Casi la mitad de los hombres piensa que las mujeres no deben ser líderes
Las personas tienen más prejuicios contra las mujeres que ocupan puestos de liderazgo de lo que indican las estadísticas convencionales, según un estudio realizado por Adrian Hoffmann y Jochen Musch, de la Heinrich-Heine-University en Düsseldorf (Alemania), que se publica en la revista Sexual Roles.
Según estos autores, los participantes en las encuestas que miden las actitudes de la población hacia los hombres y mujeres que ocupan posiciones de liderazgo, no responden con sinceridad a menos que se les garantice la confidencialidad de sus respuestas.
Hoffmann y Musch utilizaron una técnica de preguntas indirectas para recabar información sobre los verdaderos sentimientos de las personas hacia las mujeres líderes. La técnica mostró que los encuestados no siempre son sinceros cuando se les pregunta directamente su opinión sobre cuestiones socialmente sensibles, porque prefieren dar respuestas que consideran aceptables por los demás.
Los estereotipos y prejuicios de género representan una seria amenaza para las carreras de las mujeres y facilitan la discriminación de género en el lugar de trabajo. Según los teóricos, el prejuicio contra las mujeres líderes surge de una incongruencia entre su papel asignado por ser mujer y el papel social que como líder responde a un patrón masculino tradicional.
Resultados sesgados
Las encuestas se utilizan a menudo para estudiar los prejuicios sociales contra las mujeres líderes, y han ayudado a recopilar información importante sobre la forma que adquiere la intolerancia y los estereotipos contra las mujeres en el poder.
Sin embargo, estos métodos pueden estar sesgados debido a la falta de voluntad de algunas personas para divulgar información que otros podrían considerar contrarias a las normas sociales y, por lo tanto, reflejan de manera errónea el resultado.
Para contrarrestar este efecto, Hoffmann y Musch recopilaron respuestas de 1.529 estudiantes alemanes con una pregunta directa convencional y una pregunta indirecta en el formato del llamado modelo de Crosswise, que busca reducir sesgos en temas delicados durante una encuesta.
La asignación aleatoria de respuestas individuales, que constituye el núcleo de esta avanzada técnica de encuesta, otorga total confidencialidad a aquellos encuestados que respondan a preguntas de naturaleza sensible.
Por lo tanto, permite que los encuestados tengan más libertad para responder sinceramente, sin necesidad de proporcionar respuestas ajenas a su perspectiva. Las estimaciones de la prevalencia de los prejuicios obtenidos con el modelo de Crosswise se compararon con las obtenidas mediante una pregunta directa convencional.
Resultados sorprendentes
Los resultados del modelo Crosswise muestran que un 37% de las personas son significativamente contrarias a las mujeres con poder, un porcentaje superior a lo que indican los resultados de las preguntas directas (23%). Esto podría deberse a que los encuestados están dispuestos a admitir que tenían prejuicios contra las mujeres líderes, si se les otorga total confidencialidad en sus respuestas.
Cuando se les otorgó total confidencialidad en las respuestas, el 28 por ciento de las mujeres y el 45 por ciento de los hombres encuestados indicaron que consideraban que las mujeres estaban menos calificadas para los puestos de liderazgo que los hombres.
A través de los dos métodos de estudio, los hombres mostraron más prejuicios que las mujeres. Sin embargo, el aumento en la prevalencia estimada de prejuicio de una pregunta directa convencional al Modelo de Crosswise fue mayor en las mujeres (del 10% al 28%) que en los hombres (del 36% al 45%).
“Este patrón sugiere que las mujeres son mucho más reacias que los hombres a expresar su prejuicio contra las mujeres líderes. Quizás porque las mujeres se sienten obligadas a solidarizarse con los miembros de su grupo”, explica Hoffmann en un comunicado.
“Dado que incluso muchas mujeres tienen reservas en contra de las mujeres líderes, la promoción social y política de la equidad de género obviamente no ha tenido éxito en cambiar las actitudes hacia los líderes potenciales del futuro. Por lo tanto, no parece irrazonable esperar una mayor persistencia de la discriminación de género en el lugar de trabajo”, concluye Musch.
Fuente: tendencis21.net