El cáncer se esconde a la vista del sistema inmunológico y los programas de vigilancia de tumores naturales del cuerpo deben ser capaces de detectar y atacar a las células cancerosas solitarias cuando surgen, pero cuando el cáncer prospera, lo hace porque estos sistemas de defensa han fracasado. Un equipo de investigadores ha descubierto una estrategia crítica que algunos cánceres pueden estar usando para protegerse a sí mismos: encontraron evidencia de este programa genético a través de 30 cánceres humanos del tejido periférico, incluyendo cáncer de piel melanoma, informa Europa Press.
“Nuestro estudio revela un nuevo objetivo de inmunoterapia y proporciona una base evolutiva de por qué el sistema inmunológico puede fallar en la detección de los cánceres que surgen en los tejidos”, dice la líder de la investigación, Niroshana Anandasabapathy, del Hospital Brigham y de Mujeres, en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
“El programa genético sobre el que informamos ayuda al sistema inmunológico a equilibrarse. Algunas partes de este programa impiden que el sistema inmune destruya órganos o tejidos sanos, pero también puede dejar un punto ciego para detectar y combatir el cáncer”, agrega esta investigadora, cuyo trabajo se publica este jueves en la revista ‘Cell’.
Los autores estudiaron fagocitos mononucleares inmunes, un grupo de células dispares que actúan como el “come cocos” del sistema inmunológico. Cuando estas células detectan invasores extraños y tejidos normales moribundos, devoran o engullen sus componentes. Entonces, estas células presentan estos componentes en su superficie a las células T para mantener la tolerancia a los tejidos sanos o combatir infecciones y patógenos.
A pesar de las diferencias en la función, todos los fagocitos mononucleares inmunes que se encuentran en la piel (un tejido periférico como el pulmón y el intestino) comparten un conjunto común de programación genética, que mejora aún más cuando entran en el tejido. Este programa se conserva en el desarrollo fetal y adulto, y a través de especies. Y, como informa el equipo de investigación, es co-optado por múltiples cánceres humanos de tejido.
El equipo detectó que este programa es impulsado por una “señal instructiva” de interferón gamma, una molécula que desempeña un papel crítico en la regulación de la inmunidad. Los autores descubrieron IFN-gamma para los fagocitos mononucleares en desarrollo, pero que IFN-gamma y las células inmunes del tejido son mucho más elevadas en el cáncer de piel que en la piel sana. Tener una respuesta inmunológica medida por IFN-gamma y firmas de tejidos se correlacionó con la mejora de los resultados de supervivencia en melanoma metastásico, haciendo a estas firmas potenciales biomarcadores para la supervivencia del cáncer.
Los autores razonaron que este programa podría contener moléculas clave que ayuden al sistema inmunológico a reducir la inflamación, pero también podría dejar un punto ciego para la detección del cáncer. Uno de los genes clave que los investigadores detectaron es el supresor de la señalización de citoquinas 2 (SOCS2). Cuando este gen se desactivó en un modelo de ratón, el sistema inmune fue capaz de detectar y rechazar de forma robusta el cáncer en modelos de melanoma y timoma (cáncer del timo). También observaron respuestas mejoradas a la vacunación y una mayor autoinflamación que sugiere que este gen normalmente amortigua las respuestas autoinflamatorias y contrae la inmunidad protectora. “Nuestra investigación sugiere que estos cánceres están cooperando con el desarrollo específico del tejido inmune para escapar de la detección, pero vemos que apagar SOCS2 los desenmascara –resume Anandasabapathy–. Esto arroja nueva luz sobre nuestra comprensión de cómo el sistema inmunológico está programado para ver los cánceres y también señala el camino hacia nuevos objetivos terapéuticos para el tratamiento de los cánceres que tienen estas firmas”.
Fuente: Europa Press