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México reprueba en innovación y desarrollo dentro de la OCDE

El sistema nacional de ciencia e innovación de México salió reprobado en prácticamente todas las variables que utilizó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos para medir su desempeño en el estudio Perspectivas en Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina 2016. La OCDE colocó al país en los peores niveles de capacidad para innovar y desarrollar tecnología tanto por parte del gobierno como de las empresas privadas. Ninguno hace bien su trabajo cuando se trata de innovar.

El gasto público en innovación y desarrollo (I+D), el presupuesto que destinan las principales 500 universidades del país en esta materia, las publicaciones en revistas especializadas, la inversión en Tecnologías de la Información y Comunicaciones, las suscripciones a banda ancha fija, las patentes solicitadas por universidades y laboratorios públicos, el nivel de educación superior de la población adulta y el porcentaje de adultos con mejor desempeño en la solución de problemas tecnológicos son variables que en México están muy lejos de alcanzar los niveles medios de los países que OCDE, ya no digamos los de los países que lideran en esta materia.

El problema no es diferente cuando se habla del sector privado. Las empresas que operan en México también fallan en aspectos como su inversión en I+D en el país, el nivel de capital de riesgo que se invierte o el número de empresas jóvenes que registran patentes. Los rubros en los que México sale mejor parado son la coinvención y las coautorías internacionales en materia de investigación y desarrollo, el índice de facilidad emprendedora y el gasto en educación superior.

Según el estudio de la OCDE, que fue traducido al español por Microsoft, México registró un gasto interno bruto en investigación y desarrollo (GIBID) de 11,683 millones de dólares, lo que representa apenas 1% del total invertido en los 37 Estados que integran a la organización internacional.

Durante la presentación del estudio, Roberto Martínez, director del Centro de la OCDE en México, dijo que, como propuestas a la próxima administración, en México hace mucha falta trabajar de manera simultánea en dos frentes: el primero es hacer todo lo conducente para que aumente la dispersión de innovaciones tecnológicas entre las medianas y pequeñas empresas (pymes), esto con el fin de que la adopción de tecnología en México no acentúe la desigualdad estructural entre sectores dinámicos y sectores rezagados de la economía mexicana. La segunda recomendación es invertir en habilidades de capital humano, es decir que la fuerza laboral adquiera habilidades durante toda la vida.

“Es importante no aflojar el paso en el esfuerzo de inversión en este rubro dado que México ha demostrado lograr integrarse a manufactura avanzada en cadenas globales, lo que hace necesario que el país aproveche esta oportunidad y que pueda escalar hacia eslabones de mayor complejidad a partir de demostrar capacidades más robustas en innovación y en el registro de nueva propiedad intelectual”, dijo Martínez.

Incentivos fiscales, herramienta en I+D para próximo gobierno

El estudio de la OCDE refiere que entre los instrumentos de política más relevantes para el financiamiento de I+D empresarial en México en el 2016 se encontraban las adquisiciones de gobierno, las subvenciones competitivas y el financiamiento de capital, lo que deja de lado otras herramientas, como los incentivos fiscales.

El punto número 10 de los 50 que Andrés Manuel López Obrador propuso como base de su plan de austeridad sostiene que “no se comprarán sistemas de cómputo en el primer año de gobierno”. Ante este horizonte, Roberto Martínez dijo que si bien el gobierno habilita e incentiva, no está seguro de que haya una relación lineal entre las compras de gobierno y el esfuerzo de investigación y desarrollo del país y añadió que la OCDE no ha recogido esta propuesta de López Obrador como algo que vaya a durar de manera sostenida.

“El gasto en cómputo es uno de muchos rubros de gasto en adquisiciones gubernamentales que tienen un efecto indirecto en investigación y desarrollo. Recordemos que en el sector de cómputo, se trata de productos que son en su mayoría importados, entonces el contenido nacional mexicano es relativamente bajo”, dijo Martínez en entrevista con El Economista.

Respecto de los incentivos fiscales como instrumentos para financiar innovación y desarrollo entre las empresas, el cual es un rubro bastante avanzado entre la media de países de la OCDE, el directivo dijo que se trata de medidas para abaratar el costo de la actividad empresarial.

“En muchos países, se discute la opción de que el gobierno le dé incentivos fiscales o un periodo de exención fiscal a nuevos emprendedores en áreas de alta tecnología, las startups, con el fin de facilitar la curva de viabilidad para hacer que sea más posible que sobrevivan las nuevas empresas tecnológicas”, dijo.

El directivo sostuvo que la discusión en México es muy distinta, ya que la política que ha sido consistente entre varias de las administraciones federales es evitar en la medida de lo posible crear capítulos de excepción en el área de los impuestos, aunque, añadió, la OCDE está dispuesta a proveer a la próxima administración de análisis comparativos sobre las mejores prácticas en esta materia.

“En México, es menos recurrente echar mano de incentivos fiscales, aunque siempre van a ser una herramienta que se usa en otros países y si en algún momento la autoridad considera que se vuelve una opción en el caso mexicano, nosotros dentro de la OCDE estaremos listos a proveer de análisis comparado internacional sobre mejores prácticas. En el momento en el que el nuevo gobierno entre en funciones y en su caso quien ha sido propuesta como secretaria de Economía, la doctora Graciela Márquez, nos pidiera estos análisis, con gusto se los podríamos dar”, dijo.

Fuente: eleconomista.com