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¿Es posible predecir cuándo vendrá otra pandemia?

Científicos analizan la posibilidad de rastrear virus animales antes de que salten al ser humano

Ya ha pasado más de un año de la pandemia de coronavirus que ha azotado al mundo y todavía sufrimos sus últimas oleadas. Mientras que muchos científicos se han centrado en crear vacunas y protocolos de contención, otros equipos se han centrado en algo importante para el futuro: evitar que esto vuelva a pasar. ¿Es posible predecir cuál será el próximo virus que salte al ser humano y prevenir su aparición? Esta es la respuesta que trata de responder un estudio que se publica hoy en la revista científica PLOS Biology, con una respuesta negativa pero con un plan a seguir para el futuro.

Saltos entre especies

El coronavirus SARS-Cov-2 no es el primer virus que hace su repentino salto a los seres humanos. Ya hemos sufrido en las últimas décadas epidemias puntuales de otras nuevas enfermedades, provocadas por virus de origen animal. Así, en 2003 se produjo en Vietnam un brote de SARS, originado a partir de una especie de civeta, que tuvo una propagación menor que el coronavirus actual. También en 2012 hubo una epidemia de MERS, otro coronavirus procedente del dromedario que provocaba síntomas respiratorios agudos y que provocó un brote con alta mortalidad en el Oriente Medio.

El coronavirus de la pandemia actual se llama SARS-Cov-2 por su parecido con el virus SARS anterior. Este ha sufrido de manera espontánea una combinación con otro coronavirus de murciélago, creando la especie nueva, mucho más virulenta que la original. Al estudiar el material genético del virus, se han encontrado trazas que muestran que sus elementos previos han sido virus con un largo recorrido infeccioso en diferentes especies animales, como los pangolines y los murciélagos.

Estos ejemplos previos nos indican que no debemos pensar que los nuevos virus aparecerán en el ser humano de repente, sino que normalmente llegarán desde otra especie animal. Los virus de otros animales se adaptarán mediante mutaciones hasta lograr infectar nuestras células, provocando enfermedades nuevas que no tienen por qué ser similares a las de la especie animal anterior.

En el estudio, dirigido por un equipo de la Universidad de Sidney, se plantean hasta qué punto podemos rastrear estos virus antes de que salten al humano. Hoy en día, es posible estudiar el material genético de un virus, y calcular la facilidad que tendría para saltar a la especie humana. De este modo, podríamos mantener las cepas más peligrosas bajo vigilancia, o incluso plantear una vacuna antes de que el peligro real aparezca.

Lamentablemente, los propios autores admiten que este enfoque es imposible de realizar en la actualidad. No podemos saber cuándo ni dónde llegará el siguiente microorganismo que salte a infectar al ser humano. Pero sí que se puede lograr en un futuro, si conseguimos la información adecuada.

Hambre de datos

El principal problema para lograr esta predicción es la falta de información disponible. En la literatura científica podemos encontrar datos sobre la mayoría de virus que pueden afectar al ser humano y a algunos animales de granja, pero tenemos muy poca información sobre los virus que afectan al resto del reino animal. Los autores calculan que hasta el momento solo hemos identificado un 0.001% de todos los virus existentes, por lo que nos falta información como para lograr calcular la peligrosidad de cada uno de ellos.

Además, esta información caduca fácilmente. Las variantes del coronavirus actual y las cepas de gripe de cada año son demostraciones de que, incluso conociendo la información genética de un virus, esta puede cambiar en unos pocos meses. Seguir los cambios de un virus a tiempo real se ha realizado en contadas ocasiones, y solo para cepas que ya han infectado al ser humano.

Para poder combatir el hambre de información, los autores proponen realizar sondeos masivos en zonas donde los animales y humanos cohabitan, como mercados al aire libre y granjas. Cada año, es posible comprobar los virus que circulan por los animales de la zona, y detectar cuáles pueden ser los más peligrosos. Así no necesitamos conocer a tiempo real todos los virus del planeta, sino que nos centraremos en aquellos que tengan oportunidades reales de saltar al ser humano.

Hasta este momento, la OMS ha seguido un protocolo diferente para el reconocimiento de nuevos virus. El organismo estaba alerta de los informes médicos en zonas de riesgo, evaluando y analizando cualquier caso de infección extraña, que los médicos de la zona no estuvieran acostumbrados a ver. Así lo hicieron a finales de 2019 en el mercado de Wuhan, en el que varios ciudadanos empezaron a sufrir molestias respiratorias. Es un buen procedimiento para poder aislar a los pacientes y reducir el brote lo antes posible, pero no deja de ser una solución tardía que surge cuando el virus ya ha saltado. Si podemos investigar los virus cercanos antes, por una vez podremos ir un paso adelante.

Fuente: larazon.es