El enorme y olvidado valor de los insectos
Si el pasajero de un avión viera cómo un remache se desprende del ala del aparato, probablemente no se preocuparía demasiado. Quizás tampoco pestañearía con la caída de un segundo o tercer remache. Pero a partir de cierto número de piezas desprendidas, probablemente comenzaría a temblar y a plantearse cuál es el remache clave que hará que el ala se caiga. Con este símil, los científicos tratan de explicar que, aunque no se perciba, la desaparición de especies puede provocar a partir de cierto punto un efecto repentino y dramático. Por eso, la posible desaparición de cientos de grupos de insectos en todo el mundo reportada por algunos investigadores puede tener unas consecuencias terribles y sin previo aviso.
«Lo cierto es que ni siquiera sabemos lo suficiente sobre las especies y los ecosistemas para saber cuál es el remache que hará que el ala se desprenda», explica a ABC Natural Terry Erwin, entomólogo de la Institución Smithsonian. Pone como ejemplo un bosque en California donde hay un escarabajo especializado en abrir ciertos frutos y permitir la salida de las semillas. Si este animal desapareciera, los árboles no germinarían y el ecosistema colapsaría pasado un tiempo.
Según Axel Hochkirch, experto en saltamontes de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), «los insectos son fundamentales para muchas de las funciones de los ecosistemas» y, por ello, también «son muy importantes para el humano»: «La mayoría de las plantas necesitan insectos polinizadores, otros insectos son importantes para oxigenar y fertilizar los suelos, otros reciclan la carroña o los excrementos y muchos son el alimento de otros animales».
En opinión de Terry Erwin, sin la labor de los insectos el mundo vegetal quedaría totalmente transformado, por no decir desmantelado, «y solo podríamos comer hierba, porque ésta usa el viento para la polinización». Tanto es así que el experto de la Universidad de Harvard, Edward O. Wilson, consideró que «si los insectos desaparecieran, cosa que nos estamos esforzando en hacer, la humanidad desaparecería de la Tierra en solo unos meses».
Derecho a existir
Para José Luis Viejo, catedrático de Entomología en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), a la hora de plantearse cuál es la importancia de los insectos no tiene sentido pensar en los servicios que ofrecen al humano: «Es absurdo y egoísta usar al hombre como medida de todas las cosas y preguntarse para qué sirven los insectos. Estaban aquí hace 400 millones de años, y seguirán aquí cuando el hombre se haya extinguido».
Según Hochkirch, el hombre tiene el deber de no llevarlos a la extinción, «si nos ponemos de acuerdo en el principio ético de que todas las especies tienen derecho a existir». A fin de cuentas, como recordó Wilson, «cada especie es una obra maestra de la evolución, que se ha transformado durante millones de años, que ha logrado persistir y adaptarse exquisitamente a un medio ambiente y a relacionarse con otras especies».
Por si esto fuera poco, resulta que los insectos son, con gran diferencia, la forma de vida más diversa del planeta: cerca del 53 por ciento de las especies de seres vivos son insectos o parientes cercanos. Además, los «bichos» son muy abundantes y las cifras son una cura de humildad. En un famoso cálculo, Wilson dijo que la masa de hormigas de las llanuras del Serengueti superaba a la de todos los vertebrados de la Tierra. Hay tantas termitas en el planeta que tocan a 750 kilogramos por persona. Los números también dicen que cuatro de cada cinco animales son nematodos (gusanos) y que el ser vivo más abundante del planeta es una bacteria marina que produce gran parte del oxígeno que respiramos. En una tonelada de suelo fértil puede haber millones de especies de bacterias, muchas de ellas desconocidas, y los virus acumulan más diversidad de genes que el resto de los seres vivos juntos. Por eso, no parece sensato arrancar más piezas del avión.
Fuente: abc.es