Zuckerberg y su ‘superinteligencia personal’ como motor del progreso humano
El CEO de Meta defiende un modelo distribuido de inteligencia artificial centrado en las personas, que anticipe una nueva etapa en la evolución humana y alejado de las visiones centralizadas de sus competidores
La sombra de Steve Jobs es muy alargada, como bien sabe Apple, con los bolsillos llenos pero huérfana de carisma desde hace lustros.
Y no es solo Apple (aunque Craig Federighi hace lo que puede por aportar un poco de color). Las presentaciones de las grandes tecnológicas se han convertido en una mera exposición de características y funcionalidades, hardware y software que siempre es revolucionario y «disruptivo» (una palabra de moda), unas sesiones casi tan planas y grises (no se puede hablar de espectáculo audiovisual) como los máximos dirigentes de esas mismas compañías.
Daría para otro artículo analizar por qué las big tech están comandadas por tipos que, sin poner en duda su capacidad empresarial, son, a falta de un término mejor, anodinos: Tim Cook en Apple, Sundar Pichai en Alphabet, Satya Nadella en Microsoft, Andy Jassy en Amazon, Mark Zuckerberg en Meta.
Hay un par de excepciones entre las siete magníficas: Jensen Huang en Nvidia y, claro, Elon Musk en Tesla, aunque este último no daría para un artículo, sino para todo un libro.
Las ‘visiones’ de Mark Zuckerberg
Desde hace tiempo uno de ellos (no Musk) trata de llenar el vacío que dejó el cofundador de Apple: Mark Zuckerberg.
No por su carisma (bien conocidas son sus escasas habilidades sociales y su alergia al foco público), sino por su empeño en presentarse como un gurú, un visionario que anticipa las próximas revoluciones tecnológicas.
Lo que ocurre es que, más que anticiparlas, Zuckerberg hace lo posible por imponerlas.
Pasó con el metaverso, ese concepto de la ciencia ficción del que se apropió hace unos años y que, aunque no oficialmente muerto, no es ni de lejos la nueva realidad que preconizaba allá por 2021.
Ahora ha puesto el foco, claro, en la inteligencia artificial.
Solo que el término inteligencia artificial se le queda corto. El cocreador de Facebook prefiere hablar de superinteligencia, un concepto vago en el que su compañía ya ha invertido miles de millones de dólares (y lo seguirá haciendo) y al que ahora añade una idea más: la superinteligencia personal.
Una idea que cree que será el motor del progreso humano y la clave para una nueva etapa de la evolución. Tal cual.
Así lo expone en un manifiesto que publicó esta semana coincidiendo con la presentación de los resultados de Meta del último trimestre, un texto plagado de buenas intenciones y promesas de un futuro mejor para toda la humanidad. Y con un tono mesiánico apenas disimulado.
Una visión descentralizada de la superinteligencia
Zuckerberg habla en el texto de esa “superinteligencia personal” para reorientar el desarrollo de la inteligencia artificial hacia el empoderamiento individual y apunta que el objetivo de su compañía es poner estas tecnologías en manos de todas las personas para que puedan “lograr sus metas, crear lo que quieren ver en el mundo y convertirse en quienes aspiran a ser”.
«La visión de Meta es llevar la superinteligencia a todo el mundo», afirma Zuckerberg en su escrito, donde contrapone su enfoque al de otras empresas del sector que, a su juicio, promueven una IA dirigida centralmente y orientada a automatizar todo el trabajo valioso. “Nosotros creemos en poner este poder en manos de las personas para que lo dirijan hacia lo que valoran en sus propias vidas”, subraya.
En su estilo, ni ofrece una definición propiamente dicha de qué entiende por superinteligencia ni detalla cómo va a desarrollarla, pero Zuckerberg incide en que Meta ya dispone de los recursos y el conocimiento técnico necesarios para construir “la enorme infraestructura” que requiere esta nueva era tecnológica.
“Tenemos la capacidad y la voluntad de llevar esta tecnología a miles de millones de personas a través de nuestros productos”, dice.
Una nueva etapa en la evolución humana
Para el CEO de Meta, la llegada de la superinteligencia no supone una ruptura radical con la historia de la humanidad, sino una continuación de una tendencia tecnológica de largo recorrido.
