el útero para su implantación. Sin embargo, según un nuevo estudio en ratones, los cilios funcionan de manera algo diferente en el tracto reproductivo masculino.
El estudio, publicado en ‘Proceedings of the Nataional Academy of Sciences’, revela que los cilios en los conductos eferentes, que transportan el esperma lejos de los testículos, no impulsan el esperma hacia adelante, como se pensaba. En cambio, los cilios agitan el esperma para evitar que se acumule y obstruya los tubos para que pueda llegar a su destino final.
«Los cilios móviles son extensiones en forma de pestañas de células epiteliales específicas y tienen un ritmo que mueve el fluido sobre una superficie», detalla Rex Hess, profesor emérito de Biociencias Comparadas de la Universidad de Illinois y uno de los principales colaboradores del estudio dirigido por el doctor Wei Yan, profesor fundador de Fisiología y Biología Celular en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nevada, en Reno, Estados Unidos.
«Durante más de 150 años, la mayoría de los artículos y libros sobre el tema afirmaron que los cilios móviles de los conductos eferentes mueven los espermatozoides en una dirección, como lo hacen en las trompas de Falopio femeninas –dice Hess–. Pero encontramos que los cilios en este órgano latían de una manera inusual que agita y agita el fluido luminal y el esperma». «Los libros de texto estaban equivocados –afirma Hess–. Los cilios en el macho no se transportan; mantienen al esperma bailando».
Dos grupos de microarns controlan la formación de cilios móviles
La contracción del músculo liso que recubre las paredes ductales mueve el esperma hacia el epidídimo. «La investigación también es importante porque se centra en el microARN, que es un producto de una región no codificante de ADN», apunta Yan. «En nuestro estudio, encontramos que solo dos grupos de cinco microARNs controlan la formación adecuada de los cilios móviles. Eso es asombroso».
Cuando el laboratorio de Yan eliminó estos microARNs en ratones, los investigadores observaron que los espermatozoides se concentran en grupos que bloqueaban los conductos eferentes. Esto conduce a una reserva de líquido en los testículos, causando infertilidad masculina.
«Muchos hombres infértiles pueden haber obstruido los conductos eferentes, pero desafortunadamente esto se ha ignorado debido a la falta de conocimiento sobre esta importante estructura –subraya Yan–. Nuestro descubrimiento tiene un potencial de traducción significativo y puede que algún día nos lleve a nuevos métodos que puedan ayudar a los pacientes».
Fuente: EP