Crucial misión científica para recuperar sismómetros en un fondo marino de México
Científicos de México y Japón zarparán esta semana desde el puerto de Mazatlán (Sinaloa) en una crucial misión destinada a recuperar siete sismómetros que se encuentran en el fondo del mar en la Brecha de Guerrero.
La recuperación de estos sismómetros (OBS, por su sigla en inglés) es esencial para analizar la actividad sísmica latente de esta zona y los posibles riesgos de que se produzca un gran sismo en los próximos años, explicó a Efe Víctor Manuel Cruz Atienza, geofísico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La energía acumulada en la Brecha podría provocar un gran sismo que afecte a gran parte de México, incluida la capital, en el Valle de México, donde viven más de 20 millones de personas.
En el barco oceanográfico Puma, propiedad de la UNAM, irán científicos del proyecto mexicano japonés que estudia la Brecha de Guerrero y desde Mazatlán recorrerán 1.438 millas náuticas durante once días con la esperanza de que los OBS sigan funcionando.
Hace ya dos años debían haberse recogido los sismógrafos, pero la pandemia de la covid-19 y otros inconvenientes han retrasado una misión que se considera clave para entender la actividad de la Brecha de Guerrero.
Ubicada en el límite de las placas de Cocos y América del Norte, la temida Brecha de Guerrero se extiende aproximadamente 200 kilómetros frente a la costa del estado de Guerrero y del puerto de Acapulco.
El último temblor con epicentro en la Brecha de Guerrero se produjo el pasado viernes con una magnitud de 4,8 en la escala Richter.
Intensa actividad
Con esta misión científica concluirá un trabajo de seis años y siete millones de dólares con la recogida de los sismógrafos y la instalación de nuevos aparatos para seguir midiendo la intensa actividad de la Brecha.
En estos sismómetros, pertenecientes al «Earthquake Research Institute» de la Universidad de Tokio, están recogidas las mediciones desde su instalación en 2019 en un periodo de actividad sísmica latente con continuos sismos de diferente magnitud.
El último terremoto de mayor intensidad de magnitud 7 ocurrió el pasado 7 de septiembre 2021 y los científicos de la UNAM consideran que se trató de uno más de lo que denominan un sismo lento producido en la Brecha de Guerrero que lleva acumulando energía más de cien años y que corre el riesgo de producir uno de mucha mayor intensidad.
El geofísico de la UNAM Víctor Manuel Cruz Atienza junto a su colega de la Universidad de Kyoto Yohihiro Ito son los responsables del equipo mexicano-japonés que estudia desde hace seis años la brecha.
La expedición por causas de protocolos sanitarios derivados por la pandemia se limitará a los 9 mejores científicos en su campo cuando lo habitual en estas misiones científicas es contar con un número aproximado de 20 miembros.
Los científicos temen que los OBS no estén ya operativos, aunque por el momento la principal preocupación es que ninguno de los miembros de la expedición se infecte con el virus de la covid-19, lo que obligaría a abortar la misión.
Por eso todos las personas que abordarán el Puma serán aisladas 24 horas en un hotel de Mazatlán hasta que una pruebas PCR den los resultados.
Cruz Atienza ha pasado junto a Yohihiro Ito un año intentando fletar un buque que realice la travesía para recuperar los sofisticados equipos de más de 60.000 dólares cada uno.
La «angustia ha sido enorme», confiesa el científico de la UNAM, quien literalmente llegó a tocar la puerta del club de yates de Acapulco con la esperanza de conseguir embarcación y mantuvo conversaciones con la Marina del ejército de México.
Finalmente, en una reunión con el Comité Directivo de Plataformas Oceanográficas de la UNAM (COPO) el pasado 21 de enero acordó realizar el viaje.
Para ello se llevó a cabo un trabajo exprés para rehabilitar el Puma que había permanecido en muelle durante dos años y que el jueves volverá a alta mar en una misión de cuyo resultado dependerá poder analizar eventos geológicos que indiquen si el gran terremoto de la Brecha de Guerrero puede ser tan intenso y destructivo como temen los científicos y en qué plazo de tiempo puede suceder.
Fuente: swissinfo.ch