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‘Bombardeo de nubes’: la apuesta más polémica de México contra la sequía

Miles de comunidades al norte del país han perdido sus cultivos, visto morir a sus animales y recorrido grandes distancias en busca de agua debido a las sequías, las cuales, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cada vez serán más frecuentes e intensas.

En respuesta a esta emergencia, el Gobierno de México gastó, entre 2020 y 2024, más de 150 millones de pesos en un método que “promete hacer llover”, pero del que no se tiene ni una sola prueba científica que funcione: el “bombardeo de nubes”.

La cantidad de dinero invertido en este proyecto de estimulación de lluvia que asegura puede “hacer llover” mediante la irrigación de una sustancia química en el cielo, es el mismo con el que se podrían sembrar más de 17 millones de árboles que ayudarían a la filtración del agua y recargar los mantos acuíferos de forma natural por décadas, considerando los costos reportados por la Conabio.

El debate, entre los especialistas que sostienen que este método no funciona y quienes aseguran lo contrario, destapa dudas sobre la eficacia de la también llamada “siembra de nubes”, así como de sus costos y riesgos.

El debate científico: ¿se puede hacer llover?

El “bombardeo de nubes” consiste en liberar moléculas de yoduro de plata en el cielo con la intención de propiciar precipitaciones pluviales y de esta forma mitigar los efectos de la sequía, sobre todo en beneficio de productores agrícolas y ganaderos.

Sin embargo, y a pesar de que el Gobierno federal reportó resultados “exitosos” en los cuatro proyectos de estimulación de lluvia que llevó a cabo entre 2020 y 2024, esto no puede ser comprobado debido a que, hasta ahora, “no hay ninguna evidencia científica que demuestre” que el “bombardeo de nubes ” funciona, así lo dijo a Unotv.com el doctor Fernando García García del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM.

Otro que también coincide con esta opinión es Ángel Terán Cuevas, doctor del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD) del IPN:

“Si esto fuera cierto, ya hubiéramos resuelto lo del Sistema Cutzamala. Hubiéramos resuelto el problema en varios países”, agregó Terán Cuevas durante una entrevista con la multiplataforma de Unotv.com.

La ausencia de pruebas científicas que confirmen la eficacia de la estimulación de lluvias se debe, según Fernando García García, a que “la lluvia no es algo que ocurra de manera igual todo el tiempo”. 

“Dos nubes igualitas podrían tener resultados diferentes en cuanto a la cantidad y generación de precipitación. ¿Cómo le hago para distinguir si la nube iba a llover esa cantidad de manera natural o no? Es muy difícil”, explicó el investigador de la UNAM durante una entrevista con Unotv.com.

Otro motivo por el que se pone en duda la eficacia del “bombardeo de nubes” es la dificultad para “medir la precipitación en tierra”, pues, según García García, los pluviómetros tienen un margen de error de aproximadamente el 25%. 

No obstante, Alejandro Trueba, coordinador general de Startup Renaissance, una compañía mexicana dedicada al diseño y operación de la técnica de estimulación de lluvias”, aseguró que las pruebas de demuestran que los proyectos de estimulación de lluvias sí funcionan son los reportes emitidos por el Monitor de Sequías de la Conagua y las imágenes de satélite que permiten conocer el índice de verdor o vegetación y fotosíntesis. 

“Una evidencia que es para nosotros muy importante son las imágenes de satélite […] ves cómo va creciendo la vegetación”, dijo Trueba al mostrar imágenes del índice de vegetación NDVI, como las que se muestran a continuación:

Entre los expertos que coinciden con Trueba en que las imágenes satelitales son prueba de la eficiencia de la “siembra de nubes” está Héctor Manuel Arias Rojo, exencargado de la dirección general de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza).

“Lo que miden esas plataformas satelitales es el contenido de humedad en las plantas. Si no hubiera habido agua en el suelo, las plantas no se hubieran quedado verdes”, indicó el exfuncionario a la multiplataforma de Unotv.com.

