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¿Se puede comer langosta y proteger sus especies?

Proteger el 20% de las áreas de pesca aseguraría la supervivencia de la especie y aumentaría el número de langostas disponibles para los pescadores

Un equipo liderado por científicos del Programa de Conservación Marina del Instituto Smithsonian ha diseñado una red de reservas marinas para la costa caribeña de Honduras, con el objetivo de preservar a largo plazo las poblaciones de langostas, a la vez que fomenta la captura sostenible de las diferentes especies.

“Los pescadores pueden oponerse a los planes que consideran que les quitan una gran parte de su área de pesca, lo que amenazaría sus ingresos sin claros beneficios aparentes. Nuestro enfoque de diseño resuelve este punto de tensión y demuestra que es posible diseñar redes de reservas que proporcionen beneficios medibles para los pescadores”, indica Stephen Box, autor principal del estudio biólogo marino en el Instituto Smithsonian (Florida, EU).

Las reservas marinas ayudan a proteger una porción de determinadas poblaciones explotadas y apoyan la recuperación y persistencia de generaciones futuras. Pero tanto investigadores como ecologistas reconocen, cada vez más, que es necesario encontrar un equilibrio con las necesidades inmediatas de comunidades locales. “Queremos proteger los recursos del océano para que estén disponibles en el futuro, pero también que la gente siga usándolos”, explica Iliana Chollett, otra de las autoras principales del trabajo.

Para elaborar los modelos de reservas marinas es necesario un exhaustivo trabajo, poco práctico para las fases de diseño e identificación de cuáles son los mejores lugares dónde ubicarlas. Chollett, que está especializada en buscar alternativas a prácticas de pesca peligrosas e insostenibles utilizadas en Latinoamérica y el Caribe, sabía que necesitaría mucho tiempo y esfuerzo, pero lo creyó necesario y posible. Su propuesta fue diseñar un sistema de reservas orientado a proteger las poblaciones de langostas en las aguas de la costa noreste de Honduras.

La langosta común del Caribe (Panulirus argus), cuya población está amenazada por la sobrepesca, es el recurso marino más valioso del Caribe y un componente clave de la pesca comercial de Honduras.

Pequeñas reservas con grandes beneficios

Los investigadores trabajaron juntos para recolectar y analizar datos biológicos y oceanográficos relevantes. Entre ellos, hallazgos sobre el crecimiento de las langostas, su reproducción y muerte, cómo se mueven en el fondo del océano, datos sobre corrientes oceánicas y de sus hábitats.

Estos elementos se utilizaron para determinar dónde aumentarían las poblaciones de langostas, si ciertos puntos estuvieran protegidos por reservas, y cómo estas áreas afectarían a las zonas de pesca. Lo hicieron a través de un ordenador de alto rendimiento.

Tras aplicar el modelo repetidas veces, descubrieron que protegiendo el 20% de los caladeros de pesca se aseguraría la supervivencia a largo plazo de las langostas, a la vez que aumentaría su número en las zonas disponibles para los pescadores. Sin embargo, el sistema permitiría la pesca sostenible solo si el nivel de pesca se mantiene estable en el futuro.

Según Chollet, este diseño podría ser crucial, para hacer sostenibles las prácticas de pesca en Honduras y espera que la estrategia se aplique ampliamente en todo el mundo

Fuente: SINC