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En qué casos están contraindicadas las radiografías

¿Quién no se ha hecho alguna vez en su vida una radiografía? ¿Hasta qué punto son peligrosas? ¿Pueden hacerse todas las personas una radiografía? ¿Están en todos los casos justificadas? Los rayos X son un tipo de radiación electromagnética, como la luz visible. Sus imágenes muestran el interior de su cuerpo en diferentes tonos de blanco y negro. Por todos es conocido que presentan cierto riesgo de radiación.

No obstante, la ciencia ha avanzado mucho y, a día de hoy, para la mayor parte de las radiografías convencionales, el riesgo de cáncer o de defectos es muy bajo. De hecho, la comunidad científica opina que los beneficios de las imágenes radiográficas que están justificadas superan enormemente cualquier riesgo.

En concreto, los rayos X se monitorean y se regulan para que el paciente reciba la cantidad mínima de exposición a la radiación que se necesita para producir la imagen. Eso sí, los niños pequeños y los fetos son más sensibles a los riesgos de los rayos X. Por ello, siempre hay que comentar si se está embarazada, o si se porta un DIU.

“Cuando a usted le sacan una radiografía es posible que deba usar un delantal de plomo para proteger algunas partes de su cuerpo. La cantidad de radiación que recibe de una radiografía es pequeña. Por ejemplo, una radiografía de tórax expone a una dosis de radiación similar a la cantidad que está naturalmente expuesto del ambiente por un periodo de 10 días”, señala el departamento de Salud estadounidense en este sentido.

En una entrevista con Infosalus, la doctora Alfonsa Friera Reyes, responsable de asuntos profesionales de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), recuerda que estas pruebas se emplean desde comienzos del siglo XX y se han empleado principalmente para estudiar las lesiones en los huesos, aunque también se utilizan para ver el pulmón y, por ejemplo, descartar una neumonía. Asimismo, recuerda que las mamografías utilizan rayos X para detectar el cáncer de mama, aunque de una forma más sofisticada que la de las radiografías convencionales.

En concreto, las más comunes son: Radiografía abdominal, el enema opaco, la radiografía de hueso, de tórax, de los dientes, de una extremidad, de la columna lumbosacra, del cuello, de la pelvis, de los senos paranasales, del cráneo, de la columna torácica, del tránsito esofagogastroduodenal, y del esqueleto a nivel general.

La experta sostiene que todo el cuerpo puede radiografiarse, no hay ninguna parte en la que esté desaconsejada, y según insiste la doctora Friera, sólo están contraindicadas en el caso de no ser necesarias. “Tienen ciertos efectos secundarios, aunque escasos, por radiación. No es aconsejable, por ejemplo, radiar el abdomen de una embarazada. Eso si, si se sospecha de una fractura en la pierna o en el brazo y se está embarazada, no hay problema porque la rad

Por otro lado, la miembro de la SERAM resalta que la población infantil es más sensible a estas pruebas, y tienen una mayor esperanza de vida que el resto, van a vivir muchos más años, por lo que se podrán hacer muchas más pruebas de éstas; pero reitera que no hay que preocuparse en el caso de que se tenga que hacer la prueba.

Friera recuerda que la radiación tiene dos complicaciones o efectos nocivos: aumenta la probabilidad de tener un cáncer, aunque depende de la dosis que se recibe. De hecho, precisa que en ciertas exploraciones, sobre todo de intervencionismo, donde los rayos inciden durante mucho tiempo en una zona determinada, como el cerebro por ejemplo, hay veces, aunque pocas, en las que aparecen efectos secundarios de esa radiación sobre la piel del paciente. Pero esto no sucede en las radiografías convencionales del día a día.

Cómo funcionan

Pero, ¿cómo funcionan las radiografías?¿Por qué se ven en blanco y negro? “Esto es debido a que diferentes tejidos absorben diferentes cantidades de radiación. El calcio en los huesos absorbe la mayor parte de los rayos X, por lo que los huesos se ven blancos. La grasa y otros tejidos blandos absorben menos, y se ven de color gris. El aire absorbe la menor cantidad, por lo que los pulmones se ven negros”, explica la Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos.

Generalmente las radiografías se realizan en una sala específica del hospital o en el consultorio del proveedor de atención médica. La forma en la que posicionarse para la radiografía dependerá de la zona a examinar. A veces incluso se pueden tomar varias radiografías de la zona.

Según explica el departamento de Salud estadounidense, es necesario permanecer quieto cuando se está tomando la radiografía porque si no la imagen puede salir borrosa. De hecho, algunas veces te pedirán que contengas la respiración o incluso que no te muevas durante unos segundos, mientras se toma la imagen.

“Ahora se toman muchas más precauciones que antes y no se exponen a los profesionales por ejemplo a esas dosis de radiación, que antes sí. No pasa nada porque un niño se tenga que hacer una radiografía porque se sospeche de que se ha roto un hueso, o porque una embarazada se haga la prueba si se ha roto la pierna, los beneficios superan en mucho a la pequeña cantidad de radiación que reciben”, insiste la responsable de la SERAM.

Fuente: infosalus.com