Pero, mientras para Trueba y Arias, los índices de verdor son una evidencia irrefutable de que la “siembra de nubes” funciona. Para el académico de la UNAM esto no es prueba suficiente de la eficacia del “bombardeo de nubes” ya que, no se puede comprobar que el reverdecimiento de una zona sea consecuencia de la estimulación artificial. 

Otra voz que coincidió en que los índices de verdor sólo muestran “la evidencia de que hubo lluvia”, pero “no es evidencia de que la hayan provocado”, es la del doctor Ramón Trucios Caciano, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP):

“Yo te puedo mostrar un sitio en donde no llovió y después una imagen satelital en donde sí llovió. Pero si yo te digo que ahí yo provoqué la lluvia, yo tendría que comprobarlo”, indicó.

Pero Arias Rojo desafió la postura de quienes no creen en la eficacia del “bombardeo de nubes”, porque en su experiencia como supervisor de los proyectos de estimulación de lluvias en la Conaza, sí fue posible conseguir resultados exitosos.

“Probamos la estimulación de lluvia, aunque los físicos de la atmósfera pensaran que esto no era cierto, que eran patrañas. Lo probamos y funcionó”.

Héctor Manuel Arias Rojo, exfuncionario de la Conaza

El exfuncionario también dijo a Unotv.com, que parte de la controversia que existe alrededor de la “siembra de nubes” radica en que “mucha gente no se toma la molestia de ir a preguntarles [a los ganaderos/agricultores] cómo les fue, o si les está yendo bien”; e insistió en la eficiencia de esta técnica. “Personalmente, estoy convencido”, dijo.

Gobierno dividido: dentro del gabinete no todos miran al cielo

Aunque al igual que el exfuncionario de la Conaza, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural ha expresado en diversos informes el éxito que han tenido los proyectos de estimulación de lluvias; las opiniones al interior del Gobierno mexicano también se encuentran divididas.

El doctor Trucios Caciano dijo a Unotv.com que, tras participar en proyectos de “bombardeo de nubes”, “se concluyó que no había una relación estadística entre la estimulación de lluvia y la lluvia provocada.

El caso fallido de “sembrar nubes” en el Cutzamala

Un ejemplo de que la estimulación de lluvias no funciona es el caso de la “siembra” que se llevó a cabo en 2023 en las presas Cutzamala, Valle de Bravo y El Bosque, y cuyo objetivo era mitigar los efectos de la sequía en el Valle de México.

“Ellos dijeron, el propósito es rellenar la presa e hicieron una serie de ‘siembra de nubes’ pero podemos ver que las presas no se llenaron. De hecho, el nivel de las presas continuó disminuyendo durante el proyecto de ‘siembra de nubes’”, dijo el doctor Fernando García García al presentar los resultados de un estudio realizado por académicos de la UNAM.

“El objetivo dicho por ellos era aumentar el nivel de las presas. El objetivo, obviamente, no se cumplió”.

Fernando García García, investigador del ICAyCC de la UNAM

Sobre este caso en específico, Arias Rojo indicó que la estimulación de lluvias para el Sistema Cutzamala no funcionó debido a que sufrió contratiempos con el tráfico aéreo del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

“Ese proyecto no funcionó por otras razones, no porque la tecnología no funcionara. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles tienen tráfico constante. Entonces, cuando tenían que salir los aviones no salían, y cuando podían salir ya se había ido la nube”, explicó durante una videoconferencia con Unotv.com

Sin evidencias y con casos fallidos, ¿por qué seguir apostando al “bombardeo de nubes”?

La razón por la que el Gobierno de México sigue invirtiendo millones de pesos en proyectos de estimulación de lluvia que no ofrecen evidencias de su efectividad “es por un asunto estrictamente político”, opinó el académico de la UNAM.

“Imagínate, yo soy un agricultor y yo dependo del agua para mi supervivencia. Y entonces, no llueve y voy con el Gobierno. Y alguien le dijo al presidente municipal, al gobernador del estado o al presidente de la República que se puede hacer llover y que sale barato. Pues entonces lo que hacen es dar dinero para que hagan llover y se quitan el problema y queda bien”.

