Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EE UU, han logrado avances prometedores en el tratamiento de tumores cerebrales o enfermedades como el alzhéimer y la esclerosis múltiple sin necesidad de someterse a una cirugía. Un equipo ha conseguido desarrollar diminutos chips electrónicos introducidos en el cuerpo mediante una inyección en el brazo, y que son capaces de viajar a través del sistema circulatorio y autoimplantarse en una región específica del cerebro para proporcionar desde allí un tratamiento focalizado.
En el estudio, que por ahora se ha llevado a cabo en ratones, han podido demostrar que estos nanoimplantes han podido identificar y viajar a una región cerebral específica sin necesidad de intervención humana. Una vez allí, explican los investigadores, estos dispositivos se alimentan de forma inalámbrica para proporcionar una estimulación eléctrica, denominada neuromodulación, y poder así tratar tumores cerebrales u otras enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
Este tipo de tecnología se denomina «circulatrónica», y sirve para tratar la inflamación cerebral, «un factor clave en la progresión de muchas enfermedades neurológicas», detalla el MIT en un comunicado.
Gracias a la circulatrónica, estos implantes «pueden proporcionar neuromodulación localizada en las profundidades del cerebro con una alta precisión, hasta un margen de varios micrómetros alrededor del área objetivo», añaden sobre esta investigación, publicada en Nature Biotechnology.
Antes de ser inyectados, estos dispositivos electrónicos se integran con células biológicas vivas, para que así no puedan ser atacados por el sistema inmunitario del paciente y puedan cruzar la barrera hematoencefálica sin dañarla. Una vez implantado en el cerebro, tampoco daña las neuronas circundantes, sostienen los investigadores.
Deblina Sarkar, profesora asociada de Desarrollo Profesional de AT&T en el MIT Media Lab y el Centro de Ingeniería Neurobiológica del MIT, cree que los implantes de este tipo se presentan como una alternativa a los costosos y arriesgados procedimientos quirúrgicos. «La tecnología circulatrónica tiene el potencial de hacer que los implantes cerebrales terapéuticos sean accesibles para todos al eliminar la necesidad de cirugía», indica.
Además, debido a su tamaño diminuto —cada un tiene un tamaño aproximado de una milmillonésima parte de un grano de arroz— estos dispositivos circulatrónicos tienen una mayor precisión frente a los electrodos convencionales, pueden autoimplantarse y crear así millones de puntos de estimulación microscópicos para tratar esa región objetivo.
El laboratorio de Deblina Sarkar ya trabaja en el desarrollo de su tecnología para poder tratar enfermedades como el cáncer cerebral, el alzhéimer o el dolor crónico. «Se trata de una plataforma tecnológica que podría emplearse para tratar diversas enfermedades cerebrales y trastornos mentales», apunta Sarkar, que cree que «esta tecnología no se limita al cerebro, sino que podría extenderse a otras partes del cuerpo en el futuro», concluye.
Fuente: msn.com


Deja una respuesta