Tecnofósiles, el rastro que dejaremos los humanos
Algunos de los objetos que usamos a diario representan nuestros futuros restos arqueológicos
De igual forma que los dinosaurios dejaron sus huellas y huesos fosilizados para ser descubiertos millones de años después por los seres humanos, es sugestivo pensar en cuáles serán los rastros que dejaremos los humanos millones de años después de que nuestra civilización haya desaparecido, si es que no logramos encontrar la manera de sobrevivir.
Parece evidente que los Homo sapiens, como ninguna otra especie que exista o haya existido sobre la faz de la Tierra, hemos cambiado muchas características del entorno natural en el planeta azul.
Desde comienzos de la revolución industrial en el siglo XVIII, pero principalmente a partir de la segunda mitad del siglo pasado, el uso de la tecnología se ha masificado, siendo utilizada hoy en día por miles de millones de personas.
Vehículos, celulares y toda clase de dispositivos electrónicos, al igual que plásticos y hasta bolígrafos, son solo algunos de los elementos indispensables en la vida moderna. Todos estos bienes materiales son diferentes de cualquier cosa que haya sido generada por otros animales en la historia de la Tierra, y se les conoce como tecnofósiles. Representan los futuros restos arqueológicos humanos que se acumularán en un tecnoestrato.
La principal característica de este tecnoestrato será el contenido de materiales que no se dan de manera natural o que son raros, como el hierro combinado con aleaciones artificiales, el titanio, el aluminio, y una gran cantidad de cerámicas modernas, vidrios y plásticos.
La producción de plásticos es una de esas actividades recientes de los seres humanos que moldea la vida en la Tierra y tiene conexión con prácticamente todos los ambientes, dejando un rastro que queda escrito en los sedimentos.
Los materiales y sustancias que usamos se van incorporando poco a poco al sustrato geológico. Estos hechos dan pie para afirmar, como lo hace una parte de la comunidad científica, que hemos entrado en una nueva era geológica, la que sería “la era del ser humano”, caracterizada por los cambios que generan nuestras acciones en los estratos geológicos de la Tierra; un paso del Holoceno al Antropoceno.
Tal parece que nuestra civilización tecnológica dejará un rastro indeleble, aunque el desarrollo tecnológico de una civilización es justamente lo que podría darnos la respuesta sobre la existencia de vida inteligente en algún lugar remoto del universo.
En este caso hablamos de los tecnomarcadores, las evidencias del uso de tecnología o de actividad industrial en otras partes del universo, que pueden incluir desde los más mundanos, como la existencia de contaminantes industriales o constelaciones de satélites artificiales, hasta posibles megaestructuras para protegerse de la intensa radiación de su estrella, o esferas de Dyson alrededor de la misma estrella para aprovechar su energía y suplir las demandas energéticas de una posible civilización extraterrestre.
Fuente: eltiempo.com