Fernando García García, investigador del ICAyCC de la UNAM

“Y como no hay manera de probar qué pasó, como no hay garantías, pues entonces el dinero está perdido. O sea, es un negocio redondo. El Gobierno está tomando acciones mal informadas”, agregó.

Por su parte, Terán Cuevas del IPN cree que los gobiernos estatales y el federal continúan llevando a cabo proyectos de estimulación de lluvia por “desesperación”.

“Si la gente necesita agua, tú le crees a alguien que te asegura que te hará llover. A veces no somos tan honestos”.

Ángel Terán Cuevas, investigador del CIIEMAD del IPN

Pero Héctor Arias, quien también es miembro fundador del Centro Luken de estrategias del agua y del ambiente, difirió de estas opiniones y afirmó que los proyectos de estimulación de lluvia se siguen llevando a cabo “porque tenemos evidencia de que las plantas tiene una reacción que se llama fotosíntesis”.

“Si el contenido de humedad de las plantas es significativamente mayor en la trayectoria del avión, obviamente debe ser factible”, dijo el exfuncionario publico.

Los proyectos de estimulación de lluvias con tecnología ciento por ciento nacional, se comenzaron a llevar a cabo en México en 2021, según la Secretaría de Agricultura.

“México en el 2020 estaba en una situación muy precaria, se veía que la sequía iba a estar muy difícil para 2021. Entonces a la Comisión Nacional de Zonas Áridas nos llegó una solicitud que le enviaron al presidente para que probara algo para la sequía y le decían que probara la estimulación de lluvia”, comentó Héctor Manuel Arias Rojo.

El precio de “bombardear nubes”, ¿cuánto cuesta esta técnica?

“Sembrar nubes” en un polígono de 2 millones de hectáreas, área que equivale a poco menos de la extensión del estado de Hidalgo, tiene un costo de “prácticamente 2 pesos por hectárea”, según indicó Arias Rojo. Esto equivaldría a un total de 4 millones de pesos.

Pero Alejandro Trueba, cuya empresa ha ejecutado este tipo de proyectos para el Gobierno mexicano, indicó que el precio por 2 millones de hectáreas es de 8 millones de pesos, e incluye 20 vuelos y 100 litros de reactivo de yoduro de plata. Por lo que el costo por hectárea sería de 4 pesos.

“El costo por llevar a cabo una ‘siembra de nubes’ no incluye el uso de los aviones. En los proyectos ejecutados por el gobierno federal, las aeronaves fueron prestadas por la Fuerza Aérea Mexicana”.

Pero no todos ven con buenos ojos la relación costo-beneficio. Ramón Trucios del INIFAP, por ejemplo, sostuvo que, la falta de justificación y evidencia lleva a quienes se dedican a la estimulación de lluvia a que el principio básico detrás de esta práctica sea únicamente el financiamiento.

“Les dije: ‘yo necesito saber cuál es el principio básico para que tú hagas la estimulación’ y la respuesta fue ‘pues el principio básico es que nos van a financiar’. Pero [ellos] deben cumplir con ciertas condiciones de por qué [‘sembrar nubes’ ahí], cosas que justifiquen la razón por la cual ese es el sitio que se va a seleccionar”, contó el experto en uso eficiente del agua.

¿Cuánto ha gastado el Gobierno de México en “querer hacer llover”?

El Gobierno mexicano gastó 155.8 millones de pesos mexicanos en cuatro proyectos de estimulación de lluvias que ejecutó entre 2021 y 2024, de acuerdo con el Informe de Gestión Gubernamental 2018-2024 de la Conaza, dependencia que participó de estos proyectos.

Esta cifra no contempla el costo de los 20-30 vuelos programados para el Sistema Cutzamala, el cual se estima entre: 8 y 12 millones de pesos.

†La cantidad de hectáreas incididas con los cuatro proyectos de “bombardeo de nubes” que fueron pagados con dinero público fue, según el reporte, de poco más de 18 millones de hectáreas.

