Alejandro Peña, el biólogo mexicano que lleva 40 años salvando a las tortugas en el Pacífico
Conversamos con Alejandro Peña, el biólogo que nació y creció en el Pacífico mexicano y que ha dedicado su vida al programa de preservación de tortugas marinas. Tras 40 años de esfuerzo, en Playa Teopa anidan anualmente unas 2.000 tortugas marinas. Hasta la fecha, se han liberado de forma segura en el océano más de 2 millones de tortugas marinas de cuatro especies vulnerables o en peligro crítico
Alejandro Peña es el protagonista de una historia de conservación en el Pacífico mexicano. Desde hace 40 años, y gracias a un extraordinario trabajo colaborativo, las tortugas marinas que llegan a anidar en Careyes han sido protegidas. En 1983, el biólogo Alejandro Peña, junto con sus colegas, descubrió solo unos cuantos nidos en la costa. Ahora, gracias a la creación del Centro de Protección y Conservación de Tortugas Marinas, alrededor de 2,000 tortugas marinas anidan en el Santuario de Playa Teopa cada año. Hasta la fecha, se han logrado liberar de manera segura al océano más de 2 millones de crías de tortugas marinas de cuatro especies vulnerables o en peligro crítico: tortuga golfina, negra, carey y laúd.
“Los primeros años eran muy tristes porque encontrabas más tortugas muertas o destazadas en la playa, que tortugas anidando, porque en ese tiempo la gente les quitaba la piel para comercializarla. En 1983, solo teníamos solo tres nidos protegidos. Era desalentador, porque yo soy nativo de Teopa, y yo recuerdo que, cuando era niño, había muchas tortugas”, dice Alejandro Peña, en entrevista con WIRED en Español. “Habían pasado muchos años en los que se capturaron demasiadas tortugas; no se conocían los tamaños de las población y, por lo tanto, no había restricciones para su captura”.
En 1959, en la región del Pacífico mexicano, la actividad pesquera de tortugas marinas se inició con una captura anual promedio de 500 toneladas. Este número se duplicó en 1960 y alcanzó su punto máximo en 1968, con un total de 14,330 toneladas capturadas. Los pescadores no solo usaban sus pieles, también los huevos, la sangre y el caparazón.
Alejandro Peña de Niz nació y creció en Teopa, el territorio que hoy en día es Careyes. Después de obtener su licenciatura en Biología en la Universidad de Guadalajara, regresó a su hogar en 1983 para iniciar el programa de preservación de tortugas marinas que todavía se mantiene en funcionamiento. Pero, Alejandro Peña nunca ha estado solo, ha sostenido una estrecha colaboración con Fundación Careyes, la Universidad de Yale, la UNAM, la Universidad de Guadalajara, la comunidad de Teopa y sus alrededores, estudiantes, voluntarios y colegas. Su investigación junto a la Dra. Theodora Pinou en anidación de tortugas marinas, la relación de la luna con la anidación y la salud de las tortugas marinas ha sido publicada en el Boletín del Museo de Historia Natural Peabody (Universidad de Yale) y en la Revista Herpetológica. Además, ha publicado numerosos artículos científicos por la colaboración que sostiene con el grupo ICAPO (Iniciativa Carey del Pacífico Oriental).
“Inicié en este campamento cuanto todavía estaba en la escuela, yo seguía siendo estudiante. Era un año muy crítico. Las tortugas estaban al borde de la extinción”, explica Alejandro Peña. “Las Universidades que tenían la carrera de biólogo a lo largo del pacífico, empezaron a hacer el programa de conservación de tortugas y fue así como empezamos nosotros a trabajar”.
Peña sigue gestionando la población local de tortugas marinas en Careyes y ofrece charlas de educación ambiental a los niños locales durante las excursiones de campo relacionadas con las tortugas y los océanos. En el primer año, solo se protegieron 10 nidos, y, hasta la fecha, se han protegido 30,619 nidos y liberado 2,155,401 crías de cuatro especies diferentes: Tortuga Golfina, Negra,Carey y Laúd, devolviéndolas a su hábitat natural.
“Tuvimos muy buena respuesta por parte de los inversionistas de la zona, especialmente de la familia Brignone, que nos apoyaron desde el principio con todo lo fundamental para empezar el programa”, explica Alejandro Peña, quien junto con la comunidad y sus colegas no dejaron de trabajar desde 1983 hasta la fecha. “Ahora es muy normal que protejamos más de 1,500 nidos y hemos tenido años en los que hemos protegido más de 2,000”.
Careyes es uno de los pocos lugares en la costa del Pacífico de México donde las tortugas carey, que generalmente prefieren las islas, vienen a anidar. En 1986, se estableció el Santuario de Tortugas Marinas Teopa, creando 37 hectáreas de hábitat protegido a nivel federal. Durante los últimos 10 años, han protegido un promedio de 1,800 nidos y liberado 130,946 crías por temporada. Tanto los lugareños como los visitantes son alentados a participar en la recolección de nidos y la liberación de crías, adquiriendo una perspectiva única y un mayor aprecio por una de las especies más antiguas que aún sobreviven en el mundo.
El campamento de Teopa fue el primer referente en términos de conservación de una especie de fauna en el Pacífico mexicano. Con los trabajos de este campamento se advirtió del peligro de extinción definitiva de la tortuga Carey, gracias a los trabajos que se hacen en este sitio no se ha extinguido la tortuga marina.
