El mundo pierde hielo a un ritmo acelerado. Y México no es la excepción. De acuerdo con una alerta reciente de la UNAM, los glaciares que hace apenas 60 años cubrían las tres montañas más altas del país están a punto de desaparecer. Esto no solo representa una pérdida ambiental irreparable, sino que también pone en riesgo la disponibilidad futura de agua dulce.
El 70% del agua dulce del planeta se almacena en formaciones de hielo, su desaparición reduce las reservas naturales de este recurso vital y altera ecosistemas, ciclos hidrológicos y disponibilidad de agua para las poblaciones.
Los glaciares que México perdió y los que están por perderse
Popocatépetl: extinción total
En los años 60 aún conservaba glaciares, pero el calentamiento global y la actividad volcánica, especialmente la reactivación de 1994, aceleraron su desaparición. En 2025 no queda ningún glaciar en esta montaña.
Iztaccíhuatl: apenas un 10% de su hielo original
En los 60 tenía 12 masas de hielo permanentes que cubrían unas 120 hectáreas.
Hoy solo quedan fragmentos de tres glaciares, que ocupan 12 hectáreas, es decir, solo el 10% del hielo original.
Citlaltépetl (Pico de Orizaba): el más resistente, pero severamente dañado
En los 60 contaba con aprox. 204 hectáreas de hielo, para 2025 sobreviven apenas 37 hectáreas, equivalentes al 18% del total original.
¿Cómo se mide el retroceso glaciar?
- Estudios de campo
- Fotografías aéreas y satelitales
- Comparación de volumen y área a lo largo del tiempo
- Uso de drones y cartografía especializada
Las imágenes del Iztaccíhuatl entre 2002 y 2013 muestran una reducción drástica de sus neveros, evidenciando un retroceso continuo.
¿Qué leyes protegen a los glaciares en México?
La UNAM advierte que aún no existen leyes específicas para proteger a los glaciares del país.
Esto, pese a que su desaparición tendrá efectos directos en:
- Disponibilidad de agua en zonas altas
- Regulación térmica de ecosistemas
- Estabilidad de cuencas hidrográficas
- Biodiversidad endémica
¿Cómo te afecta la desaparición de los glaciares?
La pérdida acelerada de glaciares en México tiene consecuencias directas para la población. Al ser depósitos naturales de hielo su reducción implica que habrá menor disponibilidad de agua dulce en el futuro. Esto afecta especialmente a las comunidades cercanas a las montañas, que dependen del deshielo para mantener corrientes y manantiales.
La disminución de estas reservas también provoca mayor presión sobre otras fuentes, como acuíferos y presas, que deberán suplir la falta de agua proveniente del hielo. Además, el retroceso visible en montañas como el Iztaccíhuatl modifica profundamente los ecosistemas de alta montaña, que dependen del frío y la humedad que antes proveían los glaciares.
El calentamiento global es el factor que acelera la desaparición de estas masas de hielo, lo que contribuye a un entorno ambiental más inestable y a escenarios cada vez más críticos para la conservación de agua en México.
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¿Qué se puede hacer?
La UNAM concluye que la única forma de conservar lo poco que queda es frenar el calentamiento global, lo cual implica:
- Reducción urgente de emisiones
- Protección de áreas naturales
- Monitoreo y legislación especializada
- Educación ambiental desde edades tempranas
Fuente: unotv.com
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