México prohibió el maíz genéticamente modificado en un decreto que entra en vigor el próximo año, por lo que Estados Unidos busca ampararse bajo los acuerdos del TMEC
México no planea quitar el dedo del renglón: el decreto que prohíbe el maíz genéticamente modificado para consumo humano se mantendrá en la regulación mexicana a pesar de los intentos de Estados Unidos por introducir este tipo de granos al país.
El vecino del norte argumenta que el decreto mexicano no se basa en la ciencia por lo que prohibir la importación de maíz transgénico viola los acuerdos del TMEC -que se firmó en 2020-.
Ante este desacuerdo, Estados Unidos quiere llevar el caso ante un panel de solución de diferencias, que es una figura que se acordó en el renovado TMEC.
México produce en su gran mayoría maíz blanco, pero en los últimos años ha intensificado una campaña para elevar el cultivo de maíz amarillo, que se usa para alimentar al ganado. De esta forma se busca que México importe menos granos desde EU.
¿Qué pasa con el maíz transgénico en México?
En 2020 el gobierno mexicano prohibió producir o importar maíz genéticamente modificado para 2024. Ante las protestas de su vecino del norte optó por permitirlo para la alimentación de animales y procesamiento en diversas industrias, hasta que se encuentre un sustituto al grano.
Quedaría prohibido para consumo humano. Pero el país es autosuficiente en maíz blanco no transgénico, que constituye la base de la dieta de sus 126 millones de habitantes.
La concesión no satisfizo a Estados Unidos, que en junio pidió consultas formales para intentar resolver el conflicto. Ahora, después de 75 días y ante la falta de acuerdos, el gobierno de Joe Biden pidió ir a un panel de consultas para «hacer cumplir las obligaciones de México bajo el TMEC».
El maíz transgénico en el TMEC
El gobierno de López Obrador quiere preservar la tortilla elaborada con maíz nativo, asegurando así la conservación de la biodiversidad de las más de 64 variedades de maíz que hay en el país, de las cuales 59 son endémicas, y promover una alimentación sin transgénicos.
La producción de granos genéticamente modificados suele estar asociada al uso de agrotóxicos en los cultivos. Por eso México se propone asimismo eliminar progresivamente el herbicida glifosato.
México argumenta que el maíz biotecnológico perjudica a las variedades autóctonas y puede tener efectos adversos para la salud.
Estados Unidos considera que el enfoque de México hacia la biotecnología «no se basa en la ciencia y va en contra de décadas de pruebas» que garantizan que no daña la salud ni el medioambiente.
Actualmente, México importa de Estados Unidos alrededor de 17 millones de toneladas al año de maíz amarillo, equivalente a 5,000 millones de dólares.
México es el segundo comprador mundial de maíz y el 95% procede del mercado estadounidense, cuya producción es, a su vez, 93% transgénica.
A partir de ahora se designará a los miembros del panel, quienes deberán fijar un calendario y emitir una decisión que se espera se dé a conocer en el transcurso del próximo año.
Cuáles son los riesgos para México
En caso de que Estados Unidos gane la batalla y el panel le dé la razón, la oficina de Comercio de EU podría poner aranceles punitivos a México a productos mexicanos.
Además, México ya enfrenta otros desacuerdos con Estados Unidos y Canadá, sobre todo en materia energética. Los dos socios de México consideran que sus políticas nacionalistas afectan a las empresas extranjeras.
Fuente: expansión.mx