Una nueva chicharra ‘francotiradora’ cautiva por sus colores
Las bromelia, unas flores tropicales originarias del continente americano, aportan pocos beneficios nutricionales a insectos como las chicharras. Al menos eso es lo que se pensaba hasta el año 2014, cuando un equipo de científicos sorprendió a una nueva especie de chicharra de ojos rojos alimentándose del interior de una roseta de bromelia al sureste de Brasil.
Ese nuevo insecto –al que denominaron Cavichiana bromelicola y al que agregaron a la tribu Cicadellini, comúnmente llamados ‘francotiradores’–, se convirtió en el primer caso conocido de chicharra que se alimenta en su hábitat natural de bromelias, con pobres aportes nutricionales. En ese momento fue un descubrimiento único en su tipo.
Sin embargo, años más tarde, científicos de la Universidad Federal de Río de Janeiro en Brasil hallaron otra especie de chicharra bromelícola mientras realizaban trabajos de campo en una zona montañosa del sureste de Brasil. La nueva especie, bautizada Cavichiana alpina, era aún más espectacular, según la describen ahora en la revista Zoologia.
Manchas espectaculares
Cavichiana alpina es ligeramente más grande que Cavichiana bromelicola, la primera chicharra de este tipo descubierta. Pero, sin duda, lo que más destaca de este nuevo insecto recién encontrado es su coloración.
Según señalan los científicos, en lugar de tener una gran mancha amarilla que contrasta con el dorso marrón oscuro o negro de la primera chicharra, la nueva ‘francotiradora’ luce una variado amalgama de color rojo y azul que cubre la mayor parte de su lado superior.
Otra de sus peculiaridades es que C. alpina habita en el Parque Nacional Itatiaia, al sureste de Brasil, donde se pueden encontrar altitudes superiores a 1.800 metros. Este hábitat montañoso permitió determinar el nombre de la especie, pero lo distingue de la chicharra descubierta en 2014, que vive originalmente en regiones de bajas altitudes cercanas al mar, aunque un registro la situó en un lugar a 1.250 metros.
Los investigadores sugieren que estas dos chicharras pudieron compartir un ancestro común que pudo estar ampliamente distribuido en el sureste y sur de Brasil. Sin embargo, la formación de las cadenas de montañas del sureste del país durante el Eoceno pudo provocar la separación y diversificación de estas dos especies.
Fuente: SINC