Una medusa rejuvenece y puede vivir para siempre. En sus genes está el secreto
Investigadores se han centrado en estudiar una especie de medusa miniatura, conocida científicamente como Turritopsis dohrnii. En un análisis detallado de su genoma, encontraron los genes que controlan ese proceso de rejuvenecimiento que les permite vivir eternamente. Los resultados fueron publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El curioso caso de Benjamin Button, una de las cintas más conocidas de drama, cuenta la historia de Benjamin Button, un hombre que rejuvenece a medida que pasan los años. ¿Se imagina poder rejuvenecer para vivir por más años? Una especie de medusa miniatura podría ser un Benjamin Button de la ciencia. ¿Por qué? (Lea: Video: así es la medusa “inusual” que hallaron en las costas de Papúa Nueva Guinea)
Esta especie de medusa, conocida científicamente como Turritopsis dohrnii, es tan pequeña que tiene el tamaño de una lenteja y habita las aguas del mar Mediterráneo. Pero, lo que hace particular a esta especie es que cuando son adultos y sus cuerpos están dañados, tienen la capacidad de retroceder el tiempo y regresar a su faceta juvenil.
¿Cómo lo hacen? Se despojan de aquellas extremidades que ya no se les es útil y se transforman en pólipos, capaces de adherirse a las rocas o plantas. Y, con el tiempo, la medusa brota de ese pólipo rejuvenecido. Sin embargo, esta característica no hace a las medusas inmortales, pues siguen siendo vulnerables ante los depredadores o las lesiones. A lo que sobreviven es a la vejez.
Para comprender bien cómo funciona esta particularidad, un grupo de investigadores se dio a la tarea de analizar detalladamente su genoma. El objetivo era descubrir cuál era ese gen que controlaba el proceso de rejuvenecimiento. Se centraron en aquellos que estaban activos en los diferentes ciclos de la vida.
Sin embargo, se enfrentaban a una barrera. Recolectar la cantidad de ejemplares para este estudio era una ardua labor. Solo Shin Kubota, científico de la Universidad de Kyoto (Japón), ha logrado preservar una colección de Turritopsis dohrnii. Entonces, los investigadores de este nuevo estudio buscaron otra alternativa. Viajaron hasta una costa Italia, se sumergieron y recolectaron medusas silvestres. (Puede leer: Video: ¿qué era la “medusa espacial” que apareció en el cielo de Florida?)
Los ejemplares de Turritopsis dohrnii después fueron llevados hasta un laboratorio para secuenciar sus genomas. Sus hallazgos mostraron que estas medusas tenían copias adicionales de ciertos genes, dando pistas de que allí podría estar el secreto de su rejuvenecimiento. “Varios de estos genes duplicados entre ellos, incluían algunos que protegen y reparan el ADN de las medusas. El ADN a menudo se deteriora con la edad en los animales”, reseñan los resultados publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Con el objetivo de poner a prueba la hipótesis que habían planteado, los investigadores sometieron a las medusas que tenían en los laboratorios a episodios de estrés, como por ejemplo, aguantar hambre. Poco a poco, las medusas se iban encogiendo transformándose en pequeñas bolas, luego brotaban los pólipos y, finalmente, empezaban a rehacerse sus cuerpos adultos.
Los investigadores fueron congelando los genes que usaban en cada fase de su desarrollo., para después extraer el ARNm y así tener un registro más claro de cuáles eran los que se estaban utilizando activamente para producir proteínas. Encontraron que en la fase adulta estos genes estaban activos o se presentaban en un nivel más alto, pero cuando comenzaban su proceso de descenso y regreso a los pólipos, estos se volvían mucho más escasos y sus proteínas alcanzaban niveles más bajos. (Le puede interesar: Los ajolotes podrían dar pistas sobre la regeneración del cerebro, ¿por qué?)
María Pascual-Torner, científica de la Universidad de Oviedo en España y una de las autoras principales de este estudio, le explicó al New York Times que los genes que “están relacionados con la pluripotencia, que es la capacidad de una célula para crecer en una variedad de formas completamente desarrolladas, hicieron lo contrario. Estaban tranquilos en su forma adulta, pero entraron en acción cuando una medusa descompuso su cuerpo y comenzó a reconstruirlo. Los genes de pluripotencia luego volvieron a la inactividad cuando se completó el proceso”.
Pascual-Torner sugirió que lo que demuestran estos resultados es que el ADN que generalmente está almacenado en estas medusas va saliendo durante su proceso de transformación. Y, en cuanto a los genes que están relacionados con la pluripotencia, se aceleran.
Fuente: elespectador.com