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‘Patria’, la vacuna mexicana contra la covid-19, se aleja por falta de recursos y voluntarios

Más de un año después de iniciar pruebas en humanos, el biológico está atascado en la fase 2 porque no hay candidatos idóneos para los ensayos clínicos

La fecha de la aplicación masiva de la vacuna mexicana contra la covid-19, Patria, aún es una interrogante. La rapidez de los contagios y la llegada de las nuevas variantes del virus han modificado el cronograma del Gobierno federal, que en un principio planteaba a Patria como una opción factible para detener los contagios y atender la emergencia sanitaria a un bajo coste. Ahora, los altos índices de inmunización en la población, la falta de más recursos para hacer estudios clínicos masivos, el surgimiento de nuevas variantes como ómicron y la ausencia de experiencia en el desarrollo de vacunas ha jugado en contra del desarrollo del biológico nacional en el tiempo que la pandemia lo requería, advierten especialistas.

En abril de 2021, la directora del Consejo de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, declaró que tras superar los estudios preclínicos en ratones y cerdos iniciarían las pruebas en humanos. “Si todo sale como esperamos, tendríamos al final de este año una vacuna mexicana”, declaró. En ese entonces los funcionarios hacían cálculos optimistas sobre ahorros de más de 800% respecto a las compras de dosis en el exterior e inclusive se habló de planes de exportación. Sin embargo, a un año de estas declaraciones entusiastas, el proyecto de la vacuna Patria sigue aparcado en la fase 2, a la espera de reunir a voluntarios con los requisitos necesarios para avanzar en los ensayos clínicos que le permitan continuar a la siguiente etapa y así obtener la autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para su aplicación masiva.

Encontrar a los candidatos idóneos para realizar los ensayos clínicos ha sido una carrera cuesta arriba. La directora del Conacyt reconoció en una conferencia, a fines de abril, que se han rechazado a tres de cada cuatro voluntarios debido a que no cumplen con los niveles de anticuerpos requeridos. Antes de la llegada de la variante ómicron, el índice de rechazo, detalló la directora, era de un 50%, pero conforme se fueron dando avances en la vacunación, los niveles de rechazo subieron considerablemente, ya que es más difícil encontrar personas con ese nivel de anticuerpos cuando ya han recibido una dosis de alguna vacuna.

Patria será un biológico contra el virus SARS-CoV-2 de aplicación intramuscular e intranasal que ha requerido un desembolso de 150 millones de pesos por parte del Gobierno federal. La vacuna, desarrollada por el laboratorio privado Avimex, utiliza la tecnología proveniente de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí (Nueva York) y la proteína HexaPro de la Universidad de Texas, en Austin.

El infectólogo Alejandro Macías opina que parece una buena vacuna, pero destaca que no se han completado los estudios para asegurar su seguridad y eficacia. “Faltan los estudios de fase 3. Lo ideal es que la vacuna hubiera estado a tiempo para aplicarse durante la pandemia, pero aquí lo que se pretende es disponer de una plataforma en México para el desarrollo de vacunas que pudieran tener al país en mejor posición para responder a pandemias futuras”, declara.

“El desarrollo de vacunas no es nada sencillo, los estudios cuestan miles de millones de pesos, ese no es el presupuesto con el que cuenta Patria, por más que esté bien subvencionada, por más que se haya metido dinero del Conacyt y de otras fuentes, no cuenta con esos recursos para hacer los estudios más rápido. Han tenido que ir a una velocidad mucho más lenta y, sin embargo, los primeros estudios que se han hecho han mostrado que es una vacuna eficaz y una ventaja que tiene es que es una plataforma para otras vacunas de coronavirus y de otro tipo de vacunas”, dice Macías.

Ante el retraso en su desarrollo, Patria pasó de ser la alterativa mexicana para atajar la pandemia a una opción de refuerzo universal contra el virus. En marzo pasado, el subsecretario Hugo López-Gatell invitó a los mexicanos a participar en los ensayos clínicos para el desarrollo del biológico: “Durante todo un año estará en observación médica, recibiendo una serie de evaluaciones que son de importancia adicional a la inmunidad”, dijo. El subsecretario señaló que en el segundo semestre de 2022 será posible usar el biológico de manera generalizada.

De acuerdo con el protocolo actual de participación en los ensayos clínicos del biológico, a los participantes se les tomará una prueba de sangre, si el nivel de anticuerpos es alto no podrán participar en el ensayo. En esta fase se requiere de 400 voluntarios. Los candidatos al estudio en fase 2 deben vivir en Ciudad de México, ser mayores de 18 años, haber recibido un esquema de vacunación completo con cuatro meses de anterioridad; no haber presentado enfermedades respiratorias durante los últimos 21 días; en caso de ser mujeres, no estar embarazadas, y no estar participando en otro protocolo de estudio.

Mientras el desarrollo de Patria avanza a cuentagotas, la importación de vacunas mantuvo un ritmo con la compra de biológicos provenientes de Rusia, Estados Unidos y China, además de los viajes del canciller Marcelo Ebrard a destinos como la India para buscar próximas adquisiciones de dosis. Recientemente, el presidente López Obrador anunció que se inmunizará a los niños menores de 11 años con la vacuna cubana Abdala aunque esta dosis aún no ha recibido la autorización de uso pediátrico por parte de la Cofepris.

Mauricio Rodríguez, vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM, explica que Patria está avanzando en fase 2, pero advierte de que no hay mucha información pública de su desarrollo. “Ya ahorita solo la puedes evaluar como vacuna de refuerzo, porque prácticamente toda la población está vacunada. Seguramente para finales de año van a tener datos suficientes como para pasar ya a la siguiente etapa regulatoria y en el 2023 esté la vacuna lista” opina.

El especialista reconoce que a diferencia de países como Cuba o Brasil, México optó hace un par de décadas por importar los biológicos, debido a que en ese entonces era más redituable en términos económicos. A finales de la década de los ochenta, el país aún exportaba a 15 países sus vacunas, pero las mismas autoridades reconocen que a partir de 1999 México dejó de ser autosuficiente en esta materia. “Llegamos tarde como país, porque en los últimos 30 años no invirtieron lo suficiente, nos hicieron dependientes de la biotecnología exterior, entonces, no había manera de llegar temprano. El problema ocurrió hace 20 años, cuando dejaron de producir vacunas en México y suprimieron los incentivos para las vacunas. No desarrollaron adecuadamente la agenda de biotecnología en el país”, afirma el experto de la UNAM.

En sintonía con la narrativa de soberanía nacional que ha marcado su Gobierno, el presidente López Obrador defiende que con el desarrollo de la vacuna Patria se está dando un paso firme hacia la recuperación de la industria nacional de biológicos, sin embargo, la velocidad a la que avanzó la pandemia y sus variantes cerró la baraja de opciones a la búsqueda en el exterior, biológicos con los que se ha inmunizado a 86,3 millones de personas en el país.

Fuente: elpaís.com