Dichas hectáreas se localizan en las regiones de:

  • Baja California
  • Sonora
  • Sinaloa
  • Chihuahua
  • Coahuila
  • Durango
  • Zacatecas
  • Tamaulipas
  • Aguascalientes
  • Comarca Lagunera
  • San Luis Potosí
  • Michoacán

Sembrar árboles, ¿mejor y más barato?

El presupuesto invertido por el Gobierno de México en los proyectos de estimulación de lluvias es aproximadamente el mismo que costaría sembrar 17 millones de árboles, toda vez que según cifras de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) el costo por sembrar un árbol para reforestar es de 8.87 pesos mexicanos.

La siembra de árboles es una de las soluciones para combatir las sequías, no porque sean un “atrayente de lluvia” sino porque juegan un papel importante en la filtración del agua de lluvia al subsuelo, explicó el doctor Trucios Caciano a Unotv.com.

“Se han desarrollado estudios en donde, obviamente, no es que sean atrayentes de lluvia, sino que, si no tenemos vegetación quiere decir que, la precipitación que caiga va a tener un escurrimiento superficial y no se va a infiltrar”.

Ramón Trucios Caciano, investigador del INIFAP

“Incluso [la vegetación] permite una mejor calidad del agua al tener menos sedimentos porque esos sedimentos no se arrastran al estar fijos por las raíces de la vegetación”, agregó el experto.

Además, el tiempo de beneficios puede extenderse de unas cuantas décadas hasta cientos o miles de años, dependiendo de la especie de árbol sembrado. Un lapso mucho más amplio que el conseguido por los “bombardeos de nubes”.

Los riesgos y problemas de la “siembra de nubes”

A la falta de evidencia sobre la efectividad de esta técnica de combate a la sequía, también se suma la ausencia de estudios que demuestren que la “siembra de nubes” es segura y no conlleva riesgos a la salud y al medio ambiente, dijo el académico de la máxima casa de estudios de México, quien indicó que en su opinión el “bombardeo de nubes” sí podría representar riesgos y problemas a la salud, medioambientales y meteorológicos.

“Que no me vengan con que no hay riesgo, porque sí hay riesgo lo que pasa es que no sabemos si está ocurriendo o no”.

Fernando García García, investigador del ICAyCC de la UNAM

Derivado de que la plata es un metal pesado con alto riesgo de contaminar los mantos acuíferos, el científico del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM indicó que, de ocurrir esta situación, la salud de las personas o animales que consuman esta agua podría verse afectada.

“No sabemos en qué cantidades, porque tampoco sabemos que cantidad están echando. No sabemos cuánto se acumuló. No sabemos nada” acotó el científico de la UNAM.

No obstante, el doctor Terán Cuevas del IPN “no cree que haya un problema mayor” a la salud por el uso de yoduro de plata; al menos no en comparación con los problemas que puede causar la propia contaminación atmosférica en ciudades como la capital mexicana.

Por su parte, Alejandro Trueba, quien de la mano de distintas instituciones gubernamentales ha ejecutado la “siembra de lluvias, aseguró que no hay ningún riesgo de usar yoduro de plata para estimular la lluvia y combatir la sequía.

“De entrada, el yodo es un desinfectante y la plata es otro [desinfectante]. Además, las cantidades de yoduro de plata que vienen en un litro del producto que nosotros manejamos son muy pequeñas, son infinitesimales”.

Alejandro Trueba, coordinador general de Startup Renaissance

Riesgos medioambientales

A pesar de que se ha dicho que el yoduro de plata no tiene efectos adversos en el medio ambiente, el doctor Fernando García también sostuvo que esto es algo que todavía se desconoce.

Y advirtió que se debe tener en cuenta que “la plata es un metal pesado, como el plomo, y que puede contaminar cuerpos de agua o el suelo donde se puede infiltrar y contaminar los mantos acuíferos.

“Qué tanto de esto ocurre, no lo sabemos porque tampoco hay estudios. Pero sí hay estimaciones de su nivel de peligrosidad, y el yoduro de plata y la plata en general están considerados con un nivel de altísimo riesgo para la contaminación de acuíferos”.

