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Sensores infrarrojos, drones y robots: toda la tecnología para el rescate en Miami

Las tareas de búsqueda de los desaparecidos tras el derrumbe en el complejo Chaplain Towers no cesa

Impresiona ver de cerca la forma en que quedó convertido ese lujoso complejo de torres de Miami que colapsó en la madrugada del jueves y engulló al menos a 55 departamentos: los 12 pisos se derrumbaron tan rápidamente uno sobre otro que aparecen aplastados en capas, como si fuera una torre de panqueques.

Esta disposición, estiman los expertos, dificulta enormemente las tareas de rescate de sobrevivientes del complejo Chaplain Towers de Surfisde, Miami, porque a simple vista parecen escasos los huecos entre los escombros que pudieran albergar algún signo de vida.

Los rescatistas igualmente trabajan a todo vapor, complicados también por la lluvia que cayó el jueves a la noche y que llenó de agua muchos de los posibles espacios vitales entre las ruinas.

Son 80 dotaciones venidas de todo el estado de Florida, y de más lejos aún, provistas de perros especialmente entrenados y la mejor tecnología.

Los animales son los que se desplazan primero para rastrear huellas de vida. También se usan sensores infrarrojos para detectar calor humano, drones grandes y diminutos y pequeñas cámaras que se introducen entre los escombros para acceder a posibles víctimas.

Otros elementos utilizados son pequeños sonares para detectar sonidos, por lo que se necesita que la zona permanezca en silencio.

También hay aparatos para la detección de gas y elementos explosivos y algunos robots pequeños que pueden ingresar en los huecos de una estructura colapsada.

Trabajo sin pausa

Los rescatistas trabajan sin descanso. De noche lo hacen entre enormes grúas con luces que hacen prácticamente de día ese lugar.

Es muy fuerte el contraste de ese foco feroz de luz blanquecina, casi de quirófano, con la oscuridad reinante alrededor (los edificios vecinos evacuados y sin luz) y la penumbra de la playa.

En medio de la desesperación de los familiares que esperan novedades de sus seres queridos que permanecen desaparecidos, los rescatistas se mueven lentamente porque cada paso que dan puede ser peor.

Remueven pequeñas piezas con manos casi de cirujanos para evitar derrumbes que puedan complicar aún más las posibilidades de los sobrevivientes.

Angustia y pocas noticias

Hubo pocas noticias de hallazgos de vida. Dicen que se rescataron 35 personas, pero no hay detalles.

Poco después del colapso se vio emerger de entre las ruinas a un adolescente de 15 años, que, según se supo este viernes, tiene solo algunos huesos rotos. También fue rescatada su madre, cuya condición permanece en reserva.

El jueves a la noche se vio salir un cuerpo en una camilla envuelto en un plástico amarillo.

La situación es muy inestable. En la madrugada de este viernes sucedió algo que todos temían y que hizo suspender por un tiempo las tareas de búsqueda: explotó una tubería de gas y se desató un incendio que tuvo que ser controlado por los bomberos.

Las explosiones son siempre una amenaza. No solo por el gas y la electricidad, sino también porque en el garage quedaron atrapados los automóviles con sus tanques de combustible llenos.

Cuando parte del complejo de 136 departamentos colapsó, a la 1.23 de la madrugada del jueves, los rescatistas primero se enfocaron en salvar a los que habían quedado atrapados en las unidades que quedaron en pie.

Los ascensores y las escaleras habían quedado destruidos y la cochera estaba inundada por lo que muchos no podían salir de sus viviendas.

Con grúas especiales, fueron retirados desde los balcones. Luego de asegurarse de que no quedara nadie allí, se abocaron a remover los escombros de los 55 departamentos destruidos.

El gobernador de Florida, Ron de Santis, declaró el estado de emergencia para el condado de Miami-Dade, lo que habilita la movilización de fuerzas y la asistencia financiera federal.

En Washington, el presidente Joe Biden autorizó a la agencia que actúa en los desastres, FEMA, a brindar ayuda federal.

Los rescatistas alternan sus turnos de trabajo. Los estadounidenses ya los llaman “héroes”.

En los alrededores del edificio destruido se ven carpas blancas con cajas de comida y bebidas. Son donaciones especiales de particulares y de empresas que buscan confortar a los trabajadores.

También la policía ha convocado a la Calvary Church, una iglesia cercana, a que instale una carpa para que los rescatistas puedan acercarse a rezar y encontrar el confort espiritual que tanto necesitan.

Fuente: clarin.com