Trump planea cerrar y fragmentar el NCAR en Boulder, acusándolo de “alarmismo climático”, y trasladar funciones esenciales
La administración de Donald Trump avanza en un plan para desmantelar el National Center for Atmospheric Research (NCAR), uno de los centros de investigación climática más influyentes del mundo, con sede en Boulder, Colorado. Así lo confirmó un alto funcionario de la Casa Blanca a USA Today, medio que reportó que la iniciativa apunta a fragmentar la institución y cerrar su histórico laboratorio Mesa.
Fundado en 1960 para investigar química atmosférica y meteorología física, el NCAR ha sido señalado por funcionarios del gobierno de Trump como un foco de lo que describen como “alarmismo climático federal”. Según la Casa Blanca, durante una revisión próxima se identificarán y eliminarán actividades que califica como “investigación del ‘green new scam’”, mientras que funciones consideradas “vitales”, como el modelamiento meteorológico y la supercomputación, serían trasladadas a otra entidad o ubicación.
“El National Science Foundation va a desintegrar el National Center for Atmospheric Research en Boulder, Colorado”, afirmó Russ Vought, director de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, en declaraciones a USA Today. “Esta instalación es una de las mayores fuentes de alarmismo climático del país. Hay una revisión integral en curso y cualquier actividad vital, como la investigación meteorológica, será movida a otra entidad o lugar”.
Un cierre que comenzaría de inmediato
De acuerdo con el funcionario citado por USA Today, los esfuerzos para disolver el NCAR comenzarían de inmediato, con el objetivo de cerrar completamente el laboratorio Mesa en Boulder. La medida se produce después de que el presidente Trump impulsara recortes masivos a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), incluida la eliminación de su Oficina de Investigación Oceánica y Atmosférica y el fin de la financiación para laboratorios e institutos cooperativos dedicados al clima, el tiempo y los océanos.
El NCAR cuenta con unos 830 empleados que hacen parte de la University Corporation for Atmospheric Research (UCAR), un consorcio sin ánimo de lucro que agrupa a más de 130 universidades y centros académicos enfocados en investigación y formación en ciencias del sistema terrestre. Aún no está claro cuántos empleos y programas se verían afectados por el desmantelamiento.
La National Science Foundation (NSF), agencia federal independiente, contrata a UCAR para administrar el centro. En el año fiscal 2025, la NSF aportó 123 millones de dólares al NCAR, cerca de la mitad de su presupuesto total. Además del laboratorio Mesa, el centro opera dos aeronaves para investigación atmosférica y gestiona un centro federal de supercomputación en Cheyenne, Wyoming.
La Casa Blanca también apuntó a lo que denominó “la dirección woke de UCAR”, señalando iniciativas que, según funcionarios de Trump, serían “derrochadoras y frívolas”. Entre ellas mencionó un programa Rising Voices para ciencias indígenas y de la Tierra, una serie artística sobre la relación con el agua y estudios sobre turbinas eólicas y su desempeño frente a condiciones meteorológicas y cambios climáticos.
Reacciones políticas y científicas
El anuncio provocó una fuerte reacción del gobernador de Colorado, Jared Polis, quien dijo que su estado no ha recibido información oficial sobre el plan. “Si esto es cierto, la seguridad pública está en riesgo y la ciencia está siendo atacada”, afirmó en un comunicado. “El cambio climático es real, pero el trabajo del NCAR va mucho más allá de la ciencia climática. El NCAR entrega datos sobre eventos severos como incendios e inundaciones que ayudan a salvar vidas y propiedades”.
Polis advirtió que, de concretarse los recortes, Estados Unidos perdería ventaja competitiva frente a potencias extranjeras en la carrera por el descubrimiento científico.
Científicos consultados por USA Today también expresaron preocupación. James Franklin, exjefe de especialistas en huracanes del Centro Nacional de Huracanes de la NOAA, recordó que en el NCAR se desarrollaron las dropsondes, instrumentos clave para estudiar ciclones tropicales. “Revolucionaron” la comprensión de estas tormentas y mejoraron los pronósticos, dijo.
Daniel Swain, científico climático de la Universidad de California y colaborador del centro desde 2018, señaló que muchos avances en predicción del tiempo se originaron allí, incluyendo alertas tempranas de eventos severos y análisis de impactos económicos del clima.
Incluso voces críticas del “alarmismo climático”, como Roger Pielke Jr., investigador del American Enterprise Institute, defendieron la relevancia del NCAR. Aunque reconoció imperfecciones, Pielke dijo a USA Today que se trata de “una joya de la corona de la empresa científica de Estados Unidos que merece ser mejorada, no clausurada”. Y concluyó: “Si EE. UU. quiere seguir siendo líder global en ciencias atmosféricas, no puede permitirse decisiones mezquinas basadas en la política candente del cambio climático”.
Fuente: eltiempo.com


Deja una respuesta