Fernando García García, investigador del ICAyCC de la UNAM

Riesgos meteorológicos

Otro problema que presenta este método de combate a las sequías es que, de no hacerse correctamente es posible que se inhiba la precipitación, es decir, se puede hacer que deje de llover, obteniendo un efecto contrario. 

“El problema es que, si yo introduzco más [partículas] de las que debería, yo puedo, inclusive, inhibir la precipitación”.

Fernando García García, investigador del ICAyCC de la UNAM

¿En qué consiste realmente el “bombardeo de nubes”?

El “bombardeo de nubes” es uno de los nombres por los que se le conoce a la estimulación de lluvia, que también es llamada“siembra de nubes”.

“Es una técnica en la que nosotros estamos inyectando en las nubes pequeños núcleos que funcionan como condensación, en torno a los cuales se junta la humedad ambiental, hace crecer gotas y se precipitan”, explicó Alejandro Trueba, de Startup Renaissance, durante una entrevista con Unotv.com

“Pero no sólo es eso, sino que también liberan energía que empuja a otras gotas y entonces se da un proceso desencadenante. O sea, se suelta la lluvia”, agregó el empresario.

Los científicos coinciden en que, como principio teórico, el “bombardeo de nubes” puede ser eficiente, pero que esto no es del todo así en la naturaleza.

“Si yo planteó el problema en el laboratorio, yo literalmente puedo formar nuevas partículas y puedo por principio hacer llover, sin duda. Pero cuando yo traslado esto a la naturaleza, las cosas cambian porque tengo un montón de posibles variaciones del estado de la atmósfera que van a modificar el resultado”, dijo el académico de la UNAM.

Entre las variables que existen en la naturaleza y que dificultan la aplicación y comprobación científica del “bombardeo de nubes” están: el número de partículas que hay en la nube, la cantidad de vapor, la temperatura, la presión y el viento.

Pero eso no es todo. La mala aplicación del método es otro de los motivos que debaten los científicos. Y es que, de acuerdo con el universitario mexicano, la primera recomendación que hace la Organización Meteorológica Mundial (WMO por sus siglas en inglés) acerca de los proyectos de estimulación de lluvia es “no hacerlos en épocas de sequía” y en México, es precisamente en esta época cuando se llevan a cabo.

La “siembra de nubes” requiere al menos de dos condiciones básicas para llevarse a cabo: nubes y humedad; y en época de sequía no las hay.

“Si no tengo nubes y no tengo vapor de agua, cómo le hago para que llueva. No es posible. Esto va en contra de todas las recomendaciones de la Organización Meteorológica Mundial y de los científicos que saben de esto”.

Fernando García García, investigador del ICAyCC de la UNAM

Según el doctor Fernando García García, la “siembra de nubes” no sólo se utiliza para tratar de aumentar la precipitación pluvial, también “se ha utilizado para tratar de suprimir el granizo, la niebla y hasta para controlar huracanes”. 

Un punto importante que debe entenderse es que “la siembra de nubes” o “bombardeo de nubes” no puede hacer “Ilover artificialmente”; sino que su única finalidad es aumentar la cantidad de lluvia natural que cae de las nubes, así lo explicó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un texto publicado desde 1983. 

La ciencia detrás de la “siembra de nubes”

Aunque se trata de un método prácticamente nuevo, pues según la UNAM se ha desarrollado científicamente desde la década de los 1940, lo cierto es que la estimulación de lluvias deriva de las investigaciones realizadas por el doctor Irving Langmuir, Premio Nobel de Química de 1936. 

El primer intento de modificar las nubes naturales en el campo a través de la siembra de nubes, se realizó en el norte de Nueva York el 13 de noviembre de 1946. 

El principio científico detrás de la “siembra de nubes” consiste, según el doctor García García, en “introducir en una nube ya formada ciertos materiales que conocemos como ‘núcleos de condensación de nube’ o ‘núcleos de hielo’, y lo que van a hacer es modificar el desarrollo natural de la nube”. 