“La tortuga Carey es una especie sombría, pensábamos que ya estaban extintas, que ya no las íbamos a encontrar. Cuando empezaron los 2000, empezamos a encontrar nidos en Playa Rosa, en Playa Careyes y en Playa blanca”, explica Peña. “También hemos liberado una buena cantidad de crías de los nidos, hemos tenido años buenos y malos en porcentajes de eclosión, pero en su mayoría han sido buenas noticias”, dice el biólogo, quien ha procurado involucrar a la comunidad.
“Es muy importante. Para que sepan qué está sucediendo en un campamento tortuguero. Para que te encariñes, es muy importante saber todo lo que pasa con ellas, todo el esfuerzo que hacen para anidar, y después todos los peligros que sortean hasta que llegan a la edad de reproductoras. La conservación también consiste en proteger el hábitat donde anidan”, dice.
El Programa Nacional de Conservación de Tortugas Marinas
Durante 56 años, México ha implementado diversas acciones en pos de la conservación de las seis especies de tortugas marinas que habitan en su territorio, a través del Programa Nacional de Conservación de Tortugas Marinas (PNCTM). El objetivo primordial de este programa es fomentar la recuperación de las poblaciones de tortugas marinas en las costas mexicanas. Estas criaturas, además de poseer un carisma innegable, son consideradas como especies emblemáticas y actúan como centinelas del estado de salud de los ecosistemas marinos y costeros, desempeñando un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio de la estructura ecológica. También ostentan un valioso significado cultural entre las comunidades costeras y han sido un recurso importante en la economía local, proporcionando sustento a sus habitantes.
Sin embargo, a lo largo de su historia, las tortugas marinas han enfrentado significativas presiones que las han colocado en grave peligro de extinción. Por esta raz, México asumió un compromiso desde mediados de la década de los sesenta para protegerlas y garantizar su supervivencia. A pesar de que las tortugas marinas han habitado los mares del mundo por más de 100 millones de años, en la actualidad, se han visto afectadas por alarmantes disminuciones en sus poblaciones. De hecho, están clasificadas como especies en peligro de extinción según la NOM-O59-SEMARNAT-2010. Esta situación crítica ha sido ocasionada por diversas causas, como la pesca, la captura y el comercio ilegal de sus pieles, carne y huevos, la interacción con artes de pesca, la contaminación de los océanos, el cambio climático y otros factores.
El Programa Nacional de Conservación de Tortugas Marinas surgió en la década de los sesenta con el propósito de abordar la crítica situación que enfrentaban las diversas poblaciones de tortugas marinas que habitaban en las costas mexicanas. Esto se debía a la insostenibilidad de la pesca, que se extendió durante tres décadas, donde se cazaban tortugas adultas debido a la demanda de su piel, que en ciertos mercados llegó a reemplazar la piel de cocodrilo. Esta explotación descontrolada condujo al peligro de extinción de las poblaciones de tortugas marinas en las costas mexicanas.
México es reconocido como el “País de las Tortugas Marinas” debido a su rica diversidad y la abundancia de algunas de las colonias que anidan en ambas costas del país. Para proteger a estas especies, se han promulgado leyes que sancionan a quienes interfieran, dañen, maten o roben sus nidos. Además, se han establecido áreas naturales protegidas, incluyendo santuarios de gran relevancia para la anidación de tortugas, así como áreas de protección en diferentes categorías dentro de estas áreas naturales protegidas.
Las tortugas marinas, parte de un sistema vital que regula el planeta
Las tortugas marinas son un grupo de animales notables que han evolucionado durante un período de aproximadamente 110 millones de años. Son una especie altamente exitosa que ha sobrevivido a la extinción de los dinosaurios y ha colonizado todos los océanos de nuestro planeta. Los científicos consideran a estas tortugas como especies indicadoras, ya que el tamaño y la salud de sus poblaciones ofrecen una valiosa información sobre el estado general de los ecosistemas marinos y costeros.
Desde tiempos antiguos, las tortugas marinas han coexistido con los seres humanos en diversas regiones costeras del mundo, y muchas comunidades han dependido en gran medida de ellas para obtener alimento y otros recursos. Por ejemplo, el pueblo pómaro, de origen nahua y que reside en la costa de la sierra Madre del sur, ha recolectado huevos de tortuga durante las temporadas de reproducción, siempre procurando no dañar a los adultos, con la creencia de que así aseguraban su sustento.
Sin embargo, a pesar de la histórica relación entre las tortugas marinas y las poblaciones humanas, en la actualidad, el modelo moderno de civilización ha ejercido una presión significativa sobre este grupo de animales. Esta presión se ve agravada por la amplia distribución geográfica de las tortugas marinas, sus ciclos reproductivos, hábitos y características que las hacen altamente vulnerables en todas las etapas de su desarrollo, desde la depredación natural hasta la captura comercial, el saqueo de sus nidos y la explotación ilegal de los adultos. Estos factores antropogénicos son los principales responsables de la disminución de sus poblaciones.
Las tortugas marinas desempeñan roles ecológicos cruciales en diversos ecosistemas, como los arrecifes de coral y los pastos marinos, además de transportar energía entre el entorno marino y hábitats terrestres, como las playas de anidación y sus alrededores. Su desaparición podría tener graves consecuencias para otras especies de flora y fauna que dependen de las tortugas marinas y sus huevos para su supervivencia.
Fuente: es.wired.com