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Una avispa parásita sierra el cuerpo de su huésped para salir

Durante más de 30 años, el Museo de Historia Natural de Londres ha almacenado en sus colecciones unos especímenes de avispa parasitoide descubierta en Costa Rica. Los ejemplares, recolectados en 1985 en el país centroamericano, fueron más tarde trasladados al Museo Frost de Entomología en el Estado de Pensilvania (EEUU) para su análisis.

Aunque el diminuto insecto nunca se ha observado en la naturaleza, el estudio, publicado en el Biodiversity Data Journal, ha permitido observar su morfología y clasificarlo como una nueva especie de avispa parásita, a la que han denominado Dendrocerus scutellaris.

Estos parásitos, cuyas larvas se alimentan de un insecto huésped vivo, pueden operar de dos modos diferentes: poniendo sus huevos sobre el insecto para que las larvas se adhieran y coman desde el exterior; o bien poniendo sus huevos en el interior del huésped para que lo ingieran desde dentro hacia fuera.

Dendrocerus scutellaris pertenece al segundo tipo, según el equipo estadounidense. Sus larvas se desarrollan y maduran sin ser molestadas en un lugar seguro: el interior del insecto huésped.

Pero contrariamente al resto de parásitos endoparasitoides, cuyas larvas ya adultas mastican con afiladas mandíbulas el cuerpo de su víctima y la matan al emerger, esta avispa se sirve de una serie de dientes que tiene sobre su espalda para salir. La nueva especie los frota contra el huésped usándolos como sierra para abrir su cuerpo, como si de una película de terror se tratara. Una vez fuera, se aleja volando para buscar pareja y continúa su ciclo vital.

“Dependiendo del hospedador que parasitan, los parasitoides pueden beneficiar a la agricultura controlando insectos como los pulgones que dañan los cultivos”, concluyen los autores de la investigación, quienes señalan que esta avispa es inofensiva para los humanos.

Fuente: noticiasdelaciencia.com