“Hace solo 200 años, el 90% de la población trabajaba en la agricultura para sobrevivir”, recuerda. “Los avances tecnológicos han ido liberando a la humanidad de la subsistencia, permitiéndonos dedicar más tiempo a la ciencia, la salud, la creatividad, la cultura, las relaciones y el disfrute de la vida”.
En esta línea, Zuckerberg se muestra “extremadamente optimista” respecto al impacto positivo que la superinteligencia puede tener en el progreso humano. Pero va más allá: a su juicio, lo más transformador no será la abundancia material que pueda generar esta tecnología, sino su capacidad para iniciar una nueva era de “empoderamiento personal”.
“El impacto más significativo en nuestras vidas vendrá de que todos dispongamos de una superinteligencia personal que nos ayude a lograr nuestras metas, vivir aventuras, ser mejores amigos y crecer como individuos”, afirma.
Esta asistencia personalizada, añade, estará integrada en dispositivos cotidianos como gafas de realidad aumentada, que podrán “ver lo que vemos, oír lo que oímos e interactuar con nosotros a lo largo del día”.
Es decir, una IA omnipresente e ineludible que lo sabrá todo sobre nosotros. ¿Qué hay de la privacidad? Ni una línea.
Implicaciones estratégicas
El artículo de Zuckerberg llega en un momento clave para Meta, que vive una de sus mejores épocas en términos de ingresos y beneficios.
También coincide con la creación, a principios de julio, del equipo Meta Superintelligence Labs (MSL), cuyo objetivo es acelerar el desarrollo de soluciones de IA avanzadas y competir en un mercado dominado por actores como OpenAI, Google, Microsoft o xAI.
Aunque el manifiesto parezca una mera reflexión filosófica sobre el papel de la IA en la sociedad, tiene implicaciones estratégicas.
En su texto, el CEO de Meta lanza una crítica velada a quienes apuestan por modelos cerrados, hiperespecializados y controlados centralmente.
“Algunos creen que la humanidad vivirá de la renta del trabajo automatizado. Nosotros pensamos que la prosperidad, la ciencia, la salud y la cultura siempre han avanzado gracias a que las personas persiguen sus aspiraciones individuales”, señala.
Meta defiende el desarrollo de modelos de IA que no solo respondan a tareas específicas, sino que conozcan profundamente a cada usuario, comprendan sus metas y le ayuden a alcanzarlas.
“Si las tendencias actuales continúan, cabe esperar que las personas pasen menos tiempo en software de productividad y más tiempo creando y conectando”, anticipa (lo de conectar, como máximo dirigente del coloso mundial de las redes sociales, tiene todo el sentido).
IA abierta, pero con límites
Zuckerberg también aborda en su escrito uno de los debates del momento: el de la apertura de los modelos de IA. Hasta ahora, Meta ha defendido un enfoque relativamente abierto, con la publicación de los modelos Llama bajo licencias semiabiertas.
Pero el propio Zuckerberg dice ahora que el desarrollo de esta superinteligencia plantea nuevos riesgos y que no todo debe compartirse.
“Creemos que los beneficios de la superinteligencia deben compartirse de la forma más amplia posible. Dicho esto, esta tecnología generará preocupaciones inéditas sobre la seguridad. Tendremos que ser rigurosos a la hora de mitigar estos riesgos y cuidadosos con lo que decidimos liberar como código abierto”, advierte.
En la conferencia con analistas tras la publicación de resultados, el CEO matizó que su postura sobre el código abierto no ha cambiado significativamente, aunque admitió que hay modelos que son demasiado grandes o demasiado sensibles como para ser compartidos sin reservas.
“Nos debatimos sobre si es realmente útil publicar ciertas cosas, o si solo estaríamos ayudando a nuestros competidores”, apuntó. Aun así, apostilló que “esperaría que sigamos publicando parte de nuestro trabajo”.
Una década decisiva
Zuckerberg considera que el periodo que resta hasta 2030 será crucial para definir el rumbo que tomará esta tecnología. “Será el momento decisivo para determinar si la superinteligencia será una herramienta para el empoderamiento personal o una fuerza centrada en sustituir grandes segmentos de la sociedad”, advierte.
Meta, según afirma, ha elegido el primer camino, para “construir una superinteligencia personal que empodere a todos”. Y asegura que su empresa está preparada para liderar esa transición.
Fuente: diariodesevilla.es