Hablar una segunda lengua nos hace más prácticos y menos éticos
El uso de un idioma extranjero reduce la emotividad al tratar asuntos éticos. A esta conclusión llegaron psicólogos de la Universidad de Chicago, quienes estudiaron cómo la gente toma decisiones en el «dilema del tranvía”, cuando se presenta en su lengua materna y en una lengua extranjera que domina.
El dilema del tranvía es un experimento mental en ética. Para esta investigación se usó el siguiente problema: un tranvía descontrolado se dirige hacia cinco personas atadas a la vía.
El sujeto se sitúa en un puente sobre la vía y podría detener el paso del tren lanzando un gran peso delante del mismo. Al lado del sujeto sólo se halla un hombre muy gordo: la única manera de parar el tren es empujar al hombre gordo desde el puente hacia la vía, acabando con su vida para salvar otras cinco. ¿Qué debe hacer el sujeto?
Más prácticos que éticos
A través de este dilema, los investigadores llegaron a la conclusión de que la gente está menos guiada por principios morales y más por la utilidad de una determinada elección, cuando resuelve problemas morales ambiguos presentados en una segunda lengua, lo que indica su menor emotividad en este estado mental. El artículo se ha publicado en la revista Psychological Science.
Los autores examinaron cómo el uso de una lengua extranjera influye en dos aspectos éticos: la ética (deontológica) y la lógica (utilitaria). Los científicos realizaron seis experimentos para personas que tienen diferentes idiomas nativos. En cada uno participaron 200.
Cada experimento exigió tomar una decisión respecto a la variante señalada del «dilema del tranvía», que fue presentada tanto en el idioma nativo de los participantes, como en una lengua extranjera (se usó inglés, alemán y español).
Cada participante tuvo que responder 20 preguntas, en diez de las cuales se les cuestionó si podían tomar una determinada decisión («¿Serías capaz de tirar a una persona del puente para salvar a cinco?»). Y en las otras diez, se les preguntó sobre la corrección en términos del aspecto moral de la decisión («¿Es correcto o no, desde el punto de vista moral, dejar caer a una persona del puente para salvar a cinco?»).
Dos aspectos morales
El clásico «dilema del tranvía» implica, a la vez, la solución de dos aspectos de la moral: el deontológico (cumplimiento de las reglas de la moral) y el utilitario (la máxima utilidad). Los investigadores también pidieron a los participantes tomar una decisión en una variante más «suave» del problema.
En esta variable, el participante debe dejar caer a una persona del puente para evitar que otras cinco que están en los rieles, sufran lesiones menores. Gracias a esta formulación de la pregunta, la decisión de lanzar a una persona desde un puente no parece necesaria y correcta desde el punto de vista de la deontología, ni desde el punto de vista del utilitarismo.
Los resultados de la investigación mostraron que al resolver el «dilema del tranvía», las personas que usan una segunda lengua están menos guiadas por los principios morales, y más por la utilidad. El índice deontológico entre las personas que resolvieron el problema en su idioma nativo fue, en promedio, un 7% más alto, mientras que la tasa de utilidad fue un 10% menor.
Los autores destacan que las decisiones menos morales y más lógicas tomadas por los participantes en un idioma extranjero indican una disminución de la emocionalidad cuando se usa esta lengua.
«Hasta ahora, nosotros y otros hemos descrito cómo el uso de una lengua extranjera afecta la forma en que pensamos», explica Boaz Keysar, profesor de psicología de la Universidad de Chicago en cuyo laboratorio se llevó a cabo la investigación, en un comunicado. «Siempre tuvimos explicaciones, pero no fueron probadas directamente. Este es realmente el primer artículo que explica por qué, con evidencia», añade.
Fuente: tendencias21.net