¿Cómo se “bombardea una nube”?

En México, la estimulación de lluvias se realiza mediante la dispersión de moléculas de yoduro de plata que entran en el proceso de la nube y tratan de acelerar la formación de lluvia, explicó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. 

“La plata y el yodo forman una molécula que es exactamente igual a la molécula del agua en forma y tamaño. En todas sus características es idéntica. Cuando se encuentra en la naturaleza el agua la reconoce y se posa en ella y ahí se da el proceso de coalescencia, o sea, el proceso donde se juntan las moléculas de agua, narró Trueba al contar cómo se da la “siembra de nubes”. 

Para poder “bombardear una nube” se requiere de dos aviones King Air 350 modificados y con la capacidad de reacción inmediata para las condiciones de operación necesarias, así como de un análisis de las condiciones meteorológicas. 

Sin dejar de mencionar las dos condiciones mínimas básicas: que haya nubes y que haya humedad (vapor de agua).

Combate a la sequía en México con soluciones comprobadas

A consideración de los especialistas, en México se requieren estrategias muchos más inteligentes para combatir la sequía. Entre las opciones que sugieren se encuentran:

  • Manejo de las presas
  • Proyectos para agua de lluvia o atrapar agua de niebla
  • Separar el drenaje pluvial del drenaje deshechos
  • Tener una buena gestión del agua (evitar desperdicio, hacer un buen uso)
  • Reforestar y cuidar los bosques
  • Un sistema eficiente para la captación de agua pluvial
  • Evitar el establecimiento de civilizaciones cerca de ríos o arroyos
  • Tener un uso consciente del agua
  • Respetar el ciclo hidrólógico

En cuanto al “bombardeo de nubes” como posible solución, el especialista del Politécnico Nacional concluyó que, éste podría llegar a ser una alternativa si se mejora la técnica y se obtienen buenos resultados como con cualquier otro método.

La urgencia de atender la sequía en el país

La sequía y la crisis hídrica en México han alcanzado niveles alarmantes. Tan sólo en 2023 y 2024, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó que más del 60% del territorio nacional presentaba algún grado de sequía. Imágenes captadas por fotoreporteros en varias partes del país dan cuenta de ello. 

Un informe de la NASA titulado “La sequía deja sediento a México” y publicado en el mes de julio de 2024, daba cuenta de cómo en 2023 el territorio nacional experimentó una de las sequías más severas a las que se había enfrentado en más de una década. 2024 no fue la excepción. 

Este panorama tuvo por consecuencia una sobrecarga adicional en los sistemas que suministran agua a la Ciudad de México. Los embalses se redujeron drásticamente hasta alcanzar niveles históricamente bajos y los acuíferos subterráneos estuvieron casi agotados. 

El sistema Cutzamala fue un ejemplo de ello. El embalse que proporciona alrededor del 25% del agua que consume la capital mexicana se redujo hasta casi el 25% de su capacidad total. 

Hasta el último corte del Monitor de Sequía, el 21.8% del territorio nacional presentaba un estado de sequía de moderada a excepcional.

Si bien, la sequía es un componente normal del clima y ha estado presente desde tiempos prehispánicos, según puede leerse en el libro “Mitos y realidades de la sequía en México , lo cierto es que el cambio climático está agravando este fenómeno causando daños de mayor consideración a la vida en el planeta.

Datos de la UNESCO indican que éste fenómeno causó más de la mitad de las muertes asociadas a desastres naturales a nivel global durante el siglo XX, y que fue el desastre natural con el segundo mayor nivel de impactos humanos, después de las inundaciones.

De ahí la urgencia por parte de los expertos de recurrir a soluciones estratégicas e integrales, y no a apuestas como el “bombardeo de nubes”, que no sólo son caras y no tienen sustento científico, sino que perpetúan la visión clientelista de un Gobierno que prefiere las respuestas rápidas y de corto plazo, pero que no solucionan el problema de fondo; en lugar de optar por políticas integrales, sostenibles y basadas en evidencia.

Fuente: unotv.com

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