Una ciudad flotante de 10,000 habitantes anticipa el futuro urbano
Un estudio de arquitectura ha revelado imágenes de un concepto de ciudad flotante y autosuficiente, diseñado para resistir desastres naturales como inundaciones, tsunamis y huracanes. La ciudad, denominada “Oceanix”, es un proyecto encargado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el marco de sus objetivos de desarrollo sostenible.
Compuesta por una colección de plataformas hexagonales amarradas al fondo del océano, la ciudad puede albergar a unos 10.000 residentes y tiene las instalaciones para producir su propia energía, agua dulce y calor. Además, está diseñada para crecer, transformarse y adaptarse orgánicamente a lo largo del tiempo, evolucionando de barrios a ciudades con la posibilidad de crecer indefinidamente.
El concepto, diseñado por el estudio danés Bjarke Ingels Group (BIG), se presentó el pasado miércoles, 3 de abril, en una mesa redonda en Nueva York organizada por ONU-Habitat, el programa de Naciones Unidas que trabaja por un mejor futuro urbano.
«Somos la agencia de la ONU encargada de trabajar con las ciudades, ya sea en tierra o en agua», señala Maimunah Mohd Sharif, el director ejecutivo de ONU-Hábitat y el subsecretario general de la ONU, en un comunicado. «Estamos listos para entablar un diálogo sobre ciudades flotantes sostenibles para garantizar que este floreciente sector se movilice con buenos resultados y en beneficio de todas las personas».
También han colaborado en el proyecto el Centro de Ingeniería oceánica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la sociedad profesional internacional The Explorers Club y OCEANIX, un grupo sin ánimo de lucro que invierte en ciudades flotantes en esta nueva frontera marítima.
“Oceanix”: una ciudad modular
Como parte de la nueva agenda urbana de ONU-Hábitat, los participantes del proyecto proponen un ecosistema artificial sostenible, que canaliza los flujos de energía, agua, alimentos y residuos para crear una metrópolis marítima modular.
Las representaciones muestran una serie de islas pobladas por estructuras de mediana altura construidas con materiales sostenibles. BIG conceptualizó la arquitectura para que las futuras generaciones de arquitectos pudieran desmontarla y reconfigurarla fácilmente.
«Nueve de cada diez de las ciudades más grandes del mundo estarán expuestas a niveles de mar crecientes en 2050”, apunta Bjarke Ingels, socio fundador de BIG. “El mar es nuestro destino, también puede ser nuestro futuro».
«La arquitectura aditiva puede crecer, transformarse y adaptarse orgánicamente a lo largo del tiempo, evolucionando de un vecindario de 300 residentes a una ciudad de 10,000, con la posibilidad de escalar indefinidamente para proporcionar comunidades náuticas prósperas para las personas que se preocupan por nuestro planeta», explica Ingels.
La ciudad flotante se asentaría en la costa desde las principales ciudades costeras, pero podría ser remolcada a otros lugares en caso de un desastre. Añadiendo un elemento adicional de seguridad, todas las estructuras se diseñarán para resistir inundaciones, tsunamis y huracanes de categoría 5.
Las islas serían reforzadas por Biorock, un material con un revestimiento de piedra caliza formado por la exposición de minerales bajo el agua a una corriente eléctrica. El material que se repara a sí mismo se vuelve más resistente con el tiempo, por lo que puede soportar condiciones climáticas adversas. Es tres veces más duro que el hormigón, pero aún puede hacerse flotar.
Ciudades asequibles y respetuosas con el medio ambiente
Según Marc Collins Chen, cofundador y director ejecutivo de OCEANIX, los humanos pueden vivir en ciudades flotantes en armonía con la vida bajo el agua.
“Existe la tecnología necesaria para poder vivir en el agua, sin matar los ecosistemas marinos”, explica Chen. “Nuestro objetivo es asegurarnos de que las ciudades flotantes sostenibles sean asequibles y estén disponibles para todas las áreas costeras necesitadas. No deben convertirse en un privilegio de los ricos.
El proyecto aborda la escasez de viviendas y las amenazas del aumento del nivel del mar. Es la aspiración a un hábitat respetuoso con el medio ambiente, pues las aldeas no permitirían ningún automóvil o camión de alta emisión y usarían tubos neumáticos para transportar la basura a una estación de clasificación y reciclaje de residuos.
El concepto podría utilizar otras tecnologías nuevas, incluidos vehículos sin conductor, entregas mediante aviones no tripulados y cultivos oceánicos (cultivo de alimentos debajo de la superficie del agua). Las jaulas debajo de las plataformas podrían recolectar vieiras, algas marinas u otros mariscos. Los sistemas acuapónicos usarían los desechos de los peces para ayudar a fertilizar las plantas.
Fuente: tendencias21.net