De acuerdo con un especialista, muchos de los servicios y productos que utilizamos diariamente son posibles gracias a la tecnología espacial
En el marco de la Semana Mundial del Espacio, es importante reconocer los avances que han tenido impacto en la vida cotidiana de la humanidad, desde la comunicación por celulares hasta el desarrollo de medicamentos y materiales innovadores.
Así lo destacó el doctor José Francisco Valdés, coordinador del Programa Espacial Universitario (PEU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista para MILENIO.
Según Valdés, muchos de los avances tecnológicos actuales son posibles gracias a las misiones espaciales y los estudios llevados a cabo fuera de la atmósfera terrestre.
Explicó que muchos de los servicios y productos que utilizamos diariamente son posibles gracias a la tecnología espacial: “La señal de comunicación en los celulares es posible porque las señales suben a los satélites y bajan”, destacó.
Además, mencionó que la síntesis de fármacos (proceso químico que consiste en la mezcla de distintos productos para producir un medicamento) también se ha beneficiado de la investigación ultraterrestre.
“En el espacio tenemos varias condiciones, la primera es que no tenemos una atmósfera y entonces, liberarse de los posibles contaminantes para la síntesis de fármacos es más fácil y, por otro lado, la gravedad es mucho menor, entonces se pueden combinar ciertas sustancias con otras de una manera libre de la fuerza gravitacional por lo que síntesis que no son posibles en la Tierra, son posibles en el espacio.”
Observatorios en México, una contribución importante para la ciencia espacial
México ha tenido contribuciones importantes, principalmente en la observación del cosmos desde la Tierra. Muestra de ello son el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), ubicado en Baja California, el cual se compone de tres telescopios con diámetros de 2.1, 1.5 y 0.84 metros.
Por otro lado, en la cima del volcán Sierra Negra, en el estado de Puebla, se ubica el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, considerado el más grande del mundo con sus 50 metros de diámetro.
También en la Sierra Negra de Puebla, se encuentra el observatorio de rayos gamma HAWC (High Altitude Water Cherenkov por sus siglas en inglés) y es uno de los más poderosos en su tipo. A diferencia de otros observatorios, HAWC no utiliza espejos ni antenas para operar. En su lugar, emplea 300 tanques llenos con 180 mil litros de agua ultrapura.
Sin embargo, en el ámbito satelital, el país ha dependido de tecnología de otros países.
“Los satélites de comunicación que se usan en México fueron hechos en el extranjero, y algunos proyectos aún no se concretan”, agregó el doctor.
Pues, aunque México ocupa el doceavo lugar a nivel mundial en el sector industrial aeroespacial según la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), las empresas para las que se realizan trabajos de manufactura no son mexicanas.
De hecho, fue hasta 1991 cuando se fabricó el primer satélite 100 por ciento mexicano, el UNAMSAT-1, que fue destruido durante su lanzamiento en 1995, 38 años después del lanzamiento del Sputnik 1.
Falta de cultura espacial, un obstáculo para México: especialista
Sin embargo, Valdés subrayó que uno de los mayores obstáculos para el crecimiento del este sector en México es la falta de una cultura espacial.
“La gente no sabe que llamar por celular implica el uso de una tecnología espacial, ni cuántos alimentos y fármacos se han desarrollado en el espacio”, comentó.
Además, señala que la miniaturización de la electrónica, clave en la tecnología moderna, también se originó en investigaciones espaciales.
En este sentido, el coordinador de la UNAM apunta que el desarrollo de esta cultura espacial es responsabilidad compartida entre científicos, el gobierno y las empresas productivas.
“Es necesario informar más a la sociedad sobre los beneficios del espacio para que apoyen estas actividades”, enfatizó.
Para que México logre posicionarse como un actor relevante en el sector espacial, Valdés aboga por una política espacial sólida y respaldada por el gobierno.
“Es crucial que exista una alianza entre el gobierno, la academia y el sector productivo para impulsar el desarrollo de actividades espaciales”, afirmó.
La creación de una estrategia integral permitiría no solo el fortalecimiento de la infraestructura satelital, sino también la generación de empleos altamente especializados y la atracción de inversión extranjera en tecnología espacial.
Fuente: milenio.com