Escritores demandan a empresa de inteligencia artificial por uso indebido de obras literarias
Acusan a la compañía de usar versiones piratas de sus libros y otras obras para entrenar su chatbot Claude, lo que consideran una violación de derechos de autor
Tres autores han presentado una demanda colectiva en un tribunal federal de California en contra de la empresa de inteligencia artificial Anthropic. Los escritores Andrea Bartz, Charles Graeber y Kirk Wallace Johnson alegan que la compañía utilizó versiones piratas de sus libros, así como cientos de miles de otras obras, para entrenar su chatbot impulsado por IA, llamado Claude. Este bot genera textos en respuesta a las solicitudes de los usuarios, lo que ha causado preocupación en la comunidad creativa.
La denuncia, presentada el pasado lunes, acusa a Anthropic de utilizar material protegido por derechos de autor sin el consentimiento de los autores.
Anthropic se presenta como una empresa de beneficio público, diseñada para mejorar a la humanidad. Sin embargo, para los titulares de obras protegidas por derechos de autor, Anthropic ya ha causado una destrucción masiva, señala el documento legal.
La queja continúa afirmando que el modelo de negocio de la empresa busca lucrar con la explotación del trabajo creativo humano.
Este caso no es único, ya que se suma a otras demandas de alto perfil presentadas por titulares de derechos de autor, incluidas demandas de artistas visuales, medios de comunicación y sellos discográficos. Todos estos casos tienen un denominador común: la utilización de material protegido para entrenar sistemas de inteligencia artificial generativa.
Precedentes en demandas contra compañías de IA
Los autores no son los primeros en demandar a empresas tecnológicas por el uso indebido de sus obras. Otros grupos de escritores ya han presentado demandas similares contra OpenAI y Meta Platforms, alegando que sus trabajos se utilizaron sin autorización para entrenar los modelos de lenguaje que impulsan los chatbots de estas compañías. Estas acciones legales reflejan una creciente preocupación en la industria creativa sobre la explotación no consentida de obras protegidas por derechos de autor.
La demanda contra Anthropic no es la primera que enfrenta la compañía. El año pasado, los editores de música también llevaron a los tribunales a Anthropic por el supuesto uso indebido de letras de canciones protegidas para entrenar su chatbot Claude. A pesar de la seriedad de las acusaciones, Anthropic no ha emitido una respuesta inmediata a las solicitudes de comentarios. Por su parte, los abogados de los autores también han preferido no pronunciarse al respecto.
Amazon ha sido uno de los principales inversores en Anthropic, con una inversión de 4 mil millones de dólares en la empresa. Anthropic es una escisión de OpenAI, la compañía creadora de ChatGPT, lo que destaca las conexiones entre estas empresas en el ámbito de la inteligencia artificial.
El impacto económico y legal de la demanda
Los autores involucrados en la demanda acusan a Anthropic de haber construido un negocio multimillonario a expensas del robo de cientos de miles de libros protegidos por derechos de autor. La queja también menciona que la empresa ha recibido apoyo financiero de gigantes tecnológicos como Amazon y Google, además de Sam Bankman-Fried, un exmillonario del mundo de las criptomonedas.
En el centro de la disputa está la acusación de que los libros de los demandantes fueron incluidos en un conjunto de datos de obras pirateadas que Anthropic habría utilizado para entrenar a Claude. La demanda no solo busca una compensación económica, sino también una orden judicial que prohíba permanentemente a Anthropic seguir utilizando el trabajo de los autores sin su consentimiento.
También podría interesarte: OpenAI y Condé Nast firman alianza estratégica
Este tipo de litigios podría marcar un precedente en la regulación del uso de materiales protegidos por derechos de autor en el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial, lo que afectaría a empresas tecnológicas de todo el mundo. La comunidad creativa sigue atenta al desenlace de estos casos, que podrían redefinir la relación entre la tecnología y los derechos de autor en la era digital.
Fuente: elimparcial.com