Develan la evolución genética en la población de cinco grupos de indígenas mexicanos
La “radiografía” genética de cinco grupos indígenas, realizada por un grupo científico interinstitucional encabezado por investigadores mexicanos, ha arrojado diversos hallazgos que permiten entender particularidades evolutivas que hasta la fecha mantienen algunos pueblos de origen precolombino.
El estudio, publicado recientemente en la revista científica Molecular Biology and Evolution, es uno de los proyectos genómicos más grandes que se ha realizado en torno a estas poblaciones, al obtener la secuenciación completa de los exomas (regiones codificantes de proteínas en los genomas) de 78 individuos pertenecientes a las comunidades Maya, Rarámuri o Tarahumara, Huichol, Nahua y Triqui.
De acuerdo con Andrés Moreno Estrada, investigador de la Unidad de Genómica Avanzada del Centro de Investigación (LANGEBIO) y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y uno de los coordinadores del proyecto, en total se identificaron cerca de 121 mil variantes de un solo nucleótido, con lo que fue posible identificar cambios genéticos relacionados a rasgos particulares de cada una de las comunidades indígenas estudiadas.
En este estudio de secuenciación se eligieron cinco comunidades representativas del territorio nacional, un par de la región norte (Huicholes y Taraumaras), otro par del centro-sur (Nahuas y Triquis) y la Maya, representativa de la Península de Yucatán. Lo que hizo el grupo de investigación fue obtener la secuenciación de la parte que codifica proteínas en el genoma, que se conoce como exomas, ya que son las encargadas de indicar qué funciones realiza la proteína en el organismo.
“Cuando se comparan dos individuos, la gran mayoría de la secuencia va a ser idéntica, pero lo que se busca en este tipo de estudios de secuenciación es identificar las posiciones en un gen que varían entre cada individuo y entre poblaciones. Nosotros encontramos más de 120 mil variantes en los genes, y con eso fue posible modelar computacionalmente la historia evolutiva de las poblaciones estudiadas e identificar la ruta y los tiempos de separación entre grupos indígenas”, detalló el investigador.
Uno de los datos más importantes que arrojó la investigación fue la identificación de variaciones genéticas en genes relacionados con la adaptación al entorno por parte de estas comunidades, como el caso del gen BCL2L13 que ha acumulado cambios exclusivos en los Rarámuris o Taraumaras, y cuya función molecular se concentra en el músculo esquelético.
“Como sabemos, esta población del norte del país es reconocida por su impresionante resistencia física al correr largas distancias, incluso sin un entrenamiento profesional; lo que encontramos fue una acumulación de diferencias genéticas propias de los Rarámuri en un gen que expresa proteínas de manera específica en el músculo esquelético. Quizá sea especulativo, pero es probable que estos cambios genéticos a lo largo de su evolución hayan contribuido a su adaptación ecológica a través de mecanismos relacionados con la contracción muscular y resistencia física”, sostuvo el experto del Cinvestav.
En tanto, en la comunidad Triqui, originaria de Oaxaca, observaron que uno de los genes más diferenciados en el linaje de esta población (el KBTBD8) ha sido asociado con estatura baja en otras poblaciones del mundo, como por ejemplo en coreanos. Esto coincide con una de las características morfológicas de los Triquis ya que su estatura promedio es comparable con la de poblaciones pigmeas de África o Melanesia.
Cabe mencionar que el compartir un rasgo físico no implica la existencia de mezcla genética entre las poblaciones, sino que algunas veces los genes se adaptan de manera similar en diferentes latitudes. A ese fenómeno se le conoce como evolución convergente, y es lo que posiblemente haya ocurrido entre la comunidad Triqui y las tribus de otras partes del mundo que también presentan estatura baja.
Al responder si el tamaño del estudio (se realizó con 78 individuos) es representativo de la diversidad genética de estos grupos, Moreno Estrada mencionó que, a diferencia de los estudios clínicos de asociación a enfermedades en los que se requieren miles de individuos para alcanzar poder estadístico, los estudios de genética poblacional suelen identificar “huellas moleculares” de manera confiable con un número reducido de individuos. Sin embargo, apuntó, la resolución de estas fotografías genéticas seguirá aumentando conforme los costos de secuenciación sigan disminuyendo y los estudios incluyan cada vez una cantidad creciente de genomas de todo el mundo.
Esta investigación fue encabezada por los doctores Andrés Moreno Estrada, Karla Sandoval Mendoza (ambos del Cinvestav) y María Ávila Arcos (UNAM), y contó con la participación de expertos de las universidades Autónoma Metropolitana, Nacional de Córdoba (Argentina), Stanford, Colorado y California en San Francisco (Estados Unidos).
Fuente: alianzatex.com